Con la madre de mi amigo
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Después de volver de las vacaciones en la playa, aun nos quedaban unos días para volver a la rutina de todos los días.
una tarde fui a recoger a mi amigo a su casa, pues habíamos quedado para tomar unas cervezas con nuestro grupo de amigos en el bar de costumbre. Cuando llegué a su casa y llamé a la puerta, me abrió su madre. Me quedé un poco embelesado, pues llevaba la misma bata que en las noches de la playa, cuando su hijo y yo la tocamos dormida, pero llevaba ropa interior negra.
.- Buenas tardes… Pude balbucear… ¿Está Juan?
.- Hola, cariño… Contestó ella, como siempre… No está. Ha ido con su padre a un recado, aunque no creo que tarde mucho. Pasa si quieres y lo esperas.
.- No quisiera molestar… Respondí.
.- No seas tonto… Me recriminó… Tu nunca molestas.
Pasé y me senté en el sofá, mientras la miraba, disimuladamente, cuando iba y venía por la casa haciendo sus cosas.
.- Si quieres tomar algo… Me gritó desde la habitación… Coge cerveza de la nevera. Estás en tu casa.
.- Gracias… Contesté… Aun no me apetece.
En mi mente, pasaban las imágenes de como la tocábamos su hijo y yo cuando estaba dormida en la habitación de la playa. Ese cuerpo maduro, con sus deliciosas tetas (.)(.) firmes, a pesar de la edad.
.- ¿Puedes venir un momento?… Escuché desde la habitación.
.- Voy… Contesté, saliendo de mis pensamientos.
Cuando entré en la habitación, la vi subida a un taburete, intentando colocar una de las maletas del viaje. Al estirarse para subirla, la combinación se le subía casi hasta el culo, dejando ver el principio de sus nalgas. Mi polla se puso a 100.
.- ¿Puedes ayudarme?… Me dijo nada más entrar… No llego a colocar la maleta.
.- Claro, sin problema… Contesté.
Al bajarse del taburete, rozó mi polla con su mano. Seguro que notó mi erección, porque en su cara se dibujó una sonrisa picarona. Yo me subí al taburete, y me dio la maleta para colocarla en su sitio. Al estar subido en el taburete, mi polla quedaba casi a la altura de sus tetas. Cuando me volví, después de colocar la maleta, estaba de espaldas y tan cerca que mi polla rozó con su cuerpo, mientras me bajaba, quedando entre sus nalgas. Como yo llevaba puesto un pantalón de chandal, seguro que la notó bien dura.
.- Disculpe… Acerté a decir, un poco cortado… No la esperaba tan cerca al bajar.
.- No te preocupes… Comentó con la misma sonrisa picarona… No ha pasado nada.
Salí de la habitación y volví a sentarme en el sofá, después de coger una cerveza de la nevera. Ella salió de la habitación y se sentó a mi lado. Yo disimulaba mis miradas hacia sus piernas y pecho.
.- Parece que te gusta lo que ves… Me dijo susurrando.
.- No se a que se refiere… Balbuceé.
.- No te hagas el tonto… Me contestó, mientras rozaba mi polla con su mano… Parece que tu amiguito está despierto.
.- La verdad… Expliqué un poco cortado… Es que es usted muy sexi.
.- Ya me di cuenta como me mirabas en la playa… Comenzó a explicar… Y las noches que entrabas con mi hijo en mi habitación para verme semidesnuda mientras creíais que estaba dormida y me acariciabais, por todo el cuerpo. Sobre todo tu, que eras más lanzado que mi hijo.
Dicho esto, me agarró la polla por encima del chandal y comenzó a mover la mano de arriba a abajo, suavemente. Me bajó el pantalón y el bóxer y lentamente comenzó a lamerme el glande y acariciar mis huevos, hasta que se la metió en la boca y comenzó a hacerme una deliciosa mamada. Yo cerré los ojos y me recliné en el sofá disfrutando de sus labios en mi polla. Después de un rato mamando, se levantó, se quitó la combinación y echándose a un lado la braguita, se sentó encima de mí, clavándose mi polla en su coño (Y). Yo mientras jugaba con mis manos en sus deliciosas tetas. Ella seguía su balanceo con mi polla insertada en su coño, hasta que no pude aguantar y solté varios chorros de leche, inundándolo, mientras ella también llegaba al orgasmo al sentir mi leche caliente.
Se levantó, y fue al servicio a lavarse, mientras yo me recomponía la ropa e iba a la nevera por otra cerveza. Cuando salió del servicio, me crucé con ella, me dio un beso en los labios y una caricia en la mejilla.
.- Lo volveremos a repetir otro día… Ne susurró al oído.
Yo me senté en el sofá, mientras ella se colocaba la combinación y volvía a su habitación a recoger las cosas. Al poco rato llegaron mi amigo y su padre. Después de saludar al padre, nos fuimos al bar mi amigo y yo.
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