Mi esposa masturbó a su hermano

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Tuvimos un tiempo de receso en nuestras actividades sexuales extramaritales, debido a una época de viajes de trabajo y después unas vacaciones familiares. Durante las vacaciones viajamos por carretera a una playa del océano pacifico donde pasamos unos días maravillosos con nuestros tres pequeños. De regreso pasamos tres días en una ciudad donde vive mi cuñado, el único hermano de mi esposa y que recientemente se divorcio y ahora vive solo en una casa grande y cómoda, nos recibió con mucho gusto y nos llevó a cenar en un restaurante italiano muy formal con botellas de vino de mesa y muy elegante, cenamos deliciosamente y platicamos un buen rato junto con los hijos. Regresamos a su casa y continuamos con la plática familiar, mi cuñado que se llama Alfredo, sacó una botella de whisky y nos invitó unos tragos, como yo soy aficionado a la cerveza, preferí esperar a que entregaran un pedido que mi cuñado ordenó por teléfono.

El tiene treinta y seis años de edad y es siete años mayor que mi esposa, de tal modo que la trata como si fuera una niña todavía y juega mucho con ella, la regaña y le propina nalgadas a manera de juego, hace como cinco meses que se divorció, tiene un buen trabajo, es profesionista y vive muy bien económicamente. Nos platicó de su nueva vida de “soltero” argumentando que así se siente muy bien por el momento.

Continuamos con la conversación muy amenamente mientras bebíamos, después de dos horas él dijo que se sentía cansado y quería retirarse a dormir, nos mostró la recamara que nos asignó y se notaba algo ebrio y juguetón, cuando subíamos la escalera, metió su mano por las piernas de mi esposa y le dio un apretón de nalgas al mismo tiempo que gritaba para asustar a mi esposa, ella saltó muy sorprendida y los tres dejamos salir sonoras carcajadas festejando la broma.

La habitación tiene dos camas matrimoniales, así que los hijos se acostaron en una y nosotros en la otra. Antes de irse a su recámara, mi cuñado dijo: “no se pongan a hacer cochinadas, duérmanse tranquilos” nuevamente festejamos con risas y le dije: “si lo hacemos, te despertamos para que nos acompañes” se fue diciendo “están pero bien jodidos, andan borrachos, duérmanse ya” mi esposa le contestó “el borracho eres tu” el regresó contra ella y le dijo “cállese cabrona” e hizo por abrazarla y tirarla en la cama, ella se defendía pero finalmente la derribó y le hacia cosquillas, yo solo reía festejando sus juegos. Después de un rato, bajé para traer unas cervezas del refrigerador y cuando subí la escalera, al pasar por la recámara de mi cuñado, escuché que dijo “ya acuéstate cabrona, a darle su cogida a mi cuñado” (seguramente pensando que era su hermana quien subía la escalera.)

Le dije a mi esposa que el pobre Alfredo estaba borrachillo y lo que había dicho pensando que era ella quien iba por la escalera, “¿porqué pobre?” preguntó, “porque está pensando en el sexo y no tiene pareja” contesté, “no comiences con tus ideas locas” me dijo, “yo vi que te agarró los pechos y las nalgas cuando te tiró en la cama” le dije, “así juega el conmigo desde que era chica” me replicó. Luego que se durmieron los niños seguimos bebiendo cervezas y nos desnudamos y comenzamos a acariciarnos, ella se movió para mamar mi verga mientras yo mamaba su panochita haciendo el 69, noté húmeda su rajita y se lo hice saber con el comentario de que andaba caliente por las caricias de su hermano, ella aceptó que si le había tocado las nalgas y los pechos pero que no se había calentado por eso.

Seguimos en lo nuestro y de pronto escuchamos al otro lado de la puerta “Linda, Linda” golpeando suavemente. Linda se echó una bata encima y salió, yo no podía escuchar lo que decían pero cuando volvió mi esposa, me dijo que Alfredo no podía dormir y quería que lo acompañáramos con unos tragos, bajamos y seguimos tomando. Mi cuñado preguntó “¿que estaban haciendo? huelen a sexo cabrones” (creo es su palabra favorita) “estás enfermo Alfredo, ¿pues que tienes?” dijo mi esposa, “no se hagan pendejos, estaban cogiendo ¿verdad cuñado?” “ya vete a acostar andas muy mareado” dijo Linda tratando de levantarlo pero el la abrazó y se la sentó en su regazo diciendo,”ni calzones has de traer cabrona” riendo todo el tiempo.

