La vez que le tenía ganas a mi madre y se me cumplió
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Les quiero compartir esta historia. Desde muy pequeño, era muy caliente, pero fue más cuando un día que mis padres no estaban encontré una película XXX que habían comprado. Ahí empezó todo: todos los días me masturbaba viendo las películas que tenían, pero había una que me llamaba la atención: incestos de madre e hijo, de sobrinas con tíos, etc., sobre todo por ver a jóvenes cogiendo. Me hice la idea y empecé a masturbarme con morbo pensando en mi mamá.
Ella luego andaba sin sujetador o se salía de bañar desnuda, y fue entonces cuando se me pasó la idea de algún día acostarme con ella, como en las películas que veía.
Un jueves, estaba viendo una de esas películas en las que aparecían maduras con jóvenes y oí que llegaba mi madre. Ese día estaba solo y agobiado, guardé sus películas donde las escondían y me preguntaba qué hacía. Le decía que nada, que veía la televisión y se metió en el baño y me dijo: «Ahorita te hablo para comer». Estaba caliente y con miedo de que me encontrara con sus películas, ya que era un adolescente. Cuando me habló para comer, recuerdo que llevaba unos pantalones vaqueros ajustados que marcaban toda su entrepierna. Yo estaba temblando de excitación y por cómo acercarme a ella y tocarla. Cuando estaba sirviendo la comida, se le cayó una cuchara y se agachó para cogerla, pero como se fue hasta dentro de la cocina, se empinó y pude meterle la mano. Ella solo pegó un suspiro como de asombro, se levantó rápido y me cacheteó diciéndome que no lo volviera a hacer. Solo le dije que llevaba un chicle pegado y se lo enseñé. Ese chicle era mío, ja, ja, ja, pero era para evitar la madriza que me pudo ver dando y me dijo que por un chicle le había metido toda la mano y que eso no estaba bien y estuvo seria mientras comíamos. Ya más tarde, cuando ya estaba mi hermano menor, Teníamos la costumbre de dormir un día con ella y ese día me tocaba a mí. Cuando abrí la puerta para entrar a su cuarto, me llevé una gran sorpresa al encontrarla acostada con una tanga transparente que dejaba todo al descubierto y una camisa de tirantes delgada que también dejaba ver sus grandes pechos. Mi madre es como una copa doble y no podía dejar de ver tu panocha.
Esperaba que me dijera que me quería, pero no, no decía nada y así me quedé viéndola un rato, hasta que le dije:
—Dejoentro al baño antes y me la estoy tirando con lo que he visto. No me quitaba de la cabeza cómo vi a mi madre.
Cuando salí, me acosté. Le dije que me iba a dormir y me tapé, pero ella se quedó destapada y yo pensaba cómo podía hacer para tocarla, así que la abracé de cucharita para tocarle un pecho y no me dijo nada. Estuve así un rato hasta que pensé: «Voy a tocarle el otro». Entonces, ya no me dejó y me lanzó la mano hacia abajo, pero mi mano cayó en su vagina y la sentí tan húmeda que ella suspiró y se levantó, y me dijo: «¿Qué haces?». —Estás pendejo, mañana voy a acusarte con tu papá.
—Solo estaba durmiendo.
—Que no me hiciera pendejo si sabía lo que hacía. Se levantó, cerró la puerta y me dijo que era porque le había dado curiosidad ver cómo estaba. Le pregunté si podía entrar y me dijo que sí, pero me regañó y me dijo que me fuera. Le pregunté por qué y me dijo que porque veía cosas de chicos con maduras y me regañó por eso. Le dije que un día dejaron una película puesta y por eso me interesaba. Entonces me dijo que eso solo eran películas y que nada era real. Le pregunté si lo de los chicos que se la meten a señoras era falso y me dijo que no del todo. Le dije que, ya que estábamos, podía ver sus pechos. Me dijo que qué me pasaba y se quitó la camisa de tirantes. Vi sus grandes pechos y, sin decir nada, me puse a tocárselos. Pero no me dijo nada.
Sin perder la oportunidad, le empecé a chupar el coño y ella solo me veía, pero no decía nada. Mientras ella estaba de pie, cuando iba a bajar mi mano para agarrarle el coño, me dijo que qué hacía. Le dije que es que tengo curiosidad por lo que vi y me dijo que eso está mal y que no debería pasar, pero a ver si así dejas de estar de curioso. Le estaba agarrando el coño mientras le chupaba los pechos y noté que estaba mojada. Le pregunté si se podía empinar como lo hizo cuando se le cayó la cuchara en la cocina y ella lo hizo, y me quedé mirando su culo un rato. Aproveché para hacerle el uno, le quité su tanga de lado y le empecé a lamer el coño. Solo gemía.
Cuando empecé a pasar mi lengua por su culo, solo lo apretaba y me decía que no. Le pregunté por qué, si sabía rico y me gustaba, y se levantó y me dijo que se acostara, que iba a hacerle algo que les gusta a los hombres. Cuando me bajé los pantalones, me dijo que, para ser un adolescente, no estaba mal y empezó a chupar mi pene. Verla empinada mientras me lo chupaba y masturbaba la vagina fue tan delicioso… Entonces se levantó, se quitó la braga y me dijo: «Ni creas que me la voy a meter, eso ya es mucho, pero con esto vas a tener». Se estaba dando unos rosones, sentía su vagina mojada y rosada contra mi verga, y en un momento dado mi verga se metió en su vagina y me dijo: «Te lo dije que no, pero tampoco ella se la quitó. ¡Estaba cabalgando a mi madre y no lo podía creer!
