Era una excusa, despierta con una poderosa erección

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Cada mañana despierta con una poderosa erección, sentir el pene duro, a punto de explotar, aprisionado entre su laxado cuerpo y el mullido colchón de la cama aviva su libido y estimula sus carnales apetitos. Roberto de inmediato salta del lecho, su esposa siente el brusco movimiento e igualmente despierta, al verlo con su “herramienta” lista para la acción extiende toda su humanidad, brazos y piernas se flexionan o estiran, los músculos reinician sus movimientos, retira la sabana y descubre su cuerpo, muestra su armonía e intención animal, Roció esta dispuesta y lo expresa. El, tiene otro propósito, quiere evitar hacerlo con ella, a pesar de ser una mujer atractiva, joven e intensa en las artes de la copulación busca alguna excusa y aduce con naturalidad que le disgusta copular a esa hora, las diferentes cremas o productos de belleza que utiliza ella al acostarse, persisten en su cuerpo al despertar, dice sentir desagrado al saborear los residuos de las cremas sobre su rostro, senos o vientre. Rocío ofrece ducharse en contados segundos pero él replica que debe salir sin demora, la joven mujer acepta amorosamente y compromete a su esposo hacerlo en la noche cuando regrese.

Es una excusa, Roberto disfruta de una lujuriosa aventura sexual con una vecina y hoy acordó verla, dos o tres veces a la semana se reúnen furtivamente, muy temprano, tienen relaciones para luego continuar con su habitual rutina. Todo empezó hace dos semanas, se mudó a escasas tres puertas de su domicilio una morena, alta y hermosa, color ébano, facciones finas y excelente cuerpo, como esculpido para fornicar. Senos grandes, firmes y desvergonzados, el escote que suele usar los destaca, esos prominentes pechos parecieran desafiar a quién se cruce con ella, diminuta cintura acompaña una exquisita cadera que enmarca dos soberbias nalgas, redondas, duras y prominentes, los pantalones ajustados que estila usar permite resaltar un magnífico trasero que derrocha lisura así como largas y estilizadas piernas, es de rostro fino y mirada angelical, solo queda mencionar el encanto que irradia por su personalidad, es amistosa, elegante, educada pero sobre todo “sexy”, por si fuera poco, en la cama inagotable.

La observó por vez primera cuando se mudaba, ese mismo día, un poco mas tarde cruzaron sus miradas en el autoservicio de la vecindad, Roberto le obsequio una sonrisa y fue retribuido con un coqueto mohín, la simpatía era reciproca, otra vez se encontraron a la salida del establecimiento comercial, él se acerca, con suma galantería, halaga su belleza, afirma estar encantado por esta nueva vecina, procura saber su nombre y ofrece llevarla en su automóvil. Todo lo hizo tan rápido que Marilú, así se llamaba esta preciosa morena de treinta y cinco años, solo pudo ceder ante los requerimientos de Roberto, además el atractivo y atlético hombre que tenía enfrente le gusto desde el momento que se vieron, el espíritu ardiente y latino de esta hembra se enciende cuando la corteja un astuto seductor.

El culto al cuerpo de Roberto es casi místico, dedica de tres a cinco horas por día a mantener y mejorar cada recodo de su organismo, es conciente que el gimnasio es una pasión que ocasionalmente lo premia con aventuras como esta, las cuatro décadas que lleva sobre los hombros junto al espléndido cuerpo que construyo en varios años le da algunas ventajas. Camino a su vecindario conversan en el auto, ella siente la “química” que existe entre ambos, congeniaron con mucha rapidez, tienen una conversación alegre, amena y comparten puntos de vista en los temas tratados, conforme avanzan Marilú corrobora que sus ideas y pensamientos se fusionan, le gusta este hombre y rechaza perderlo.

Al llegar ella ofrece mostrarle su nueva casa, apenas ingresan lo toma de la mano, acerca sus cuerpos y rodea con sus brazos a este macho que tanta atracción le causó, Roberto de inmediato entiende las intenciones de Marilú, empieza a besarla con sutileza, al mismo tiempo con sus manos empieza a recorrer su cuerpo, baja por el torso, la toma con las dos manos por la cintura, ajusta y acerca los dos cuerpos, está sintiendo la erección de su miembro y quiere que Marilú lo perciba, ella acepta el acercamiento, cuando siente el pene de Roberto que empuja y trata de salir, profiere un suspiro, por estar besándose, la espiración se ahoga en la boca de Roberto, él sigue utilizando sus manos, con las palmas abiertas delinea sus nalgas, las envuelve y aprieta con ímpetu, usando las nalgas como sostén levanta el cuerpo de Marilú, ella siente con mas presión el pene de Roberto, deja de besarlo y entierra su cara en el varonil cuello de su casual pareja, entre gemidos, lamidas y exhalaciones laxa su cuerpo y se separa un poco, él se complace cuando observa la respingada nariz de Marilú resoplando, sus ojos entreabiertos con expresión de lujuria y una voz sensual que suavemente le pide ir al dormitorio, Roberto sonríe y se deja llevar en silencio, con una delicada sonrisa dibujada en su rostro ella se disculpa por el desorden de la mudanza, lo lleva tomado de la mano, va delante, en puntas de pie con agilidad y estilo se contonea, el siente que esta mujer es un volcán y se deja llevar.

