Sorpresas que te depara la vida (III)

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Hace unos pocos días os contaba lo sucedido con Marta, la secretaria de la autoescuela donde iba, y su compañera de piso y sus amigos. Pues bien, como os comente, si que volví a ver a Marta, y la verdad es que al lunes siguiente. Visto lo sucedido, hice lo que pude para acudir ese día a la autoescuela. Lo cierto es que ella no se sorprendió demasiado al verme, y me comentó que si podía esperarla a la salida, que quería comentarme algo.

Finalice mi clase, y me dirigí a la cafetería donde tenía que esperarla. No tardo mas de una hora. Al llegar, me dio un húmedo beso en los labios, y con él, claro esta, mi polla reaccionó… y de que forma!!!. El caso, es que me pregunto si tenía planes para el viernes por la noche, a lo cual le respondí que no (la verdad es que deseaba que mis planes pasasen por estar con ella). Entonces ella me comentó su propuesta. El caso es que tenia una amiga, la cual ella y su marido, organizaban fiestas liberales en su chalet, que estaba en una población de la costa, cercana a Barcelona. Se ve que su amiga (Maria José), la había llamado ese día para invitarla a ella y a su ocasional pareja a la fiesta. Ella le contesto que sí, y según Marta, yo era su primera opción para acompañarla, a lo cual no me hice demasiado de rogar. Comentando como podía ser esa fiesta, y lo que podía pasar, la verdad es que nos calentamos mucho los dos, y acabamos en su casa en una bestial sesión de folleteo. Me la folle por el coñito, por el culo, me corrí en su boca, en sus tetas… así hasta las 3 de la madrugada, cuando ya rendidos, nos quedamos profundamente dormidos.

Al día siguiente nos levantamos para acudir a nuestros respectivos trabajos, no sin antes quedar ya para el viernes de esa semana. Quedamos en que yo pasaría a recogerla por su trabajo a las 5 de la tarde, y ya directos nos iríamos para casa de sus amigos. La semana me pasó rápidamente, debido a la cantidad de trabajo que tenía. Y llegó por fin el viernes. A la hora indicada la pase a buscar, con mi bolsa con ropa y neceser preparados. Ella estaba ya lista para salir. Cogimos su coche, y nos encaminamos al chalet de sus amigos, haciendo entre medio una parada para comprar unas botellas que ella quería llevar como obsequio.

Llegamos sobre las 18:30 al chalet. Estaba dentro de una urbanización, y era bastante grande. Lo primero que vi, fue su enorme piscina, cosa que hizo que mi imaginación empezara a encenderse. Nos recibió el marido de su amiga, Cesar; un hombre de unos 45 años, bastante bien cuidado. Seguidamente pude conocer a Maria José, una chica de mi misma edad, 34 años, excelentes formas y bronceadísima. Nos comentaron que éramos los primeros en llegar, pero que en breve empezarían a llegar el resto. En total, 4 parejas más, las dos hermanas de Cesar (Anna y Mónica) y un compañero de trabajo también de Cesar (Carlos). De las 4 parejas, no recuerdo bien los nombres de ellos, y a decir verdad, tampoco recuerdo quién era la pareja de quién, pero ellas se llamaban Georgina, María, Luisa y Rosa María. Nos indicaron cual sería nuestra habitación, nos dimos una ducha juntos, donde ahí terminamos de calentarnos, y ya en bañador nos bajamos a la piscina. Yo levaba un pantalón corto, y Marta únicamente se puso un bikini-tanga, el cual, la parte de arriba, apenas le cubría sus hermosos pezones.

Ahí estábamos los dos, junto con María José, jugando en la piscina, cuando empezaron a llegar el resto de invitados, los cuales, una vez acomodados se iban uniendo a nosotros en la piscina. El sol se iba poniendo, y después de charlas, jugueteos, etc., todos nos fuimos a nuestras respectivas habitaciones a arreglarnos para la cena. Una vez ahí, y antes de arreglarnos, nos fundimos en un morreo Marta y yo, terminando ella tumbada en la cama y yo comiendo su riquísimo coñito. Así estuvimos unos 15 minutos, hasta que ella se corrió como una loca, y aunque yo estaba mas empalmado que un mono, decidimos que si prolongábamos eso, quedaríamos mal delante de sus amigos, ya que los haríamos esperar demasiado para la cena.

