La mujer de mi vecino hace las mieles de mi herramienta
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Josefina es una hermosa mujer, a sus 29 años es toda lo que se podría definir “Una Loba”. Tiene un cuerpazo definido por el gimnasio. Sus firmes carnes, su estrecha cintura, su redondo y firme culito, y a eso hay que sumarle unos pechos abundantes de pezones agresivos. Ellos compraron la casa de al lado de nosotros hace dos años. Su esposo trabaja embarcado por lo que suele estar bastante tiempo fuera de casa. Todavía no tienen hijos.
Mi esposa falleció hace un año, lamentablemente una enfermedad terminal se la llevó demasiado pronto. Tenía solo 33 años. La amé muchísimo. Lamentablemente no pudimos tener hijos por lo que vivo solo.
Cuando llegan las fiestas patronales, el barrio se pone muy entretenido, se baila en las calles, hay una costumbre de que se cierra la calle donde vivimos, que es una cortada, con un auto en cada boca calle y de esa forma se interrumpe el tránsito. Y todos los vecinos sacamos los tablones a la calle y se prepara comida y bebidas que compartimos entre todos. Yo no estaba de buen ánimo, ya que mi esposa era el alma mater de estas celebraciones y seguro todo el mundo hablaría de ella. Pero tampoco podía aislarme, debía continuar viviendo. Desde que falleció mi esposa no había tenido relaciones sexuales con ninguna mujer, solo masturbarme de vez en cuando.
Esa noche en definitiva decidí poner buena cara y participar, al rato ya la fiesta estaba concurrida y muy entretenida, había baile y mucha bebida, lo que promovió que comenzáramos a perder un poco nuestras inhibiciones. De pronto tengo a mi vecina al lado mío moviendo sus caderas y me está invitando a bailar. Quiero negarme pero no me deja. Simplemente me toma de la mano y vamos al centro de la calle. Josefina se mueve muy bien, baila de novela. Yo no lo hago tan mal a mis 36 años. Somos una pareja interesante mezclados con todos, y a nadie le importa quién con quién.
Bailamos un rato largo, luego la invito a tomar algo fresco, hace mucho calor, y eso me permite observar cuando camina delante mío, su hermoso trasero, y produjo en mí un eléctrico sacudón en la base de mis testículos, y no pude evitar que mi verga comenzara a erectarse. Es que mi vecina está muy buena y es muy simpática. Y al igual que yo pasa mucho tiempo sola. Caminábamos entre las sillas hacia nuestros lugares cuando de pronto una vecina se para y obliga a Josefina a frenarse, yo que venía concentrado en su culo no lo advertí, me fui encima de ella y la llevé por delante, rápidamente la abrazo debido a que casi se cae, mis manos fueron a depositarse en sus pechos y mi poronga quedó bien acomodada sobre la raja de sus nalgas.
No es por agrandarme, pero mi miembro anda por los 20×5,5cms, por lo que es bastante difícil ocultarlo si está parado. Josefina gira la cabeza, me sonríe y baja la vista hacia mi entrepierna. Lentamente sigue caminando, juro por Dios que lo hacía moviendo más su culo que de costumbre. La acompañé y le pedí disculpas por haberla atropellado. Ella no le dio importancia, pero noté en su mirada algo de picardía.
Transcurría la noche y seguía la jarana, volvimos a bailar ambos, y de pronto cambian la música y ponen lo que en mis pagos se llaman “Los lentos”, música lenta y que normalmente bailan las parejas o enamorados. Yo intenté irme a sentar, pero Josefina no me dejó, me echa los brazos al cuello y se pega a mí.
Sentir sus pechos en mi pecho, la estrechez de su cintura, su aliento en mi cuello, eso fue demasiado y tuve una tremenda erección, obviamente que Josefina la sintió entre sus piernas, y lejos de separarse, apoyó con más ganas su pubis contra el mío. Como si quisiera fundirse conmigo.
