El rico cuerpo de mi amiga Mery

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Mery es una chica peruana, de 27 años, natural de la Selva, de 1.60 m, es menuda media chinita con un cuerpo bien cuidado, delgada, de piel trigueña, menudos senos, un culito en forma de pera, bien fino y atlético, pelito largo ondulado, de sonrisa amplia, y un amor de persona al escuchar su voz. Yo me llamo Lucho, tengo 30 años, normal como todo peruano, sin tantos ni muchos atributos. Mi herramienta mide 18 cm de largo, con 6 cm de ancho.

Mery, cuando tuvo un problema con mi amigo Alberto, me llamó para querer dialogar conmigo y contarme sus penurias, le di algunos consejos, para que mejore su relación y luego, le invité a la sauna, era un día soleado, mientras estábamos sentados en una banca de un parque. Primero ella no quería acceder, pero tanto fue mi persuasión, de que debía ella relajarse, creo que ella recordaba cuando los dos andábamos alguna vez juntos.
Llamé un taxi, medio que se iba arrepintiendo.

Ella me decía: Lucho no mejor no, esto está mal por favor!

Yo le decía: Pero si solo vamos a una sauna, también tienes derecho a divertirte.

Se fue sentada y callada, cruzada de brazos y pierna a mi lado, hasta que llegamos al sauna-hostal, separé una habitación de sauna privado, la miraba de reojo y ella como media incómoda subía conmigo las escaleras, ya arriba nos prepararon la habitación-sauna.

Ella me decía: Lucho pero sólo un ratito ya? No nos vaya a encontrar Alberto si?. El trabaja por varios lugares y tiene amigos por todas partes si? – Asentí con mi cabeza.

Entró, miró la habitación, ahí estaban las toallas.

Le dije: Me visto aquí en este cuarto, tu ve al baño y cámbiate.

Con miedo y la cabeza abajo entró al baño, prendí la TV para que haya un poco de ambiente. Para variar me metí en la sauna seco, ella salió yo en el fondo estaba emocionado, pero aparentaba que sólo quería estar en la sauna dialogando.

Le dije: Ven siéntate aquí a mi lado.

Ella me decía: No Lucho ahí hace mucho calor.

En fin ella abrió la puerta de vidrio y entró y repetía lo mismo pero con otra voz, más aletargada, se puso a mi lado.

Y le dije: Te hago un masajito, así sentadita.

Al contacto con mis manos, ella me repetía la misma frase:

Dijo ella: No! Lucho aquí hace mucho calor!.

Entonces de ladito voltea su cabeza hacia atrás y me da un beso como necesitando cariño de alguien, y repitiendo la misma frase, mientras me jalaba hacia fuera a la cama-taburete, ya abrazándome y dándome un sensual beso, mientras yo aprovechaba para bajarme raudo la toalla.

Y ella decía: Hace mucho calor.

Le saqué la toalla mientras me besaba desesperadamente, estaba aún con su calzón de color rojo, eso me excitó tanto que abrí sus piernas y bajé su calzón y ella me miraba a los ojos con una mirada como que busca cariño y media perdida, ensimismada en la situación, yo ya estaba con mi pene de 18 cm, duro y casi medio mojado, abrí un poco su calzón y se la metí por su conchita, como era menudita y flaquita, la pude maniobrar dándole cualquier posición ella se colocaba, Aaaahhhh… y me miraba cuando ya lo tenía todo adentro abriendo su boca como expresándome lo bien que lo estaba pasando o como expresando: que rico me penetras.

Le dije: Recuerdas que siempre me decías uuuuhhh cuando te hacia el amor.

Ella me sonreía me hacia su gesto de uuuhhhh, que rico me lo hacia, y le di vuelta para que monte, y ella empezó primero a moverse despacio.

Le decía: Recuerdo cuando antes te movías, no eras de la Selva, demuéstrame el calor de tu tierra.

Apenas le dije eso, ella se convirtió en una mujer ardiente y salvaje, me hacia malabarismos en mi pene, ella me montaba sentadita de frente y rebotaba como pelota su poto en mi pene: ploc… ploc…ploc!, sonaba, yo estaba en la gloria -que rico culito- pequeño con forma de pera, bien atlética; ella me miraba directo a los ojos con la boca bien abierta. Mientras me cabalga permutaba de pose, me hacia ahora círculos y elipsoides, con su conchita, y como si me galopara sólo con su cintura de adelante hacia atrás, delicioso, era una maestra pluf pluf pluf.

Siempre quise penetrarla por detrás; se puso en cuatro, y le presionaba con la cabezota de mi pene, detrás de su culito, ella abría.

Me decía: Por ahí nooo…! Luchoo, cuando Alberto me lo quiere hacer, me duele.

Y luego volteaba a mirar mi verga y tanto me excitaba que yo jadeaba detrás de ella y le daba de latigazos con mi pene detrás de su cola, que estaba paradita, apetitosa y atléticamente contorneada.

