Un feliz reencuentro

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Una tarde de verano, paseaba por mi ciudad. Entré en un bar a tomar una cerveza y me llevé una grata sorpresa. La camarera era la hermana de mi amigo, a la que desnudamos mientras dormía y luego terminamos follando los dos.

Quedé con ella cuando saliera de trabajar. La recogí a la salida y fuimos a un pub para estar tranquilos y poder hablar. El lugar era perfecto: música suave, luz tenue y los asientos separados por biombos, para mayor intimidad. Mientras charlábamos, nos poníamos al día. A pesar de su edad, 55 años, seguía conservando un cuerpo delicioso. Nos besamos y nos tocamos toda la ropa. Ella se puso mi polla, que llevaba los pantalones puestos, y yo le tocaba el coño, que llevaba la falda por encima de las rodillas.

Tras unas cuantas bebidas, me invitó a ir a su casa. No lo dudé y salimos del pub. Al llegar a su casa, nos fuimos desnudando mientras nos dirigíamos a su habitación y dejábamos la ropa en el suelo. Nos dirigimos directamente a la cama y comenzamos con un 69, corriéndonos juntos y saboreando nuestros jugos.

Después, nos recuperamos un poco besándonos y acariciándonos. Cuando nos recuperamos, la besé recorriendo su cuerpo, desde el cuello hasta las tetas y el coño, separando los labios vaginales y metiendo mi lengua todo lo que podía. Luego coloqué sus piernas sobre mis hombros y volví a penetrar en ese delicioso coño que había follado varias veces de joven.

Ella gemía con cada embestida de mi polla y con cada una de las mamadas en sus tetas. Cuando iba a corrermela, empujé hasta el fondo, regándole el coño con mi lefa y notando cómo ella se corría a la par. Antes de que se recuperara, la puse de perrito y la penetré en su delicioso culo. Ella movía sus caderas al ritmo de mis penetraciones y se tocaba el clítoris hasta que, juntos, llegamos al orgasmo y le llenamos el culo de lefa.

Nos tumbamos un rato para recuperarnos. Nos besamos y nos dormimos.

Ya de madrugada, me desperté excitado. Se estaba mamando mi polla. Cuando se puso dura, se colocó encima de mí, se la clavó en el coño y comenzamos a hacer el amor. Yo agarraba sus caderas y mamaba sus tetas, hasta que llegamos juntos al orgasmo. Cuando se la sacó, de su coño salían restos de mi lechada mezclada con sus jugos. Volvimos a besarnos y nos quedamos dormidos abrazados hasta que por la mañana nos despertamos y ella, después de besarnos, se vistió para irse a trabajar. Yo me vestí y la acompañé al trabajo, quedando para otra ocasión.

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Sevilla1972
Sevilla1972
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