Bailamos un rato así y ya la calentura que nos envolvía era demasiada para ignorarla. Y nació de ella, me habla susurrando y me dice que podríamos seguir bailando en otro lado, una clara invitación a irnos. Nos fuimos a sentar, pasado unos minutos me dice que va al baño de su casa. Me hago el desentendido y dejo pasar unos minutos y simplemente me levanto y me voy a mi casa.
Nuestras casas están separadas solamente por un cerco de 1 metro de ladrillos. Entré a mi casa, tomé un paquete de profilácticos, gel lubricante y salté el cerco hacia la casa de Josefina que ya me estaba esperando con la puerta abierta, entro y cierro la puerta tras de mí. Ingreso por la cocina, paso al living y allí está ella. Vestida solamente con un negligé traslúcido que no oculta nada, puedo ver su pubis depilado, su escultural cuerpo y sus pechos redondos, pesados.
Me invita a acercarme, lo hago y comienza a desvestirme, lo que no demora mucho, una remera, pantalón y calzoncillo y ya estoy como Dios me trajo al mundo.
Nos abrazamos y nos besamos con frenesí, se nota la necesidad de sexo de ambos, no hay muchos preámbulos, me lleva hacia el sofá del living, me hace sentar, se arrodilla entre mis piernas y ataca mi verga con esos hermosos labios, pronto me tiene en el séptimo cielo, no resisto y le lleno la boca de espeso semen, que ella traga sin asco, se para y me toma de la mano y me lleva a su recámara, se tiende de espaldas en la cama y me invita a su lado, me acomodo entre sus piernas y le devuelvo el favor, le doy una tremenda mamada de concha hasta que se viene con un genial suspiro y casi me arranca los pelos de la cabeza.
Está muy caliente, por lo que no demoro nada en colocarme en posición entre su largas piernas, me recuerdo del condón, me quiero retirar para ponérmelo y no me deja, me dice que se cuida, y no pierdo más tiempo, la tomo de las piernas, se las acomodo en mis hombros y tomando mi miembro por el tronco se lo posiciono entre sus gorditos labios vaginales que ya están brillosos por su lubricación, y sin más comienzo a penetrarla.
Siento como la verga va abriendo esa tan poco usada vagina, es estrecha pero es una caricia a mi verga, pronto se la tengo toda adentro, ella se pone briosa y se mueve buscando ser penetrada hasta el fondo, estuvimos así como 10 minutos hasta que de repente me dice que le gustaría que la penetre por el culo. Le hago caso, le saco la verga y permito que se ponga de panza en la cama, se pone dos almohadas bajo su panza y para su cola, es preciosa, redondita, turgente, una pinturita, le abro los cachetes y su oyito se ve cerrado.
Habrá que trabajar con cuidado para no hacer daño, por lo que tomo el gel lubricante, unto bastante en la raja de su culo y acometo con un dedo su agujerito trasero, luego dos dedos, ella está excitada y expectante, cuando el tercer dedo entró sobrado volví a poner gel en su culito, también en la cabeza de mi rabo y se lo presenté sin más, al principio su esfínter resistió el embate pero pronto cedió y mi tripa comenzó a internarse en ese tan apretado túnel.
Ella solo gemía suavecito, cuando la tuve totalmente penetrada me pidió que me quedara un poquito quieto ya que le dolía bastante su trasero. Pero luego fue ella la que comenzó a moverse, se cogía sola, lo movía con un arte genial, y no pude aguantar mucho, se lo hice saber, aceleró sus movimientos y juntos llegamos al orgasmo.
Quedamos ambos extasiados, luego pude retirar mi tripa de su ano, y nos fuimos a bañar juntos. Nos lavamos uno al otro, con delicadeza y dulzura.
Y este fue el comienzo de una relación que lleva quince días, de los cuales en 10 tuvimos sexo. Me da pena su marido, pero no es mi culpa. Josefina está radiante y más feliz que nunca.
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