Mi primera vez – Vanessa

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Toda mi vida había pensado que solo llegaría a tener relaciones sexuales con quien llegaría a ser mi esposo. Había tenido un par de relaciones en mi juventud, pero en ninguna me animaba a ir al siguiente nivel, hasta que él apareció.

Había cumplido los 25 años y aún virgen. Tener sexo con alguien no era algo que realmente me importara, no sabía lo que era exactamente, no sabía lo que es tener una verga dentro de mi, nunca me había tocado antes, no sabía que era un orgasmo, ni lo que llegaría a sentir si frotaba mis deditos ahí abajo.

Un día regresé al instituto donde había estudiado un tiempo, lo recordaba a él, pues había sido mi profesor en el pasado. Siempre me había parecido muy atractivo, pero entonces no lo veía más que como mi profesor.

Regresar a ese lugar y encontrarlo nuevamente fué una sensación extraña. Me saludo amablemente y de inmediato noté su interés en mí. Fue entonces que considere que podría tener una posibilidad con él.

Y como era de suponerse, me invitó a salir. Aquella primera cita lo superó todo cuando me dijo que se moría por hacerme el amor, para la chica santa que era entonces, eso me asustó y le dije que no tendríamos ninguna posibilidad.

Volvió a invitarme a salir y por alguna razón yo acepté. Fue entonces que íbamos en su auto, me tomaba de la mano mientras conducía, me soltó por un momento y empezó a bajar su mano, poco a poco en medio de mis piernas, directamente hacia mi vagina.

Entonces empezó a mover sus dedos en forma circular, mi corazón empezó a latir más rápido, era extraño lo que estaba sintiendo, solo sabía quería más. Él notó que lo empezaba a disfrutar, aunque no sabía que era el que sentía, pero me empezaba a gustar.

Entonces se abrió entre mis pantalones y comenzó a meter su mano ahí dentro, sus dedos se habrían espacio para apartar mi ropa interior y fue que llegó a mi clítoris, empezó mover sus dedos en círculos otra vez. Eso se sintió mucho más profundo y delicioso.

Yo estaba muy nerviosa por lo que ocurría, pero no sé por qué, yo no lo detenía, cerraba mis ojos y solo me dejaba llevar.

De pronto el corazón me latía más rápido, comencé a respirar más agitada y lo que sentía dentro de mi no lo podia describir, él notó esto y comenzó a mover sus dedos aún más rápido. Yo sabía que algo había ocurrido, porque mi cuerpo se estremeció y mi vagina comenzó a mojarse más. Esa electricidad que paso por todo mi cuerpo se había ido. Fué el primer orgasmo que tuve en toda mi vida.

Justo después de haber terminado, mi cuerpo quería más, él no se detuvo ni saco su mano de ahí dentro, comenzó a frotarla suave otra vez, no pasó mucho tiempo hasta que volví a tener un orgasmo, está vez más fuerte que el anterior. Casa vez que terminaba una, casi de inmediato venía la otra, y así tuve muchos orgasmos ese día, mientras conducía para dejarme en casa.

Las siguientes citas había sido similar y era una rutina que empezaba a gustarme, lo disfrutaba muchísimo. Hasta que un día me preguntó si quería que vayamos a un motel, yo no sabía que era ese lugar. Después que el me explicó un poco al respecto, accedí a ir.

En mi mente inocente, pensaba que estaríamos ahí y sería más cómodo que él hiciera con sus dedos lo que siempre me hacía en el auto.

Esa tarde me alisté para encontrarme con él, me sentía muy nerviosa. Pero fuí con una ropa que podría acomodarla fácilmente para el, me fuí muy bien depilada, no solía hacerlo antes y lo hice para está ocasión especial.

Cuando entramos a nuestra habitación, hizo que me recostara en la cama. Y empezó a bajar mis pantalones muy lentamente, yo estaba nerviosa, no quería que lo bajara completamente. Pero él lo bajo lo suficiente para descubrir mi sapito, me abrió las piernas y comenzó a tocar mi clítoris y hacerme terminar ahí, con sus dedos frotándome.