Al bajar, efectivamente, ya estaban el resto, pero no les habíamos hecho esperar demasiado, solo un par de minutos. La cena constaba de platos fríos, mucho vino y cava, y desde luego animadísimas y calientes charlas. Allí todo el mundo sabía de sobras a lo que había ido. Y aunque yo al principio estaba algo cortado, la calidez de esas personas enseguida hizo que dejara a un lado mis nervios. Yo me pase todo el rato charlando con Luisa y Rosa María, de las cuales, había veces que se me escapaba la vista hacia sus tetas… eran grandes y erguidas.

Ya finalizada la cena, y con el pretexto de fumar un cigarro, acompañé a Luisa al jardín. Ahí estuvimos unos minutos, fumando y charlando, cuando una vez terminado el cigarro, Luisa se puso frente a mí, buscando mis labios, y cogiendo mi polla por encima del pantalón. La carrera, no había hecho mas que empezar. Le quite su top, le subí sus falditas, y la senté en una hamaca, y ahí bien juntos, empezamos a meternos mano por todas partes. Me tumbé incorporado en ella, y Luisa, sentándose encima de mí a horcajadas, empezó a colocar mi polla en la entrada de su depilado chochito. Así estuvo un rato votando encima de mí, gimiendo los dos, besándonos, sudando por el ritmo de la follada, cuando apareció Maria José, sólo con un minúsculo tanguita y diciéndole a ella: – Vaya zorra estas hecha Luisa, no has podido aguantar el estrenar al nuevo, eh?… a lo que ella, solamente balbuceo entre gemidos, ya que yo había aumentado el ritmo en el cual bombeaba su coño.

Enseguida llego al orgasmo, cayendo rendida sobre mi pecho, pero… en pocos segundos, Maria José y yo estábamos ayudándola a levantarse. Entre las dos, y con unas maliciosas risas, me tumbaron en el césped, donde la anfitriona, empezó a comerme la polla y los huevos de una forma suave, pero aumentando cada vez el ritmo, mientras Luisa ponía su mojadísimo coño encima de mi cara para que diera buena cuenta de sus jugos. Así estábamos, cuando yo ya no sabía lo que podría aguantar sin correrme. Nos levantamos los 3, y poniéndose la anfitriona a 4 patas encima de una hamaca, empecé a follar su precioso culo, mientras ahora era Luisa, quien lamía por debajo su coño y de pasada cuando llegaban cerca de ella, sorbía con sus labios mis huevos. No pasaron mas de 5 minutos cuando ya no aguantaba mas, e iba a correrme. Ambas se sentaron en la hamaca, y lancé varios chorros de leche sobre sus caras, pechos, pelo, provocándome una sensación increíble. Acabamos los 3 tumbados en el césped, tocándonos y acariciándonos, cuando ellas decidieron que era hora de unirse a los demás, no sin antes advertirme, que lo de dentro era un “todos contra todos”.

Entramos a la casa, y en el salón únicamente estaban Carlos y Anna, gozando los dos de un 69, alo cual, yo no pude resistirme de parar un momento frente a ellos, y viendo el culo de Anna ofrecido, meterle un uno de mis dedos, a lo cual, ella no hizo ascos. Luisa y María José, subieron las escaleras hacia las habitaciones, pero a los pocos segundos, Luisa se asomó por la escalera, haciéndome señas para que subiera. Dejé a Anna y Carlos, y seguí a Luisa, la cual en voz baja me dijo al oído: – Entra en esa habitación, y veras lo zorra que es tu chica. Una vez oído el aviso, yo ya me imaginaba cualquier cosa. Entré, y ahí estaban Cesar, y 3 de los hombres de las restantes parejas, dando buena cuenta de Marta. Se la estaban follando a la vez por el coño y por el culo, mientras como una posesa, se comía las pollas de los otros dos. La escena fue de lo más excitante. Ya tenía la polla como una estaca de nuevo, y fui a ver que pasaba en el resto de habitaciones, cuando llegué a la habitación principal, la de Cesar y María José, entre y me dirigí al baño, donde escuchaba unas risas. Ahí estaban Mónica y Georgina dentro del jacuzzi, donde entre risas y toqueteos, me invitaron a que entrara.

Continuará…

sexo-adicto ( [email protected] )

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