Lo que no me imaginaba esa noche
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Hace poco tiempo relativamente, que me divorcié. Sencillamente por consentimiento mutuo, tan es así que mi ex y yo se puede decir que tenemos una excelente amistad, solo que ya francamente no nos soportábamos. Por lo que vivo solo desde hace algún tiempo, como soy comerciante, abro y cierro mi negocio, cuando se me antoja, cosa que por lo general hago bastante tarde, y luego me voy a caminar un rato, me tomo unas cervezas, hasta que se me da la gana de ir al apartamento que tengo tras el negocio.
En una de esas caminatas, ya cuando estaba por entrar a mi apartamento, observo lo que de primera impresión me pareció una joven escondida tras unos barriles que uso para recoger la basura, minutos antes había visto unas cuantas patrullas de esas que llaman perreras, por lo que pensé que estaban practicando una redada por el área, cosa rara que suceda por donde yo vivo, ya que aunque mi negocio es de suplir herramientas de construcción se encuentra ubicado en una zona comercial y residencial buena. La chica al verme trató de ocultarse, yo de todas maneras como seguro mató a confianza, me llevé la mano a la cintura donde porto por lo general mi pistola.
Para subir a mi apartamento, tengo que pasar frente a los pipotes de basura, antes de hacerlo, le dije a la persona que se ocultaba, que saliera con las manos en alto. Casi de inmediato, salió tras los barriles una hermosa chica con sus brazos en alto, un poco más alta que yo, de abundante cabellera rubia, aunque de color de piel morena aceitunada, delgada, con muy buenas curvas, vestida con una pequeña mini falda de color negro, y una pequeña chaquetilla roja que apenas y le cubría sus esplendorosos y grandes senos, y dejaba su plano vientre y su lindo ombligo adornado con un arito de plata ante mis ojos. De uno de sus brazos colgaba una pequeña cartera pequeña, de color plateada. Al terminar de ponerse de pie al lado de los barriles de basura, la luz que ilumina la entrada de las escaleras de mi apartamento le dio en el rostro, sencillamente bella, fue lo que pensé, tratándose de una caminadora, o mejor dicho de una puta.
Al terminar de levantarse, lo primero que me pidió fue que no la entregase a la policía, que ella nada más se ocultaba para que no la llevasen presa, casi hasta llorando me pedía que la dejase ir, y volvía a repetirme que nada más se ocultaba, que no pensaba hacerme nada. Cuando la escuche hablar de verdad se me partió el corazón, ya que en ocasiones por la prensa y por boca de más de un policía, me he enterado de las cosas que pasan esas muchachas, cuando llegan a ser arrestadas, aparte de obligarlas a quitarse toda la ropa, en ocasiones las violan y hasta las ultrajan más de un uniformado. Sin soltar mi arma, caminé hasta la entrada de las escaleras, viéndola detalladamente de arriba a bajo, le pregunté que estaba haciendo, y me vino con el cuento de que era estudiante, y se encontraba en una fiesta, en casa de una amiga, pero como no le agradó la gente que estaba decidió irse y pensó que podía encontrar un taxi que la llevase hasta su casa, cuando vio ese montón de patrullas por todas partes y le dio miedo, por lo que se ocultó en ese lugar. Yo mientras la escuchaba pensé, ésta puta me vio cara de inodoro, y piensa que me voy a tragar toda esa mierda que esta diciendo, de ser estudiante y todo lo demás. Pero como entendí que no me podía hacer nada, le dije que bajase los brazos, y que si quería se podía quedar oculta, hasta que el supuesto taxi llegue a buscarla, o que la policía la encontrase. Pero que si lo prefería podía subir a mi apartamento, y esperar tranquila a que las patrullas se marchasen.
Ella pareció pensarlo detenidamente por unos momentos, y cuando ya estoy por cerrar la puerta de mi apartamento, veo que con rapidez sube por las escaleras, al levantar la vista observo que una patrulla comenzaba a rondar por el otro lado de la calle. Ya dentro la observé con más detenimiento, y como tenía un largo y ardiente verano, pensé que lo menos que esperaba esa noche, era que bien podía acostarme con ella, mientras esperaba que pasase el peligro. Pero no le dije nada, esperando a ver como ella actuaba. Al cerrar la puerta, ella de inmediato se asomó por las persianas de mi apartamento, y justo en el sitio donde se ocultaba se paró la patrulla, los policías se bajaron caminaron por los alrededores, y luego se volvieron a montar en su patrulla para continuar con la ronda. Para ver como reaccionaba le dije, bueno ya te puedes marchar que los policías de seguro no vuelven a pasar hasta dentro de una hora más o menos. Pero ella poniendo cara de tragedia me preguntó si podía esperar a que llegase el otro día, y en ese momento dijo las palabras mágicas, soy capaz de hacer cualquier cosa que usted me pida, si me deja dormir aquí. Yo como si pensara en la oferta que me había realizado, me serví un trago seco de ron, entré en mi habitación guardé el arma y mi cartera en la caja fuerte que tengo oculta en el closet.
