Mi inocente prima en su primer anal

Hola, amigos:

Esto me sucedió un verano con mi primita.

Era una tarde en que la pasamos en familia, como era de costumbre los sábados: salimos a nadar en la piscina de mi tía Isabel. Entre juegos y risas, mi prima Karina, una jovencita de 18 años, piel morena, ojos cafés, unos pechos redondos y unas piernas bien formadas —ya que practica atletismo—, llamó mi atención. Siempre hemos sido muy unidos, pero desde ese día empecé a verla con otros ojos, ya que es muy reservada y tímida, a diferencia de ese día, cuando llevaba un biquini blanco muy sexy.

En ese instante, tuve una enorme erección, y mi prima notó que no dejaba de mirarla, así que comenzó a bromear conmigo.
—Vaya, mi primo, ya me comerás con la mirada.
Argumentó ella.
—Es que estás que ardes, mi princesa.

Eso es lo que nos decimos de cariño, para mí es mi princesa, pero la veía como mujer.

Mi tía decidió ir de compras con mi tío y mi madre, argumentando que tardarían.En ese momento, mi princesa se dirigió a la cocina a por unos refrescos, y yo aproveché para salir y que notara mi erección.

Me dirigí a mi habitación, me quité el bañador y me quedé en bóxer. En ese momento, noté que alguien me miraba: era una chica.

Entró en mi cuarto y elogió mis abdominales, que había tonificado en el gimnasio.Ella me respondió que era muy lindo, me abrazo y me dijo que yo le gustaba. Nos besamos y, en ese instante, me sentí un poco mal, ya que era mi prima, pero al verla en ese estado solo pensaba en una cosa: follármela.

Le arranqué el biquini, besé sus pechos, la acosté en la cama, bajé hasta su rajita y comencé a jugar con su clítoris. En ese instante tuvo un fuerte orgasmo que la hizo estremecer. Ella tomó la iniciativa de masajear mi pene, que mide unos escasos 17 cm, y se lo introdujo en la boca, pero con torpeza. Decidí penetrarla de una vez, me puse frente a ella y, con una mirada tierna, me confesó que era virgen, así que lo hice despacio.

Lanzo un quejido y estuve un par de minutos hasta que se acostumbró. Entonces, le introduje de un solo empujón y gritó.

En el mete y saca, jadeaba como una loca, así que la puse encima de mí y comencé a cabalgar. Como todavía no había estrenado su ano, decidí hacerlo así que la puse en cuatro, la lubrique bien y comencé a penetrarla poco a poco, primero con la punta, pero después hasta el fondo. Gritó mucho más fuerte y rogó. Hice caso omiso y, llorando y gritando, me la saqué.

Le había quitado su virginidad anal tambien, pero, en un momento, los gritos se tornaron quejidos, ya pidiendo más y más, hasta que estalló. Le llené el ano de leche que escurría por sus piernas con un poco de sangre. Algo estremecida, me abrazo.

Ahora follamos cuando estamos solos, que es a menudo, ya que mis tíos salen todo el día y yo me quedo en su casa con el pretexto de acompañarla. Miren la foto, tiene un culo precioso!!.