El pene misterioso termino dentro de mi culo

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Hola mi nombre es Raúl, soy un chico de 31 años, mido 1.80 mts, mi piel es blanca un tanto lampiña, mis músculos por el ejercicio diario que hago, se marcan de manera clara en mis brazos, abdomen, piernas y espalda; estudie administración de empresas en la Universidad. Soy un tipo que siempre se a jactado de ser un mujeriego desenfrenado hasta que un día me di cuenta de mi realidad sexual en un abrir y cerrar de ojos y es lo que les quiero contar de cómo fue la primera vez frente a frente un gran pene y yo.

Una tarde, de mis días de universitario, fui invitado por un grupo de compañeros a la fiesta de cumpleaños del profesor Garduño que impartía la clase de economía. La fiesta seria en un nuevo centro nocturno llamado el Alacrán, seleccionado por el invitado, el lugar tenía una semana que había abierto sus puertas al público, así que no estaba muy familiarizado con el giro del lugar.

Este profesor tenia la característica de ser muy amigable, le gustaba mucho compartir sus experiencias profesionales con sus alumnos, dentro y fuera de la universidad, además que era un hombre ya maduro de aproximadamente 52 años, con un rostro que marcaba muchas señas de que la vida no se le había presentado nada fácil, su mirada era firme pero en el fondo se podía distinguir su franqueza, su manera de vestir siempre era impecable, le gustaba mucho usar ropa holgada, la cual no dejaba distinguir su cuerpo.

Bueno, acepté la invitación y acudí a la cita esa noche, al llegar al lugar ya se encontraban en la puerta de entrada Luís y Roberto compañeros de mi clase, los dos grandes amigos míos. Pagamos nuestro boleto y entramos al lugar, se nos hizo muy raro que ya dentro del lugar no logramos ver a ninguna chica, tal vez por lo oscuro ya que las luces eran muy bajas, pero no nos preocupamos tanto debido a que aún era muy temprano, así que nos acomodamos rápido en una de las mejores mesas del lugar, la cual se encontraba al frente de una gran pantalla donde proyectaban videos de los grupos de rock de moda.

De pronto, casi morimos del susto, cuando se nos aproximo uno de los meseros del lugar, el cual solo vestía un pequeño moño negro en el cuello y una diminuta tanga del mismo color que solo alcanzaba para cubrir una gran verga, que aun y cuando la tanga la cubría perfectamente no alcanzaba a tapar por completo sus grandes testículos.

Los tres lo contemplamos al mesero boquiabiertos por unos segundos, a mí me parecieron horas por la gran sorpresa que nos dio, en ese tiempo no pude dejar de darme cuenta que de su verga de buen tamaño, tenia un envidiable bronceado en todo su cuerpo y sin un solo pelo, su cara la de un varón juvenil sonriente que denotaba gusto por su trabajo. El mesero rompió el silencio provocado por nuestro asombro, preguntándonos que queríamos tomar, el primero en contestar fue Luís pidiendo una cerveza, después un poco tartamudo Roberto pidió un vodka y yo pedí otra cerveza. Al retirarse el apuesto mesero los tres nos contemplamos y antes de que dijéramos algo, nos soltamos riendo a carcajadas más que de nervios que por lo que habíamos presenciado.

De pronto a mis espaldas apareció el maestro Garduño, Luís y Roberto al verlo inmediatamente se pusieron de pie para felicitarlo por su cumpleaños. Al ver a Luís que le estaba dando su abrazo, me puse de pie para esperar mi turno y poder felicitarlo. El profesor Garduño venia vestido con ropa ligera, era la primera vez que lo veía con ropa informal, que por cierto con esa ropa no aparentaba la edad que tenia, mas bien se veía como un joven esbelto universitario. Llego mi turno para darle su felicitación lo abrace con entusiasmo con un fuerte apretón en la espalda.

No sé si fue mi imaginación en ese momento o la extraña emoción que me causo el mesero, pero claramente sentí como el profesor Garduño, hizo que su verga chocara contra la mía, solo que la de él, que la sentí entre la ropa se encontraba dura como una varilla de acero, mientras que la mía se encontraba en reposo. No puedo decir cuanto duro el abrazo ni tampoco explicar la rara y nueva sensación que estaba sintiendo pero de lo que sí estoy seguro es que me guiño el ojo al soltarlo.