Regresé a la sala y mientras tomaba asiento en mi butaca preferida frente a mi televisor, le pedí que fuera más descriptiva, en cuanto a que se refería con eso de cualquier cosa. Cuando escuchó mi pregunta, tomó asiento en una de las sillas del comedor y cruzando sus largas piernas dejándome ver claramente sus lindos muslos, y parte de sus nalgas, puntualizó con voz melosa. Me refiero a cualquier cosa. Yo siguiendo el hilo de la conversación, le dije que me diera algún ejemplo. Ella desde la silla donde se encontraba sentada, delicadamente se llevó su dedo índice de la mano derecha hasta sus labios, y colocando su boca como quien va a dar un beso comenzó a chuparse de manera lenta y tan particular ese dedo, que no me quedó la menor duda a que se refería con eso. Luego lo sacó de su boca, y me comentó, pero para ello me gustaría ante todo, lavarte. Ya realmente me estaba excitando su manera de hablar como de comportarse, y sin más rodeos le dije, mira negra vamos hablar claro, yo no pensaba esta noche tener nada, pero ya que tu estas aquí y dispuesta a todo vamos a meter mano ahora mismo. Diciendo esto me comencé a levantar de mi sillón, pero la gata tenía otras ideas, así que se levantó de la silla antes que yo, y con mucha agilidad se colocó frente a mí, pidiéndome que no me levantase.
Yo permanecí sentado, esperando que pensaba hacer ella. Sin mucho protocolo, dirigió sus finas manos a la cremallera de mi pantalón y con gran facilidad extrajo mi verga semirrecta, por unos segundos jugueteó con ella entre sus dedos, la vio detenidamente antes de comenzar a meterla dentro de su boca. Yo disfruté en esos instantes, de esa soberana mamada, que la chica me estaba dando. Pero mi intención era hacer algo menos pasajero, por lo que no deseaba venirme dentro de su fina boca en esos momentos. Pero justo antes de que yo agarrase mi verga con la mano, ella la sacó del todo de su boca, y se levantó del piso. Dirigió sus dedos a los botones de mi camisa, y comenzó a soltarlos uno a uno, pasando sus manos por sobre mis pechos, y jugueteando con los vellos de mi pecho. Me fue sacando la camisa hasta que me la llegó a quitar del todo. Posteriormente se dedicó a soltarme los pantalones, y acariciando mis piernas muslos y verga me los fue quitando lo mismo que el interior que cargaba puesto en esos momentos, hasta que me quedé únicamente con mis medias y zapatos puestos. Los que de inmediato retiró también de mi cuerpo, quedando yo del todo desnudo ante ella. Sin perder tiempo traté de darle un buen agarrón de nalgas, pero ella con esa gran agilidad, lo evitó. Pero me tomó del brazo y me preguntó donde era el baño.
De verdad que tenía unas ganas locas de saltarle encima, pero algo en su manera de comportarse me detuvo, y le enseñe donde se encontraba el baño, al llegar me propuso que ella quería darme un baño como nunca antes me lo habían dado, de verdad pensé en mandarla al carajo, y llevarla para la cama, pero decidí seguir con el juego para ver no mas que pasaba. Ella agarró una pequeña toalla y comenzó a pasarla llena de jabón por todo mi cuerpo, el que una joven como ella hiciera eso, me comenzó a gustar hasta el momento que sentí sus dedos entre mis nalgas, y le dije que lo dejase así, pero ella en tono de broma me dijo, no te preocupes que no te voy hacer nada, pero con todo y eso le dije que prefería que no lo hiciera, y centró su atención en mis bolas y verga. Auque cuando menos lo esperaba me volvía a pasar sus manos por mis nalgas, para continuar luego enjabonándome la verga y los muslos. Como también me enjabonó el pecho, las axilas, el cuello, en fin todo el cuerpo. Posteriormente, retiró todo el jabón de mi cuerpo, para con otra toalla dedicarse a secarme. Al finalizar de secarme, me pidió que me volviera a sentar en mi sofá, mientras que ella prendió mi equipo de música y mientras sonaba comenzó a bailar frente a mí. Lentamente se comenzó a quitar parte de su ropa, primero la chaquetilla roja, luego la pequeña blusa semitransparente que usaba y dejaba ver casi con toda claridad sus bellos y redondos senos, por un buen rato jugó con ellos restregándolos contra mi rostro, al tiempo que yo comenzaba a masajearme la verga a medida que ella se quitaba la corta y pequeña falda negra que usaba. En esos momentos, la verdad que estaba a punto de saltarle encima, pero quería ver como se quitaba las pantis frente a mí. Pero cuando tras darme la espalda y quitárselas, cuando se volteó con sus piernas bien juntas, vi una cosa rara.