Lo disfrutaba mucho, hasta que está vez hizo algo diferente. Comenzó a bajar su dedo y empezó a empujar en la entrada de mi vagina, ahí apenas había entrado la punta de su dedo y suavemente la empujaba más y más.

Este era otro tipo de sensación nueva, era diferente a la de mi clítoris, pero en esta encontré también algo que me gustaba y quería seguir hasta el final. Esa tarde la pasamos así, solo en tocándome y haciéndome terminar.

Así pasaron las siguientes citas, siempre terminamos en un motel, la rutina era la misma, llegábamos, yo me recostaba, y era todo. Lo que no sabía es que, en el fondo, él estaba preparando mi vagina para algo más grande que sus dedos.

Logró que me entrara dos dedos dentro mi vagina, dolía un poco, pero cada terminada me hacía olvidar lo mucho que me dolía a veces.

Una tarde que nos dispusimos otra vez a ir al motel, noté algo muy raro en él, algo diferente. Al entrar a la habitación, él me quitó los pantalones de un tirón y mi ropa interior por completo, siempre solía dejarmelos puestos, pero está vez, me lo quito todo.

No sabía lo que iba a pasar. Entonces, delante de mi, comenzó a bajarse los pantalones y dejo salir si duro pene, que estaba todo lavando. Nunca en mi da había visto una verga hasta entonces. Su verga era muy grande.

Subió a la cama y abrió mis piernas, para ponerlas a ambos costados de él, chocaba su pene en los labios de mi vagina y se montó sobre mí sujetando mi cintura.

Comencé a temblar, suponía lo que iba a pasar. Fue entonces que empezó a empujar su pene en la entradita de mi vagina, yo me decía que sería imposible que toda esa verga entrara a mi pequeño huequito que tenía ahí abajo.

Comenzaba a dolerme, trataba de evitar que lo metiera más con mis manos en sus piernas, pero él me sujetaba con más fuerza, comenzó a respirar más aceleradamente, lo estaba disfrutando, pero yo sentia que me moría del dolor. Entonces lo sentí estirarse todo ahí dentro y una presión muy fuerte.

Ya lo tienes aquí dentro puta, te gusta? Me decía, esto era lo que querías verdad? Ahora lo tienes, disfrútalo! Me decía mientras yo intentaba que lo hiciera más despacio, comenzaba a quejarme del dolor, pero eso lo exitaba más a él.

Me tomó con más fuerza y la metía cada vez más al fondo, tomó mis brazos, los puso arriba de mi cabeza y con una mano los sujetaba ahí arriba para que no los bajara. Así podría libremente seguir metiéndomela y no lo interrumpiera. Comenzó a metermela más y más rápido, hasta que empezó a bombearme sin parar, el dolor de pronto se convertía en placer, comencé a gemir muy pero muy fuerte, nunca lo habia hecho de esa manera. Y terminé, muy muy fuerte. Ves que te gusta perra? Ahora vas a terminas más veces así, con mi pene aquí dentro de tí.

Casi tan pronto como terminé, el dolor volvía, pero fue una combinación extraña de dolor y placer que comenzaba a fustarme.

Me sentía completamente mojadita de abajo, pero no me importaba, yo solo seguía ahí, abierta para el, para que pudiera cogerme a su gusto. Estuvimos así al menos una hora, había perdido la cuenta de cuántas veces había terminando. De pronto su respiración se hizo más rápido, comenzó a bombearme más rápido y sentía como algo caliente dejaba dentro de mi, si terminó dentro de mi vagina. Al sacarla se levantó y pude sentir un fluido caliente que salía dentro de mi, una combinación de semen y sangre. Sentía mucho dolor por dentro, pero una gran satisfacción que me había dejado toda relajada. Nos tomamos una ducha juntos y nos fuimos.

Esa fue mi primera vez, la primera de tantas cogidas que tuvimos después, una diferente a la otra, siempre buscando experimentar algo nuevo. Pasé de ser una santa a ser una puta en la cama, para cumplir todos sus deseos y fantasías, mientras él me hace disfrutar y me coge tan salvajemente como me llegó a gustar.

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MarcoQuesada
MarcoQuesada
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