Los cuatro tomamos asiento en la mesa y nos pusimos a platicar de muchas cosas, hasta que llego nuevamente el mesero con nuestras bebidas, el profesor Garduño saludo con mucha familiaridad al mesero parándose de su silla, para recibir otro abrazo, pero este del mesero, los tres observamos como se entrelazaban en un fuerte abrazo. Como entre broma y broma el profesor estiro su mano hasta las pompas del mesero y les dio un buen apretón, se soltaron después de que el mesero le pregunto que era lo que quería tomar.

Para ese entonces yo me encontraba muy perturbado por las nuevas sensaciones que estaba sintiendo, no podía ser posible que lo que había presenciado y sentido me estaría excitando tanto, así que decidí ir al baño para refrescarme, al de pie tuve que disimular con mis manos la pequeña erección que se distinguía dentro de mi pantalón, al ir en camino al baño, ya mis ojos se habían acostumbrado a la oscuridad del lugar y en mi recorrido pude observar que en las paredes del lugar habían colgadas fotos de chicos completamente desnudos todos ellos muy atléticos, también observa que había varios hombres bailando abrazados en el centro de una pequeña pista de baile ubicada en un rincón del centro nocturno, pero lo que me causo mas asombro es que solo había un baño en todo el lugar y no había ninguna chica esperando turno, tuve que recorrer con la mirada todo el lugar para comprobar que no hubiera un baño para las chicas y que ahí estuvieran todas, pero no vi nada, así que continúe mi camino tratando de hilar los hechos que estaban pasando por mi cabeza.

Entre al baño y me encerré en un privado y me senté en el inodoro, para controlar mis nervios y poner en orden mi cabeza, no comprendía que estaba pasando ni a que lugar me habían invitado, pero no dejaba de pensar en el mesero y en el profesor Garduño. Por unos minutos cerré los ojos completamente. Hasta que escuche un ruido provocado por el dispositivo que surte de papel higiénico a mi privado colgado en una de las paredes, precia que alguien lo intentaba empujar desde el privado de a lado, mire con detenimiento para saber claramente que era lo que estaba pasando y fue cuando me di cuenta que el dispositivo estaba siendo empujado por un gran pene, muy grueso y como de 25 centímetros de largo, me quede congelado observando el gran pene como empujaba como un gusano intentando perforar una manzana queriendo abrir camino al interior de ella, lo contemple en silencio, hasta que de un fuerte empujón el gran pene desprendo de la pared el aparato.

Vi como entraba y salía por un agujero que parecía que estaba hecho especialmente para introducir penes desde el otro privado. Intente preguntar en voz alta, que quien era el gracioso pero nadie me contesto. Tuve el impulso de salir corriendo del lugar, pero algo muy dentro de mi impidió que lo hiciera provocando que me quedara en privado para investigar cuales eran las intenciones del gran pene que se asomaba por la pared.

A falta de respuesta a mis preguntas, tomarlo con una mano y darle un fuerte jalón para que contestara el dueño del gran pene, pero para mi sorpresa nadie contesto lo único que logre es que entre mis manos creciera aun más, yo calculo que logro tomar un tamaño de 27 centímetros y a duras penas lo alcanzaba abarcar con la palma de mi mano, también logre con el jalón que los testículos rebasaran el agujero y que los líquidos preseminales se derramaran sobre mi mano.

No lo podía creer… yo todo un macho me encontraba en un baño encerrado en un privado con una verga entre mis manos y sintiendo una gran excitación inexplicable. La verga misteriosa que ya se exhibía con toda su grandeza, se empezó a mover de atrás para adelante entre mis manos, como que exigía que los movimientos los debía de hacer yo con mis manos, yo no sé que me impulso a acatar la orden del mudo pene; Pero decidí complacerlo, pensé quien se podrá dar cuenta, mi integridad de macho no se vería afectada y así satisfacer mi curiosidad.