Le dije: Voy a traer “Love Lub” que tengo ahí en mi pantalón.

Le unté en su agujero que apetitoso se ofrecía, pero varias veces intenté meterla sin éxito.

Me decía: Me duele, es que la tienes muy gorda y grandota Luchito, Diosssss ¿qué tanto ha crecido?.

En fin desistí de la culeada que quería hacerle a mi menuda amiguita. Pero quedé con la satisfacción de verle por detrás el agujero de su culito más abierto de lo habitual.

Le dije: Ven chupa!

Y me dijo ella: Quieres que te dé besitos, sé cariñoso conmigo no me digas cosas, así por favor.

Me miraba como tratando de hipnotizarme.

Primero me dijo: Dame cariño, bésame, necesito cariño.

Así que para cumplir, empecé a besarla, al rato, me chupo sólo la punta de la cabeza como pequeñas succionadas rápidas que me hizo doler, aaayyyy…

Le dije: Despacio cariño.

Y ella cambió la forma se la tragó todita, 18 cm, Diooos!!! hasta sentí la piel de sus labios besando y succionando mi vientre y el borde de mis escrotos, la veía como sacaba como fakir todo mi pene de su boca, despacio y permutando, lo hacia rápido, y lento y se detenía a medio camino a hacerle una movida de lengua a la misma altura moviendo su boca para ambos lados laterales de mi pene, luego cuando succiona todo me miraba hacia arriba buscando mi cara y ver si estaba feliz y si que lo estaba.

Yo siempre demoro para llegar, siempre me ha gustado ver satisfecha a mi pareja una vez así recién me vengo por litros en las conchitas de las novias con las cuales he estado, siempre las lleno, salvo excepciones. Así que la llevé al borde de la cama y la senté ella volteada mirando hacia el baño. Quería yo ver su culito en forma de pera galopando, que ricura, encima se agarró las dos manos y las levantó agarrándoselas a la altura de la nuca, se imagina el espectáculo?… Y fue aumentando el ritmo a una velocidad increíble así como sonreía mirando de vez en cuando de rojo hacia atrás, entonces cogía con sus manos de mis piernas y empezada a hacer circulitos y a alzar la mirada con los ojos cerrados como si disfrutara con una cara y la boca abierta como si estuviera martillando ploc… ploc…!, lo bueno que no hacia mucho ruido sólo uuuhhh pero muy despacito.

Me decía: Lucho vente conmigo por favor que rico aaahhh ahhhhh.

Entonces le dije: ¿Quieres que me venga?.

Ella con su voz suave y caliente dijo: Siii…

Así que la puse boca abajo, le puse una almohada gruesita, a la altura de su vientre, que espectáculo de cuerpo, ella esperaba ansiosa. Cada centímetro que se la empalmaba ella suspiraba y respiraba como si estuviera en parto. Me puse detrás acostado y empecé a cabalgarla echado encima de ella, aumenté el ritmo.

Ella me preguntaba: ¿Tienes enamorada? ¿Soy mejor que tus enamoradas? ¿Qué sientes? Dime Lucho ohh!!! Que rica está tu pingota! uuuuhh.

Yo le decía: Tú has sido la mejor, muy rico oh oh! ¿Me vengo en tu concha?.

Ella me decía: No me trates así, sé cariñoso.

Le dije: ¿te lleno?.

Así todo aguantado, y ella excitada, gritaba despacio ¡Si… si…!, Hasta que me vine en su concha, hasta la última gotita, y mi pene por dentro tenia espasmos lo que hacia que ella suspirara.

Le dije: Qué rica has estado siempre serás la mejor para mi Mery.

Ella volteaba a mirarme sonriendo y me dio un beso siempre mirándome a los ojos.

Le dije: Bésamelo.

Ella, bajó a succionarme la pichula, secando los últimos rezagos de semen y su flujo con lengüetazas y chupadas de todas las formas, lo resumía en 1 minuto. Bajé de paso y de pura gula la puse en el borde de la cama con el vientre encima de la cama, y la empecé a hacer el perrito hasta que se puso dura.

Ella me dijo: Ay Lucho siempre demoras.

Se paraba de a ratos y me besaba volteando, y yo la penetraba por detrás en su concha.

Le dije: Ve a bañarte.

Mientras le daba una palmadita fuerte en una nalga.

Ella me decía: Pero quiero más besos, tu cariño eso me falta… Alberto no me da, el sólo me penetra a la fuerza.

Le dije: Vamos

Ella me dijo: No vaya ser que Alberto esté cerca, soy su esposa, y el piensa que soy una chica de su casa, tengo que respetarle, Lucho! Esto está mal me da miedo!.

Tanto era su malestar que quedamos que saldría yo primero y después de 2 minutos ella saldría. Así lo hicimos. De cada que tiempo nos encontramos para darnos cariño y recordarnos.

Ya les contaré mis primeras experiencias antes de que se case con mi amigo Alberto.

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