Mí primer polvo con mí abuela

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Cambiando un poco de tema referente a que conocí el goce a los 64 años, necesito contar sobre mí primer polvo.

Ese primer polvo se lo debo a mí abuela. Ya iré recordando.

Ella era una viejita hermosa con ojazos azules muy tierna y ya entrando a los 80 años, gordita, muy bien arreglada siempre.

Generalmente nos acordamos de nuestro primer beso, de nuestra primer cogida, de la primera paja.
Necesitaba recordar mi primer polvo la primera vez que acabé y que precisamente no fue por una paja.

No tengo con justeza la edad que tenia pero no le erro si pienso en que podía tener 12 o 13 años.

Desde que uno se empieza a “avivar”, se decía así cuando el pibe o la piba empezaban a aprender lo del sexo y de empezar a conocer hasta meter mano pasaba un tiempo. Meter mano era empezar a tocarse, a sentir cosquilleos, a estar caliente.

Pero eran como pruebas. No iba a pasar que si yo sentía algo me pajeaba y acababa.

No, al principio de todo eso, se podía sentir cierta excitación pero por más que le daba a la paja no acababa.

Sería que había que esperar el momento para cada cosa y el organismo de cada persona respondía según cada uno.

No me olvido que en aquellas épocas ese joven no tenía muchos incentivos externos, nadie tenía una película porno ni siquiera una revista, no aparecían gente desnuda en la televisión.
Los incentivos era juntarse con amiguitos y hablar del tema sexo, dónde salvo excepciones nadie entendía mucho de la cosa.
Pero se hablaba y hasta a veces había ciertas prácticas entre esos chicos.

Quizás mí primer contacto con algo de sexo fue en el barrio, época donde había muchos terrenos vacíos, los famosos potreros.
En uno de ellos se había tirado abajo una vieja casa y aún quedaban restos de mampostería.
No recuerdo el número de chicos pero seríamos 5 o 6. 2 chicas mayores, de 2 o 3 años nomás que, los 3 o 4 varoncitos.

Sobre una pared de ladrillos que había quedado tirada en el piso, al fondo del lote, nos sentábamos a conversar no recuerdo de que, pero esto del sexo afloraba.

Se decía de jugar al doctor, era lo clásico, para ver medio desnudo a alguien o tocar mientras alguien hacía de paciente y otro de médico.

Una de las chicas siempre proponía el juego de “pesarse.”
El juego consistía en todos sentados en la pared, unos cerca de los otros. Se comenzaba por el primero quien tenía que bajarse la ropa, o sea pantaloncito y calzoncillo en el varón y pollera y bombacha en la mujer e ir sentándose arriba de cada uno que también tenía su ropa bajada.
Si esto lo hacía gente grande mas vale que se cogía.

Acá lejos de coger era estar en contacto de piel uno con otro.

El que estaba sentado en la pared recibía la cola del que iba a probar que lo pesen. Entonces el de abajo hacia movimientos justamente como de coger y decía algo así como: fulanita o fulanito pesa a ver y seguía moviendo… pesa … a ver … 15 kilos…. Y así seguía la rueda, el que se sentaba arriba del primero luego pasaba al segundo que también “lo pesaba “ y así se iba sentando arriba de todos. Después de sentarse arriba del último se sentaba en la pared y esperaba que venga el próximo para sentarse sobre el e intentar pesarlo.
Por supuesto que se sentían cosas de las dos formas pero era eso, es decir quizás al varón se le ponía dura la pijita y a la mujer desconozco lo que le pasaba. Pero de ahí a pensar en un polvo o un orgasmo estaba lejos.

En oportunidades con los mismos chicos o con otros se jugaba al doctor, chicas y chicos y también se acostumbraba a lo que llamábamos la “pasadita”.
Esto era juntarse 3 o 4 varones, no más, en una de sus casas, cuando estaban seguros que los padres o hermanos salían de la casa por un buen rato. Se desnudan, generalmente en el piso, obvio época veraniega, y el primero se ponía de costado o boca abajo y otro venía y le ponía la pija entre las nalgas. El que recibía se abría y el que la ponía hacia los movimientos de coger. Que yo tenga recuerdos no había penetración era tener la pijita entre los cantos del otro.
Estaban un ratito, cada parejita tenía sus tiempos. Luego el que recibía se quedaba y pasaba el otro y así todos. Luego cambiaba la ronda y el que reciba pasaba a ponerla. “La pasadita”

No sé si era excitante o que. A mí me gustaba. Y me agradaba tanto ponerla como sentirla en la cola.

Tampoco ni pensar en acabar.
No le decíamos acabar sino “saltar”

Cuando hablábamos del tema preguntábamos : -che te saltó a vos? O contar: -vieron que le saltó al pelusa!!!

El tocarse era constante. El hacer la paja también. La poníamos dura pero no pasaba de ahí.

A cada uno le llegaba en su momento.
Por eso me gustaba contar lo del primer polvo o ir a contarle a los chicos: “me saltó” aquella primera vez.
Por supuesto que después había una separación entre el que había eyaculado y el que no.