Me dijo: «Abreme las nalgas», y cuando se las abrí, sentí su ano muy mojado, por lo que me resultó fácil meterle un dedo. Ella gimió fuerte y me dijo que le sacara el dedo, pero no le hice caso. Metía y sacaba mi dedo, y cuando lo hizo, le pedí que se levantara y empecé a mamarle el culo. Ella se estaba masturbando mientras yo le mamaba el culo.
Le pregunté si se la podía meter por el culo y me dijo que no, pero ya estaba tan caliente y, aparte, puesta, que se me hizo fácil y se la metí en el culo rápido. Se agachó y me dijo que no, que por ahí no, que ya se lo había dicho, y le contesté que está bien, que ya no, pero lo volví a hacer. Se la metí de nuevo en el culo y, cuando se iba a quitar, me acosté encima de ella y me dijo que la sacara. Le dije que ya la iba a sacar, pero ella se acomodó de nuevo en cuatro y ya le estaba cogiendo el culo a mi madre. No olvidaré esa escena: vi cómo se acomodó más inclinada, abrió sus nalgas con las manos y me enseñó todo su ano bien abierto mientras me seguía cogiendo con una mano, masturbándose con la otra hasta que se vino en un chorro.
Se quitó y, sin que yo le dijera nada, se puso de rodillas y me empezó a mamar la verga como si fuera una puta. Sí, cuando me la chupó al principio fue rico y no fue tan exagerado, pero esa segunda vez, después de correrse, cuando le cogí el ano, me la estaba chupando con una desesperación, como toda una puta. Verla de rodillas, apretando sus pechos y masturbando su panocha mientras se metía los dedos en el culo me dijo: «Tu verga sabe a mi culo, rico. Apesta a puro culo, pero tu verga sabe bien».
Se acostó de espaldas, me abrió las piernas y, de nuevo, no podía dejar de ver su vagina. Me dijo que la estaba viendo y yo le dije que no podía dejar de ver su panocha.
—La tienes tan rica y depilada como en las películas —me dijo—. Apareja de labios grandes y ricos.
—Bueno, me gusta la panochita de mamá —le contesté.
Y empezó a penetrarla por el culo. Me fascino tanto coger su culo que ya no se la metía en la vagina. Escuchar cómo gemía despacio y oírla decir que no podía creer que su hijo le estuviera cogiendo el culo me excitó tanto que me vine dentro de ella. Se levantó y me la volvió a mamar. Yo seguía muy excitado y, mientras me la mamaba, me dijo: «¿Querías experimentar como en las películas?». Yo le contesté que sí y le dije: «Podemos poner una mientras me la sigues chupando». Justo puse una en la que un chico se coge a una madura y la ponía en varias posiciones.
Mi madre me dijo:
—Ya sé que te gusta la lencería, ¿quieres ver algo?
Le dije que sí y me dijo que me diera la vuelta y sacó algo de su cajonera.
En menos de tres minutos me dijo:
—Ya puedes dar la vuelta, tienes puesto un conjunto de lencería transparente.
Yo le contesté:
—Te ves bien rica con eso puesto.
—Vuelve a ponerte de cuatro, ábreme tus nalgas como hace rato —le dije.
Ella sin pensarlo lo hizo, y mi madre le empezó a mamar el culo, y ella en murmuros decía: No puede ser, mi hijo me está mamando y rompiendo el culo.
De nuevo se la metí en el culo y le dije: «Voy a hacer lo que están haciendo en los vídeos». Me puse encima de ella y mi verga entraba más, ella solo gemía y me decía que parara, pero yo seguí hasta que se volvió a correr y volvió a mamármela. Le dije que si podíamos hacer lo de la película, que era un 69, y accedió. Mamarle la concha y ella mamando mi verga fue tan rico que le dije que se pusiera encima de mí para meterla en el culo. Solita se la metía. Me decía que le chupara los pechos mientras ella me cogía y le decía: «Mamá, quiero chuparte las chichotas». Y así estuvimos hasta que se vino en mi boca. En ese momento se quería quitar, pero no la dejaba. Me decía que ya no quería, que ya no aguantaba su culo, pero a mí no me importaba. Seguí y ella decía que no, que me la quería chupar. Así que le pedí que se acostara boca abajo y su culo volvió a ser mío. Ella quería que terminara, pero no podía. Me dijo que me sentara en la cama y se sentó en mi verga, pero esta vez no se la metió en el culo. Le dije que se lo hiciera por el culo y accedió.
Me dijo que cuando sintiera ganas de venirme le dijera y le dije que sí. Cuando ya me estaba viniendo, se la quitó y empezó a mamármela como una puta loca hasta que me vine en su boca. Parte de mi semen cayó en sus pechos y ver cómo se chupaba los pechos para recoger el semen me puso cachondo. Me dijo que ya podíamos acostarnos porque estaba cansada, y así lo hicimos. Pero al rato, la volví a manosear y me dijo: «No te cansas», y yo le contesté que no y seguimos haciendo el amor durante un rato más. Esa fue la primera y única vez que cogí con mi madre.
Les mando saludos.
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