Desnuda y excitada, sentada en el sillón donde su marido veía el fútbol
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Le faltaba el aire, respiraba agitadamente, gimiendo como hacía tiempo que no lo hacía. Sintiéndose poseída, devorada por esa lengua extraña que recorría su sexo con habilidad. Estaba desnuda, sentada en el sillón donde su marido veía siempre el fútbol en la televisión, con la bata que hacía unos minutos cubría su cuerpo, caída en el suelo en el mismo sitio donde él la había tirado al arrancársela.
El. Joder, no lo entendía.. pero si acababa de conocerlo hace unos minutos, dios… Le abrió la puerta con intención de cerrársela en las narices por haberla interrumpido justo cuando iba a ducharse. ¿Por qué le dejo entrar?.
Eva abrió los ojos un instante y se mordió el labio desesperadamente excitada al verlo ahí, arrodillado a los pies del sillón, aun con el pantalón puesto y la cabeza hundida entre sus piernas. Era el dueño de la lengua que estaba matándola de placer. Y Ella estaba completamente abierta de piernas, colgando ambas sobre los brazos del sillón y sus manos apretando con fuerza la parte superior del respaldo. Una imagen morbosamente obscena, imposible de imaginar que fuese real hacia tan solo media hora.
Su cuerpo se arqueó al sentir la punta de la lengua moverse rápida sobre tu clítoris duro. Un gemido ahogado salió de su boca?.No sabía por qué le dejó entrar a la cocina a por agua. Ni por qué le sonrió como una tonta cuando le pillo mirando su escote.?No llevo nada debajo y él se ha dado cuenta. ¡Será cerdó!? pensó con una mezcla de temor, curiosidad y excitación.
Ahora notaba su coño chorreando, sus jugos mezclandose con la saliva de esa boca incansable que le había dejado sin voluntad. Un ligero respingo volvió a tensar su cuerpo al notar dedos que jugaban con sus labios acariciándolos, en una dulce tortura que deseaba que no se acabase nunca. Y abrió la boca de golpe cuando a esos dedos se hundieron despacio entre sus labios. Unos dedos que fueron recibidos con hambre, casi atrapándolos con los labios, y que arrancaron un gemido profundo de la boca de Eva cuando empezaron a moverse rítmicamente entrando y saliendo, una y otra vez.
Ella no era una mujer desatendida, no era la típica ama de casa aburrida, ni mucho menos. Marcos, su marido, era un buen hombre. Trabajador, atento, cariñoso? No tenía motivos para estar así en este momento, abierta de piernas en medio del salón de su casa, con un joven que acaba de conocer devorando su coño y hundiéndole los dedos. Y, joder? la estaba matando de gusto. ?Cabrón ¿que me haces?? Penso Eva entre gemidos cuando noto los dedos moverse con rapidez cambiando de sitio y, aprovechando la humedad de su sexo que se deslizaba entre sus nalgas, el dedo pulgar se hundió de nuevo en su coño mientras el anular profanaba su ano. ?Ohhh..dioss…diosss mio.?
Debió ser más enèrgica dejando claro al descarado joven que era una mujer casada y que no era una golfa. Pero es que cuando se pegó a ella y le besó sin darle tiempo a nada, fue como si se abriera una válvula de presión. Fue incapaz de ofrecer resistencia más allá de un debil ?No ..no.. por favor estoy casada..yo no..? Pero ya era tarde.
Eva abrió de nuevo los ojos sorprendida cuando dejo de sentir esa lengua prodigiosa y esos dedos maravillosos dándole placer de esa forma. Y lo vio ahí arrodillado, mirándolo sonriente, con la seguridad del que sabe que las defensas han saltado en pedazos y solo el deseo guía el cuerpo desnudo de ese mujer madura que se le ofrece sin pudor. Le miro interrogándolo, esperando, preguntándose sin decir nada el motivo de la interrupción. Y entonces él simplemente se puso de pie.
?Tienes unas tetas muy bien conservadas para tu edad. Tocatelas?. Le dijo mientras empezaba a desabrocharse el pantalón y lo dejaba deslizarse por sus piernas, dejando a la vista un bóxer rojo bajo el que se distinguía la marcada silueta de una polla dura y gruesa. Eva tragó saliva mirando el bulto con los ojos muy abiertos, comparando sin querer ese miembro joven con el de Marcos, su marido. ?¿Qué?? preguntó tontamente.
“Que te sobes las tetas” le contestó el joven mientras se acababa de quitar el pantalón y, solo vestido con ese boxer rojo, empezaba a acariciarse la polla por encima de la tela. Ella miró el bulto y se sintió arder. Y como una autómata bajó las manos y atrapó sus pechos, empezando a tocarlos. Quería acariciarlos simplemente pero sus manos empezaron a manosear sus propias tetas de forma casi obscena.