Al fin, después de casi hora y media aceptó irse a dormir y lo acompañamos hasta su cama debido a su evidente embriaguez y se echó de espaldas quedando dormido e inmóvil con las piernas colgando y con sus zapatos y pantalón puestos todavía. Había poca luz en la habitación, solo una lamparita sobre una mesita. Linda comenzó a quitarle sus zapatos, cuando terminó de quitar sus calcetines, él estaba totalmente dormido ya, le ayudé a subirlo totalmente sobre la cama y ella comenzó a soltarle su cinturón y a desabotonar el pantalón, fue entonces que notamos que el gran bulto en su entrepierna, nos miramos uno al otro con picardía, yo comencé a abrazar a mi esposa por detrás, pegando mi verga algo dura a sus nalgas y acariciando sus pechos mientras ella le quitaba el pantalón a su hermano.

Era un momento muy emocionante y excitante para nosotros, ella disfrutaba mis caricias mientras notaba bajo la tela de la truza que la verga de su hermano estaba creciendo, estando yo parado atrás de mi esposa, acariciaba con mi mano su panochita ya que ella en realidad no traía calzones, ella se animó a acariciar la verga sobre la tela con mucha suavidad mientras observaba el rostro de Alfredo para ver si realmente estaba dormido, “pobrecito” le dije con voz muy baja. Mi esposa me dedicó una picara sonrisa y guiñó un ojo mientras acariciaba la verga de su hermano, acto seguido metió su mano en la truza y se la acarició por un instante antes de sacarla. Tomando a dos manos la verga de su hermano, lo comenzó a masturbar muy suavemente, mientras me hacía la señal de que yo me retirara. Lo hice, me retiré, no sin antes darle unas lengüeteadas en su culito y su panochita dejándole toda la bata levantada hasta los hombros, salí de la habitación dejando una abertura en la puerta para poder observar lo que mi esposa le hacía a su hermano.

Ella sin quitarle su truza, siguió sobándolo sin que él se despertara a causa de la borrachera que se había puesto con la botella de whisky. Linda se hincó en la cama y apoyada en una mano, masturbaba a su hermano muy suavemente, la verga de Alfredo era grande y gruesa, yo la noté muy grande y muy gruesa, hasta donde estaba yo se escuchaba el sonido que hacía la mano de mi esposa al resbalar con los abundantes jugos de mi cuñado que no daba indicios de despertar, yo me masturbaba en el pasillo viendo aquella escena tan excitante. Le indiqué a mi esposa que me mostrara la verga de Alfredo y ella apartándose un poco, la tomó desde la base para que yo pudiera verla con la luz de la lámpara. Era muy grande y gruesa, más que la de mi hermano Juan y nuestro compadre Antonio, tiene una mancha blanca como un lunar en forma de veta desde la base casi hasta llegar a la cabeza redonda y colorada, es una linda verga.

Mi esposa siguió masturbándolo muy suavecito y su mano no se cerraba en torno de la verga, solo las puntas de los dedos se tocaban y contra la luz se veía el hilo del abundante liquido cristalino lubricante que escurría desde la punta hacia la base, desde la puerta le indiqué a Linda “mámasela”, ella volteó a verme sonriendo y se inclinó sin moverse mucho sobre la cama, acercó su boca y le pasó la lengua sobre la punta, varias veces como saboreando la vergota, parecía que no le iba a caber en su boca, enseguida, la besó y la comenzó a tragar poco a poco, aquello era algo increíble, yo pude imaginar muchas cosas pero no esto; ver a mi esposa mamarle la verga a su hermano, con su mano lo masturbaba y al mismo tiempo le mamaba, la respiración de mi cuñado se hizo mas agitada y levantaba casi imperceptiblemente la cadera, la verga se notaba hinchada como a punto de estallar, las venas estaban inflamadas al máximo, Linda sacó la verga de su boca por un momento pero seguía sobándola con su mano, fue muy notorio cuando su hermano iba a eyacular, ya que comenzó a moverse un poco mas y su respiración se volvió más agitada, mi esposa lo notó y lo volvió a meter en su boca, se comenzó a tragar la leche de su hermano, solo algo se derramó por entre sus labios pero quedó en su mano masturbadora, lo mamó hasta que se notó que ya no salía nada de leche, incluso las últimas gotas que quedaban en la salida de la cabeza, las recogió con su lengua.