Apreté la verga con mi mano derecha y con la otra los testículos y empecé el masaje en forma torpe de atrás para adelante, poco a poco fui tomando confianza y mis movimientos fueron mas sincronizados para poder abarcar el gran pene y testículos a la vez, vi claramente como la boca de la verga se abría como intentando decirme algo, a la vez empezó a escupir una gran cantidad de líquidos transparentes que desprendían un olor a macho que en mi vida había apreciado tan de cerca. Quite la mano de los testículos y a una sola mano me saque mi verga, que ya se encontraba totalmente parada, la mía no era tan grande como la que se me presentaba en mis narices pero si tenia lo suficiente para hacer a cualquiera feliz, me empecé a masturbar de manera simultanea. De pronto la cabeza de la verga misteriosa se inflo y enrojeció como una ciruela, pensé que estaba a punto de estallar fue por eso que apresure mis movimientos para llegar al final, pero de un movimiento brusco el gran pene se salió del agujero. A lo cual yo reclame con golpes en la pared, exigiendo que regresara para terminar mi trabajo, pero no regreso sino hasta un par de minutos después yo lo recibí con las dos manos y al ver la boquita de la verga que seguía escupiendo líquidos, no sé que paso pero saque mi lengua y de una sola lamida le limpio toda la cabeza, que se encontraba cubierta por los líquidos, el sabor de los líquidos invadieron toda mi boca, era una deliciosa miel salada que recibí y trague con placer.

Seguí masturbando la verga con fuerza para exprimirla y conseguir que escupiera mas líquidos pero no tuve suerte, en mi desesperación me acerqué para poner mi lengua en la entrada de su boquita como suplicando que depositara mas mieles pero no soltó nada. Fue hasta que abrí mi boca y coloque la cabeza de esa rica verga hasta mi garganta, no detuve los movimientos de mis manos y empecé a succionar, pasando continuamente mi Lengua por el agujero en espera de las mieles de su interior. Pero en lugar de eso recibí algo mucho mejor 3 trallazos de leche caliente inundaron mi boca y garganta casi me ahogo, tanta fue la leche que arrojo que se desbordaba por la orilla de mis labios, fue difícil tragar tan rápido tanta leche pero lo logre. Pasada la primera etapa y con mi boca un poca mas despejada seguí succionando con mas fuerza para conseguir dos correazos mas de esa leche maravillosa que tanto había complacido a mi paladar, uno de ellos fue directo a mi garganta y uno mas que me salpico toda la cara al sacarla de mi boca para tomar aire. Pase la lengua por todo su talle, con mis manos exprimí hasta la última gota de semen para juntarlo con mi boca y tragármelo. Al terminar de lamer toda la leche yo me encontraba ya tan excitado que no fue necesario que yo me masturbara, con la pura excitación que provoco el sentir por primera vez el elixir de un hombre, pude terminar, mi verga escurría mi propia leche, la cual con mis manos la juntaba y me llevaba a mi lengua para después tragarlos, no podía creer que algo que yo creía exclusivo de las mujeres me fuera a traer tanto placer

El gran pene, al empezar a perder su tamaño fue retirado sin que yo me diera cuenta, ya que yo me encontraba con los ojos cerrados y empujando con mis dedos hasta mi boca, la leche que había quedado embarrada en mi cara y en mi verga. Solo escuche como se abría y cerraba la puerta del privado de a lado y unos paso presurosos que salían del baño.

Yo me apresure en abrochar mi pantalón si salir tras el dueño de tan exquisita verga, pero fue inútil, se perdió entre la gente que llenaba el lugar. Regrese al baño para mirarme en el espejo y comprobar que no hubiera quedado ningún rastro de semen en mi rostro no me fueran a descubrir Luís, Roberto y el Profesor, salí del baño y mientras caminaba rumbo a mi mesa iba tratando de pensar quien había sido mi benefactor que había hecho que yo en un abrir y cerrar de ojos descubriera mi verdadera vocación… La de lamer, succionar y tragar leche de vergas.

Al llegar a mi mesa, ninguno de mis tres compañeros se encontraba en ella, por un momento pensé que el dueño del gran pene podría ser cualquiera de los tres, pero no quise pensar mal. El primero en llegar a la mesa fue Luís al cual le pregunte que en donde se encontraba el profesor y Raúl, contestando que no sabia. Nos pusimos a platicar sobre la sorpresa que nos llevamos los dos al darnos cuenta que estábamos en un centro nocturno exclusivo para hombres y que a ninguno de los dos nos desagrado encontrarnos ahí, de hecho dijo Luís, que se estaba divirtiendo. Luís como yo siempre nos habíamos caracterizado por heterosexuales pero esa noche yo había comprobado que uno de los dos ya nunca más lo seria.

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