Una experiencia inolvidable en el cine

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Mi vecina me invitó al cine para ver el preestreno de una película. Al principio no tenía muchas ganas, pero al ver que llevaba una falda corta, que le llegaba por encima de las rodillas y dejaba ver sus hermosas piernas, cambié de opinión y acepté, solo por poder contemplarla. Cuando llegamos al cine, compramos las entradas y entramos en un bar a tomar algo mientras esperábamos a que empezara la película. Estaba sentada a mi lado y yo no dejaba de mirar sus piernas disimuladamente, desde sus tacones hasta donde me dejaba ver su falda.

Después de terminar las consumiciones, entramos en la sala. Apenas había público, por lo que pudimos sentarnos en un buen lugar para ver la película. Cuando se apagaron las luces y empezó la película, a la que no prestaba mucha atención, pues miraba con disimulo a mi vecina, que estaba sentada a mi lado, y a su hija, que estaba al otro lado. Incluso miraba su escote, por donde se escapaba su canalillo. Gracias a que la película era bastante clara, podía ver su figura a través de la pantalla.

En un momento dado, me di cuenta de que su hija se había quedado dormida y se lo hice saber. La acomodé en el asiento y seguimos viendo la película (bueno, ella porque yo casi no dejaba de mirarla). De pronto, noté que su mano se posaba en mi muslo, casi rozando mi polla. Poco a poco, subió hasta colocarla sobre mi pene, que ya estaba duro por mirarla a ella. Mientras subía y bajaba su mano por encima de mi pantalón, me envalentoné y puse mi mano en su muslo, justo donde terminaba su falda. Su reacción fue abrir las piernas y, con la mano libre, subirse la falda hasta dejarme ver su tanga negro. Poco a poco, comencé a subir sin que me lo impidiera.

Me atreví a colocar la mano en su entrepierna y subí y bajé acariciando su coño con la punta de los dedos, notando sus labios vaginales. Ella miró a su hija y, al ver que seguía dormida, me bajó la cremallera de los bóxer y me sacó la polla para comenzar a masturbarme. En nuestra fila no había nadie. El poco público que entró estaba desperdigado por la sala. Mientras seguía masturbándola, eché el tanga a un lado y comencé a jugar con su clítoris y a subir y bajar mis dedos por su coño, llegando a meterle dos dedos y follándola con ellos, haciéndola llegar al orgasmo, a la par que yo manchaba su mano con mi leche. Ella se llevó la mano a la boca y se la limpió con la lengua, mientras yo hacía lo mismo, chupando mis dedos. Nos recompusimos y seguimos «viendo la película», con las manos juntas.

Miré si la hija seguía dormida y, al comprobar que sí, coloqué mi brazo sobre sus hombros, metiendo mi mano por el escote y el sujetador para jugar con su teta derecha, acariciándola y pellizcando su pezón. Así estuve hasta que terminó la película y salimos del cine.

Al llegar a casa, me invitó a pasar. Cuando acostó a su hija, nos sentamos en el salón. Sin mediar palabra, le metí la mano entre las braguitas hasta llegar a su coño y jugar con su clítoris mientras le metía un dedo. Ella me bajó la cremallera del pantalón y, sin sacarla de la boca, se puso a mamar mi polla, haciéndome una mamada deliciosa. Jugaba con sus tetas, subiéndole el sujetador. Sus pezones se pusieron duros al instante por mis caricias.

Cuando noté que me iba a correr, saqué mi polla de su boca y, esperando un poco, escupí en su ojete y se la metí por el culo, descargando toda mi leche en su interior mientras jugaba con su coño con las manos, haciéndola llegar al orgasmo. Esperé hasta que mi polla se retrajo por sí sola, ya fláccida por la corrida.

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Sevilla1972
Sevilla1972
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