Las fantasías de mi mujer
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*Ella cogió con otros hombres y yo me cogí a mi cuñada.
Una mañana de domingo mi mujer se dirigió muy seria a mí: amor, necesitamos hablar, escúchame, no quiero que me interrumpas, hasta el final me das tu opinión, pero te adelanto que debes apoyarme como mi esposo que eres.
Mi mujer quería cumplir una de sus más grandes fantasías en la cama: tener relaciones sexuales con otro hombre mientras yo estaría mirando todo. En esa “primera plática” obviamente no accedí, le dije que estaba loca, que era una enferma, que necesitaba ayuda psicológica.
Isabela, que así se llama mi esposa, me decía que como no la amo no la dejaba cumplir su fantasía y que solo la tengo como si fuera un trofeo y cosas como esas, al final decidí aceptar con la condición que sería la única vez.
Aunque también acepté porque me excitaba de solo pensar que otro se la iba a coger. Desde novios siempre supe que mi mujer le encanta la verga y estoy seguro que desde entonces a la fecha me ha puesto los cuernos en muchas ocasiones.
Cuando llegó la fecha acordada me enseñó una fotografía de su galán y me reiteró que tenía que mirar mientras ella tenía relaciones sexuales con el otro hombre, porque esa era parte de su fantasía, que la viera gozar con otra verga. Cuando el hombre se fue, ella me dijo que quedó completamente satisfecha y a gusto.
Después de esta experiencia, mi mujer estaba radiante, feliz y hasta se lo contó con lujo de detalles a su hermana y a su mejor amiga, además de mostrarles el video que le grabé mientras tenía el encuentro sexual con su amante.
El individuo que ese día se presentó con el nombre de Gualberto y de profesión ingeniero industrial, la verdad es que se carga una buena herramienta, mucho más grande y gruesa que la mía. A mi mujer le dio unas buenas cogidas tanto por la vagina como por el culo, además que la hizo que se la mamara varias veces para que se le volviera a parar una vez que eyaculaba.
La realidad es que para mí fue una experiencia nueva y me dije: quién soy para coartar a la puta de mi mujer que desea experimentar con más y que si no acepto el juego de todas maneras lo va a hacer y llegué a la conclusión que esto me podría servir para cogerme a mi cuñada, a la que desde que conocí siempre me la he querido culiar y que también en sus tiempos de soltera se comió cuanto pene se le antojó y actualmente estoy seguro que le pone los cuernos al esposo.
Nuevamente mi esposa me volvió a proponer tener sexo con otro hombre, pero esta vez sería un trío y obviamente yo estaba invitado.
Accedí gustoso, con una única condición: para la próxima será un trío con una mujer y será con tu hermana. Su respuesta es que estaba loco, que era un enfermo sexual, que la familia debía quedar fuera, pero después de mucho pataleo aceptó.
Llegó a casa la nueva adquisición de mi mujer. Este era un chaval, de unos 28 años de edad, estudiante de maestría de ingeniería. Sin ser exagerado, le dimos la cogida de su vida, porque le hicimos doble penetración, además de bañarla con nuestro semen. Isabela gemía de placer con cada penetración que le hacía su amante mientras que yo le mamaba los pezones, se los mordía y aprovechaba para meterle hasta dos dedos en el culo.
Estoy disfrutando de esta nueva etapa en nuestro matrimonio. He llegado a la conclusión que mi mujer es una puta en potencia porque ahora hasta me ha propuesto que quiere vender su contenido sexual. Creo que no es mala idea.
Cuando tocó hacer el trío con mi cuñada Sonia, yo estaba súper feliz, por fin esa hembra iba a ser mía, con un cuerpo hermoso, desde siempre la deseaba, me había masturbado muchas veces pensando en ella y cuando tuve la oportunidad de llevarme algunas de sus tangas lo hice, con las que mucho tiempo disfruté.
Mi cuñada Sonia llegó a casa, se hacía la mojigata, como que si no supiera que le encanta mamar y coger con cuanta verga puede. Iniciamos comiendo unas botanas y varias copas de vino. Mi mujer comenzó a romper el hielo, como decimos los latinos, y al ritmo de la música empezó a quitarse cada prenda de ropa y me la aventaba. Jaló a su hermana para que hiciera lo mismo y cuando quedaron completamente desnudas comenzaron a besarse, a tocarse y a mamarse los pezones, mi cuñadita gemía y tuvo un orgasmo.
Mi mujercita me llamó hacia ellas y quedé en medio. Obviamente empecé por tocar a mi cuñada que se carga un hermoso cuerpo, nalgas duras, la vagina totalmente depilada, me prendí de uno de sus pezones mientras que mis manos recorrían el resto de su cuerpo, en tanto mi esposa me daba una buena mamada de verga.
Puse de rodillas a mi cuñada para que me mamara la verga y a mi esposa comencé a darle pequeñas mordidas en los pezones, además de meterle dedos en el culo y en la vagina. Para no venirme en la boca de mi cuñada, porque quería seguir disfrutando de esas dos hembras, la levanté y nos besamos los tres.
Nos fuimos a la cama, me acostaron y cada uno comenzó a besarme. Una desde los pies hacia arriba y la otra desde la cabeza, hasta que se encontraron con mi pene que comenzaron a mamar, ambas se lo compartían.
Como mi mujer llevaba el mando, me ordenó que me viniera para que entre las dos se tragaran mi semen. Una vez que me dejaron limpio el pene, fue mi turno de mamarles la vagina, mi cuñada se vino en mi boca, mientras ellas se besaban y mamaban sus pechos, fui subiendo hasta que mi pene quedó en la entrada de la vagina de mi cuñada y de un solo golpe se la metí y comenzó a mover las caderas, en las primeras embestidas que le di, se volvió a venir dos veces más y gemía bastante fuerte. No aguanté más y me vine dentro de la vagina de mi cuñada. Fue algo maravilloso, era algo que siempre había deseado y gracias a la putita de mi mujer, ¡¡cumplí mi fantasía!!
Nos seguimos acariciando entre los tres y una vez que mi pene estuvo erecto, penetré a mi mujer que también tuvo dos orgasmos, estaba tan caliente que le pidió a su hermana que se sentara en su cara, para mamarle la vagina. Alcancé a escuchar los gemidos de mi cuñada, en señal de que se estaba viniendo otra vez, ahora en la boca de su hermana.
Nos la pasamos bastante bien. Después de descansar un poco, nos vestimos y nos fuimos a la cocina para prepararnos algo de comer, porque tanto desgaste de energía nos había dado hambre.
Mi mujer fue la primera en hablar: mis amores me la pasé bien rico, me hicieron disfrutar, sería bueno que volvamos a repetir, la verdad es que no me gustaría que se vean solo ustedes dos. Hermana, mi marido desde siempre había querido culiarte, hoy ha hecho realidad su fantasía, les propongo que siempre estemos los tres, aunque ustedes sabrán si respetan este acuerdo.
Mi cuñada dijo que ya se había dado cuenta de que con mis miradas la quería desnudar y coger, pero que por respeto a su hermana nunca había dado el paso. Estaba de acuerdo en que si había una próxima estuviéramos los tres, nada a espaldas de su hermana.
Por mi parte acepté las condiciones, la cosa era no desaprovechar esas oportunidades que estaba teniendo gracias a mi mujer.
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