Saca algunas cajas y ropa puesta sobre la cama, deja espacio libre y ofrece desvestirse, él mira con lasciva curiosidad y guarda silencio. Marilú desabotona la blusa y la retira abriendo los brazos, cuando suelta el broche del sostén surgen dos espléndidos senos que impulsan a Roberto a tocarlos, se acerca y estira sus manos, ella agradece con un besito volado que traslada en las yemas de sus dedos, Roberto recibe con las manos estos tremendos pechos, los lleva hacia su boca y saliva dos pezones oscuros, grandes y erectos, luego recorre con la boca la inmensidad de estas suculentas tetas, se deleita por un rato, ella goza y disfruta tomando la cabeza de Roberto siguiendo sus meneos, él baja su cara hasta el vientre y juguetea un momento con el ombligo, usa la punta de la lengua mientras sus manos bajan el pantalón de Marilú, ella recostada en la cama se recrea con movimientos delicados ayudando a retirar el pantalón. Un momento después ella se sienta, detiene a Roberto y comienza a desvestirlo, le saca la camisa, sigue con su pantalón y termina con el “boxer”, es la primera oportunidad de mirar desnudo a este macho que la estrena el primer día con nuevo domicilio, quiere tocar el enorme pene de este hombre, se sorprende por lo bello que es su cuerpo, musculoso, sin grasa, alto y bronceado pero de inmediato retoma la iniciativa, se zambulle entre sus piernas, su lengua besa los muslos velludos de Roberto mientras sus manos le oprimen la verga, luego su boca llega hasta el pene y empieza una mamada increíble empieza por el glande, termina en el escroto, vuelve a subir y repite lo hecho, varias veces, acto seguido lo introduce en su boca, se lo traga completo, metiendo y sacando la boca y jugando con la lengua continua por un rato atendiendo este durísimo pene, disfruta la chupada, golpea su mejilla con el, masturba a Roberto, es una fiera que no para, Roberto solo reposa gozando en la cama, la mira y siente la necesidad de penetrarla, esta muy arrecho y quiere sentir a esta morena cabalgando sobre él, toma su cabeza y le indica que se monte sobre el, de inmediato acepta, se levanta, pone sus rodillas a cada lado de la cintura de Roberto y acomoda el pene para metérselo, entra con mucha facilidad, esta totalmente lubricada por los fluidos que ya segregó, sentir este tremendo pene dentro de ella la hizo gozar con lujuria y muchas expresiones de placer invadieron el dormitorio.

Ella pedía más y Roberto no desatendía su solicitud. Pasaban los minutos y ninguno de los dos se rendía, ella exigía y Roberto no paraba, cambiaron de posición, ella se puso en la del perrito y él por atrás la penetró, estuvieron un rato hasta que ella le pidió casi con clemencia se lo haga por el ano, Roberto con su mano humedecida lubrico el redondo y hambriento orificio, introdujo la punta primero y luego de un solo empujón arrimo el resto, un grito de placer que pudo escucharse hasta la calle invadió el ambiente, estaban calientes a mas no poder y en un vaivén copulatorio espectacular, con el pene en su ojete Marilú siente que se le viene el orgasmo, lo comunica entre gemidos y gritos a Roberto que también estaba por eyacular, no quieren terminar aún, cambian otra vez de posición, ella se echa en la cama y el levanta sus piernas hacia sus hombros, cruza los pies de ella arriba y tomando con una mano sus pies la penetra, se reinicia el movimiento, oscilación y sacudidas, juntos se complacen, un momento después entre gemidos, suspiros y espasmos coordinados ambos se vacían juntos. Esa fue la primera experiencia, la que repiten cada dos o tres días por mutuo acuerdo, en la cama se sienten muy bien, ambos disfrutan mucho y lo comentan entre ellos, pareciera que encontraron su otra mitad ideal para tener sexo.

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