En realidad no era una chica, sino un tipo. Al verlo y darme cuenta que lo que tenía entre sus piernas no era lo que yo esperaba, me levanté con ganas de darle un buen coñazo y partirle la cara, pero como que adivinó mis intenciones, y con gran agilidad corrió al otro lado de la mesa. Yo estaba que si lo agarraba creo que lo mataba, y pensar que casi hasta lo he llegado a besar, cuando me pasaba sus enormes tetas por la cara. En eso con esa voz que me había embaucado me dijo, si quieres un escándalo, me pongo a gritar como una loca y salgo corriendo desnuda para la calle, y cuando llegue la policía les digo que me querías obligar. Bastante encojonado, y deseando caerle a golpes, me puse a pensar en lo que me había dicho, y aunque ya no tengo mujer, no sería bien visto el que un maricón me acusase de eso, la policía, los vecinos, mis familiares que pensarían cuando la noticia llegase a la prensa, por que así son las cosas. Aun bastante molesto, le ordené que se vistiera y saliera de mi casa. Pero el o ella en fin lo que sea, me preguntó de manera bien sensual, mientras me mostraba su hermoso culito, sino deseaba probarlo, o prefería que me continuase dando una buena mamada a mi verga, y mientras decía eso ponía su boca de mamadora profesional y se chupaba uno de sus dedos con bastante gusto y placer. Lo encojonado se me fue pasando, a medida que, bueno ella me mostraba sus bellas y bien formadas nalguitas. Las movía de lado a lado como mostrándome lo que me podía hacer en la cama.
Yo para tranquilizarme un poco nuevamente me serví otro trago de ron, y “ella” se me acercó ocultando su verga con una de sus manos, al estar a mi lado, se tiró nuevamente al piso, y comenzó a jugar con la punta de sus dedos con la cabeza de mi verga, la que de la impresión de darme cuenta de que se trataba de un hombre, se me desinflo. A los pocos segundos, ya me estaba masturbando con sus dedos y luego comenzó a pasar su lengua por sobre la cabeza que no piensa, entre esas lambetadas y las buenas chupadas que me fue dando, mi verga volvió a resurgir, poniéndose nuevamente erecta y dura dentro de su boca. Yo creo que estaba a punto de venirme cuando de manera rápida me templó las bolas, y nuevamente comenzó a mamar. Eso lo hizo en par de ocasiones, mientras que yo, no se creo que sin darme cuenta de lo que hacía realmente, le comencé acariciar sus redondas y perfectas tetas. Después de un rato me preguntó que sino prefería que fuéramos para la cama, para que le comiera el culo.
La verdad en ese momento ni siquiera pensé que se trataba de un trasformador quemado, lo que en gran parte yo veía era ese hermoso par de grandes y redondas tetas, y un hermoso culito respingón, al que deseaba caerle a palo. Sin pensarlo mucho me levanté de mi sillón, y tomándola por una de sus finas manos, la llevé hasta mi dormitorio. Digamos que ella, se acostó boca abajo, y colocó unas cuantas almohadas bajo su vientre, pero antes se untó en todo el centro de su hermoso culito una crema que sacó de su pequeña cartera plateada. Yo me coloqué a su espalda, arrodillado tras ella, y con mi mano dirigí mi verga directo al centro de sus nalgas, las que ella mantenía separadas con sus propias manos. Por unos pocos segundos, le pasé la cabeza de mi verga por sobre el centro de su apretado hueco, para luego comenzar a presionarla contra su carne, asombrado vi como lentamente mi verga se desaparecía dentro de su parado culo, hasta que mi cuerpo y el suyo se pegaron, a medida que se lo estaba metiendo, gemía como una verdadera mujer, por un corto instante me quedé tranquilo, hasta que eso, comenzó a moverse de lado a lado. Yo por mi parte metía y sacaba mi verga, y para hacerlo o sentirlo mejor le agarré ese enorme par de tetas que tenía, de las que me sujetaba con fuerza al tiempo que se lo empujaba por ese sabroso culo.
En mi vida había disfrutado tanto de un polvo como hasta esa noche, la verdad es que nunca llegué a comerle el culo a mi esposa, pero esa noche el placer era infinito. Cuando finalmente acabe del todo dentro de su culo. Quedé bastante cansado, y me quedé me tendido boca arriba, a un lado de su cuerpo. Al poco rato se levantó y se fue al baño donde escuché correr el agua del inodoro, y luego la de la ducha. Cuando regresó, con una toalla húmeda, me limpió la verga, y cuando menos lo esperaba me la volvió a mamar. Sentía como su lengua jugaba con mi glande, de cuando en cuando me chupaba las bolas, y de repente siento que divinamente me ha lamido mi propio culo, pero hasta ahí llegó eso, le pedí que continuase mamando la verga únicamente, hasta que me hizo acabar nuevamente.
El resto de la noche creo que me le dormí encima, al día siguiente preparó rápidamente un suculento desayuno, por que cuando me levanté el o ella se encontraba del todo vestida, me pidió que le llamase un taxi pero le ofrecí llevarla hasta su casa en mi auto. En el camino, me dijo llamarse Ursula, pero cuando me iba a decir su verdadero nombre le pedí que se callase. En una que otra ocasión hemos vuelto ha estar juntos, ella sigue con su mala costumbre de querer tocarme las nalgas, pero mientras me lo siga mamando y moviendo el culo como lo hace, no me molesta.
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