“Así me gusta.” Oyó que decía el joven. Pero sus ojos seguían fijos en la silueta que se marcaba bajo la tela.”No esperabas encontrarte esto está mañana ¿verdad?” Y con la chulería del que sabe que tiene a una mujer descontrolada a su merced, el joven se quitó lentamente el boxer mostrando una polla gruesa, dura.. un apetecible trozo de carne de casi veinte centímetros que hicieron susurrar a Eva .. “joder, joder.. que barbaridad”
“Jajajajaja.. Está no es como la de tu marido eh zorrita?”. El joven jugaba con su polla agarrándola por la base y moviéndola. “Oye yo no soy una z….” Empezó a protestar Eva intentando cerrar las piernas y recuperar la compostura, pero el joven se mantuvo firme de pie pegado al sillón impidiendo que las cerrase. Y lo siguiente que noto Eva fue la polla del joven presionar sus labios interrumpiendo su protesta. Sé quedó parada. El contacto con el glande de esa maravilla de polla, el olor a sexo, la dureza…fue como si le hubieran anulado la voluntad.
“No es nada malo ser un zorra” escucho decir con voz tranquila al joven mientras, sin poder evitarlo, separaba los labios, abría la boca y permitía el paso de ese pollón. “Puedes ser una buena esposa para tu marido”. La polla entró hasta llenarle la boca, dándose cuenta de la brutal diferencia entre el miembro ya maduro de su marido (Marcos tenía casi 50 años) y este pedazo de carne dura y caliente que se deslizaba en su boca, obligando a abrirla como nunca había hecho.
“Y desear sentir otra polla follando todos tus agujeros…. Zorra” Y entonces se dió cuenta que le excitaba. Si, le excitaba sentirse una zorra. Indecentemente sentada en el sillón de su marido, abierta completamente de piernas, sintiendo la mano del joven agarrar sus cabellos y guiar los movimientos de su cabeza, y disfrutando de esa polla maravillosa follando su boca sin descanso…Si, se sentía muy zorra. Y su coño chorreaba como hacía años. Estaba muy caliente, descontroladamente caliente.
Y cerró los ojos complacida cuando escuchó la voz mandona del comercial “vamos zorra, masturbate… Destrozate ese coño de puta casada… Vamos!” Obedeció al instante. Ansiosa. Hundiendo los dedos en su hambriento sexo, acompasando la velocidad a los movimientos de esa polla prodigiosa que llenaba su boca. Por un instante se hizo el silencio, escuchándose únicamente la respiración agitada del joven y el chapoteo de su coño al entrar y salir los tres dedos que la estaban llevando a la locura.
Estaba en una nube de placer. Le daba igual quien era el dueño de esa polla, solo deseaba sentir su dureza llenándole la boca, la presión firme de esa mano agarrando sus cabellos, la sensación de ahogo que hacía humedecer sus ojos…… Si, se sentía una zorra y lo deseaba. Se sentía usada…y descubrió que eso ponía aún más duros sus pezones y hacía que su coño pareciese un torrente.
El joven aceleró sus movimientos, empezó a gemir con fuerza “diossss que gusto zorra… Joder voy a llenarte la boca de leche….síii” . Y entonces lo notó. Sintió la polla hincharse ligeramente, mientras su dueño movía con fuerza la mano pajeandose. Sintió la presión de la mano que impedía que su cabeza se moviese, manteniendo el glande hundido en el fondo de la boca. Y la sintió explotar. “Diossss…síii.. traga puta… tragartela toda….siiiii”
Un chorro de semen llenó su boca…y después otro…y otro… Así hasta cuatro torrentes de leche que tragó como pudo, aguantando las arcadas, notando como por sus mejillas se deslizaban lágrimas al sentirse ahogada.
Cerró los ojos y se sintió un juguete en manos de ese joven. De repente notó la polla deslizarse abandonando su boca, dejando a su paso un hilito de semen que acabó colgando de la comisura de sus labios, mezclándose con sus lágrimas. Pero le dió igual. Necesitaba acabar…necesitaba explotar. Y apretó con fuerza sus tetas, manoseandolas como una perra en celo, estirando sus pezones, apretandolos… Mientras con la otra mano frotaba con fuerza su coño, masturbándose con un ansia olvidada.
Solo duro unos segundos la espera. El orgasmo que recorrió su cuerpo como un corriente eléctrica fue brutal. Abrió la boca aún con restos de la corrida del joven desconocido, buscando aire como un pez fuera del agua. Su cuerpo se tensó y noto como sus piernas temblaban y resbalaban por los brazos del sillón. Y, con los dedos aún moviéndose hundidos en su sexo y la palma de la mano rozando su clítoris hipersensible, fue deslizándose entre gemidos hasta el suelo. El último jadeo la sorprendió en el suelo acurrucada, hecha un ovillo, agotada por ese único y profundo orgasmo.
Y se quedó ahí, quieta, notando la presión en sus sienes. Intentando recuperar el aliento y la cordura. Desde el suelo y con los ojos entreabiertos, lo vió vestirse tranquilamente mirándola y sonriendo. Esa sonrisa de suficiencia que una la hacía sentir más puta, mas cerda.. y satisfecha. Extrañamente satisfecha.
Lo vio alejarse hacia la puerta, abrirla y lanzarle una última mirada mientras decía ?Hasta otra guapa?
Eva se dejó vencer por el agotamiento mientras pensaba? ojalá.
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