La verga de Alfredo todavía estaba dura y amenazante, pero mi esposa decidió que ya era suficiente y se la volvió a guardar en su truza y le colocó una sábana encima, apagó la luz de la lamparita y salió de la habitación cerrando la puerta sin que su hermano despertara. Apenas cerró la puerta, yo la abracé y la comencé a acariciar y a besar, ella estaba muy caliente y de su panochita escurrían sus propios jugos, me besaba introduciendo su lengua muy adentro en mi boca y pude saborear los restos del semen de mi cuñado, era tanta la calentura de los dos, que ahí mismo en las escaleras cogimos sobre los escalones, yo eyaculé abundantemente y ella tuvo varios orgasmos mientras me decía lo rica que le había parecido la verga de su hermano. Seguimos calientes todavía en la recámara, la acomodé en cuatro sobre la cama, e intenté penetrarla por el culito sin ninguna resistencia, así que se lo llené de saliva y con sus propios jugos, metiendo los dedos primero en su panochita muy mojada y luego en su culito, dos y tres dedos hasta que le acomodé la punta de la verga en el ano y la penetré suavemente, recordando como me enseñó mi hermano Juan, hasta que me descargué totalmente en su interior mientras con una mano le sobaba su clítoris para provocarle su orgasmo.

Al día siguiente no pudimos despertar temprano, mi cuñado nos levantó para que fuéramos a almorzar. Cuando íbamos en el coche, el preguntó con voz muy baja para que los niños no escucharan: ¿Qué pasó anoche? ¿Qué pasó de que? Preguntó mi esposa, ¿Quién me desvistió? “Entre los dos te ayudamos”, dije yo “solo te acostamos y tu te desvestiste solo, Linda te echó una sábana encima y ya”, ¿Qué me hicieron cabrones? “nada, pues que te íbamos a hacer” contestó mi esposa, y ahí terminó la conversación sobre el tema.

La noche siguiente mi esposa y yo cogimos varias veces calentándonos solo con el recuerdo de lo sucedido la noche anterior, como; el gran tamaño de la verga de su hermano y lo abundante de su eyaculación dentro de la boca de mi esposa, de la vista que tenía yo desde la puerta, ella empinada con su culito y su panochita expuestos y sus pechos colgando sobre las piernas de su hermano, su mano tratando de abarcar la gruesa verga y sus labios totalmente distendidos para mamar semejante cilindro. Fantaseamos con cosas como:

– Me gustaría que mi cuñado se cogiera a su hermanita, ¿Le aguantarías la verga en tu culito?

– Me gustaría que me cogieran entre tú y él.

– ¿Te gustaría que el compadre, mi hermano, tu hermano y yo te cogiéramos y que te aventáramos la leche en tu cara y en tu boca y chiches?

– Me gustaría que todos en la misma noche me llenaran la panochita de leche

– ¿Y en tu culito?

– Me gustaría que me hicieran sándwich mi hermano y tu hermano y después tu y el compadre,

– ¿Cuáles vergas quisieras en el culito?

– La de mi hermano y la del compadre

– ¿Porqué?

Porque están muy gruesas y me llenan más.

Mi cuñado Alfredo aparenta ser muy duro de carácter pero creo que en realidad no es así, quiere mucho a su única hermana pero Linda y yo creemos que estando él en sus cinco sentidos no dejaría que pasara lo que les acabamos de relatar. Su forma de beber entre otras cosas que desconocemos, es uno de los causales de su divorcio, esperamos que pronto encuentre pareja si no, pues tendremos que volver a visitarlo y provocaremos que se embriague lo suficiente para ver si ahora si hacemos algo entre los tres.

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