Dedicado a una desconocida que me roba los sueños
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Permítanme que en este relato mezcle fantasía y realidad. Supongo que no me conocerán ya que sólo tengo una historia publicada en esta web, pero espero que les guste lo que voy a contar. Tengo 36 años, soy del noroeste de España (mi nick es lo suficientemente significativo) y, según les conté en mi anterior relato, después de 14 años de casado, en la actualidad mantengo una relación paralela con otra mujer casada. El morbo, sin embargo, hace que siempre esté en la cuerda floja y no sea ésta mi única tentación. Siempre que puedo entro a leer los relatos de esta página, ya que me paso un buen rato con ellos.
Hoy, sin embargo, entré en el chat de esta misma página. Al principio pensé que sería muy aburrido, porque allí no había nadie, por lo que navegaba en Internet por otro tipo de páginas y cada poco tiempo miraba la del chat para ver si llegaba alguien. En un momento dado, entró un nick no demasiado sugerente, pero sí significativo de que se trataba de una mujer. La saludé y ella me correspondió. Desde el primer momento, me sorprendió su desparpajo y enseguida empezamos a hablar de sexo. Nos contamos lo mucho que nos excitaban leer algunos de los relatos de esta página y cuáles eran nuestros gustos y preferencias sexuales.
A los dos nos encanta el sexo oral y ella opina que con otra mujer debe ser divino, porque ellas sí que saben tocar donde más excitan. A su vez, yo le comenté lo bien que dice mi amante que lo hago y lo que me gusta a mi sentir el sabor húmedo del sexo de una mujer en mis labios. Creo que los dos nos estábamos empezando a sentir excitados, pero la conversación no duró mucho, ya que mi ordenador falló y en cuanto lo reinicié y volví a entrar en PeruCaliente.com, ella ya no estaba.
Me quedé con la miel en los labios, con una extraña excitación y con la obligación moral de contarle una historia que espero que excite tanto a esta mujer del sur como a todos la que la lean.
Entre las cosas que quería haber dicho a mi recién conocida amiga es que mañana volveré a ver a mi amante. Nos hemos citado en un bonito motel de una ciudad y tengo en mente hacerle pasar un buen momento de sexo. Cuando la tenga desnuda delante de mí, tengo pensado vendarle los ojos y atarle las manos al cabecero de la cama. Sé que estos juegos le encantan y no puedo dejar de imaginarme como su excitación irá en aumento a medida que sienta mis labios por su cuello, besar sus labios e ir acariciando suavemente su piel, mientras mi boca baja por sus pezones, sintiendo como se van poniendo duros en mi boca. Cuando deje de chupar, me levantaré y la dejaré allí acostada un ratito, preguntándose cuál será mi sorpresa. Yo simplemente abriré la nevera y cogeré unos cubitos de hielo del congelador. Los meteré en mi boca, le acercaré mi polla a su boca, pero no dejaré que me la chupe, sólo pasearé mi glande por sus labios, para seguidamente, apartarme e ir mojando con mi boca, fría por el hielo, su canalillo, su vientre, pasando de largo su pubis para bajar por el interior de su muslos hacia las rodillas, luego, despacito, volvería a subir hacia su rajita, sintiendo como arquea su espalda y eleva su pubis para que mi lengua entre en lo más hondo de su sexo.
Yo me limitaré a darle un casto beso en su sexo, acercarle mi aliento, para que lo sienta muy cerca de ella y apartarme de nuevo. Ella me suplicará que le de su ración de sexo oral, su excitación irá en aumento y me imagino abriendo la puerta de la habitación a mi nueva amiga del chat.
La veo como entra silenciosamente, totalmente desnuda, hermosa. Le muestro el sexo depilado de mi amante y le invito a probar el delicioso sabor de su sexo. Al hundir su cara en ella, mi nueva Nena, eleva su pompis y yo, sentado en una silla frente al pie de la cama, observo la escena, acariciando mi polla. A juzgar de cómo jadea y suspira mi amante, la nena no debe hacerle nada mal el sexo oral y entre sus piernas abiertas veo como su lengua entra y sale de la vagina húmeda de mi chica, rozando su clítoris, bajando hacia su culo y volviendo a subir.
Mi amante jadea, bendice mi nombre, sin suponer que yo, en esos momentos, sólo me limito a ser espectador de un espectáculo que ni ella misma puede imaginar. Con la lengua de la nena dentro de su coño, mi amante alcanza su primer orgasmo, chilla como nunca la he oído gritar y debo parar de menearme la polla, porque todavía no me quiero correr y con ese espectáculo, no me ha faltado mucho, la verdad.
Dejo que mi amante se recupere unos minutos, le unto con nata su hermoso chochito. Ella pregunta que hago, no se lo digo. La nena, que se mantuvo en todo momento sin emitir el más mínimo ruido para no delatarse, me mira con cara de vicio y le invito a que se coma toda la nata del cuerpo de mi amante. Los gemidos vuelven a ser patentes en la habitación, atada a la cama, mi amante se revuelve, se estremece y dice que va a morir de placer. La escena me excita sobre manera y mientras la nena del chat le chupa frenéticamente el coño a mi amante, yo me coloco debajo de ella, con mis labios en su cuidado chochito y empiezo también a chuparla.
Los tres empezamos a jadear, a gemir y mi amante se da cuenta de que hay algo extraño. Me pregunta si hay alguien más con nosotros y yo me limito a pedirle que disfrute. “Mmmmm…, no sé que está pasando, pero estás logrando que me muera de placer”, me responde.
Más tranquilo, al saber que acepta la situación, me limito a chupar más intensamente el coño de la nena, logrando que llegue a su primer orgasmo. Su sabor es cálido, distinto, pero muy excitante y mi boca se traga hasta la última gota de su intenso flujo. Ella acaricia ahora con su mano a mi amante, le mete un dedo, mientras su boca sube por su vientre, llega a sus pezones.
– Me vas a matar de placer, desátame, te lo suplico.
Ninguno de los dos lo hacemos, pero en un movimiento las dos mujeres rozan su pecho y mi amante sorprendida se da cuenta de que es otra mujer la que está con nosotros.
– Jajaja, que morro tienes, ¿así qué te lo estás montando con las dos, no?.
Todos nos reímos de la ocurrencia de mi amante, pero le recordamos que hace poco reconocía que se estaba muriendo de placer, por lo que aquello no había hecho nada más que empezar.
Nena, si la historia te gusta, házmelo saber y la continuamos escribiendo los dos juntos…
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