Generalmente era el más grande el que había tenido la experiencia y que pasaba?
Que el experimentado quería seguir jugando a esos juegos típicos pero ya quería ponerla dentro del culo del amiguito o sea cogerlo y que le “salte” y había quien se dejaba y quién no.

No recuerdo en mí caso que alguien me tirará su lechita y en su momento yo tirarle a otro.

Entre varones cuando la mayoría ya había experimentado el polvito, nacía no un juego si no una competencia.

Era en una reunión de amiguitos pajearse y dos cosas se concursaban. Quien tenía la pija más grande y quién acababa a más distancia.
Hoy significa una película cómica pero en aquel momento resultaba importante esos concursos.
No solo el momento sino toda la logística de preparación previa, a que hora, en que lugar, cuánto tiempo y luego del “después”… acomodar lo desacomodado, limpiar ordenar.

Pero llegué un punto que me adelante un poco a mí primer experiencia.

Retomo.

Porque el primer polvo fue por mí abuela?

Bueno resulta que mis abuelas, ambas, venían a pasar un tiempo a mi casa o sea la de mis viejos, entonces en un momento mis viejos hicieron una habitación con baño pasando el patio del fondo.
Una habitación pequeña pero entraban dos camas chicas, un roperito, una mesita de luz.
El baño con inodoro, bidet y lavabo, sin ducha, pero tenía agua caliente.
La habitación tenía un spot en el techo y una lámpara en la mesa de luz. El ropero con dos puertas.

Quedaba un pasillito muy estrecho entre cama y cama.
Lo hicieron para que si eventualmente venía las dos abuelas podían dormir bárbaro las dos, con las comodidades básicas y el baño se puede decir en la misma habitación.

En uno de los veranos vino una de ellas, la que hice una descripción rápida al principio del relato.

Como ya era bastante mayor mis viejos me dijeron que vaya a dormir con ella, para hacerle compañía.

Yo contento porque seguramente tenía historias de vida para contar.

En aquella época o por lo menos en mi familia, yo único hijo, los chicos se iba acostar antes que los mayores. Lo usual era a más tardar las 10 de la noche y los mayores antes de las 11.
Con lo cual yo me acostaba y esperaba despierto que viniera mí abuela para que me cuente sus historias.

Muchas veces pasaba que me dormía antes que ella viniera a la habitación y en otras me contaba historias de su niñez.

En una de esas noches que me quedé dormido antes que la abuela viniera, sentí que abría la puerta, apagaba la luz de la lámpara y se cambiaba de ropa.
Yo me hice el dormido pero llegaba a verla, porque por la ventana que daba al patio entraba luz del foco de ese patio.
Se puso al pie de su cama se saco un batón o un vestido.
Ahí había quedado en corpiño y bombacha.
Luego se sacó el corpiño, y es como cayeron dos tetas enormes. Ahí también llegue a ver sus pezones y su panza grandota.

No solo me impactó si no que mí pija se paró automáticamente.

Luego se sacó la bombacha y solo pude ver unos pelitos debajo de su panza.

No quería ver porque era mí abuela, además era viejita, pero despertó en mí todo el morbo. En definitiva nunca había visto una mujer desnuda de frente.

Semejantes tetas!!!

Tomo un camisón de tela finita y antes de ponérselo se frotó los pechos y se estiró digamos la ingle para arriba y pude ver un poco más de pelitos.
Me imaginaba que por ahí estaba su concha.

Salvo alguna foto nunca había visto una, ni sabía nada de ella

En esa época no se les explicaba nada a los chicos.

Se puso el camisón, ahí cerré los ojos, sentí que se acostaba y ahí los volvi abrir.

Se estaba acomodando con la sábana, dándome la espalda a mí, o sea al pasillo entre cama y cama.
Sentí que en voz baja hacia alguna oración y se dormiría.

Si bien yo seguia con la pija parada, hasta podría decir que me dolía de tan dura que se puso, hasta ahí nunca había acabado. Todavía no me había “saltado”.

No se me borraban las imágenes de terribles tetas y su panzota y sus pelitos. También sus piernas regordetas y sus muslos de carnes flojas.

Mi pija parecía que crecía más pero yo no me anime a tocarme, porque no sabía bien que era eso de acabar.

Al rato sentí que emitía pequeños ronquidos señal que dormía y yo ya no teniendo nada para ver me dormí también.

Me desperté a la msñana cuando mí abuela ya se había ido para adelante.

No podía creer como llegue a verla, como se me puso dura y no me anime a más.

Jamás pensé que una abuela me pudiera calentar, bah no era la abuela era haber visto desnuda a una mujer de verdad.

Esperaba se me pase la calentura, pero no.

Entonces a la noche siguiente ya me organicé, me iba a hacer el dormido y seguramente si siempre se cambiaba así la podía ver nuevamente y ver que pasaba conmigo.

Ya estaba excitado y recién empezaba el día. Había que esperar un montón pero estaba dispuesto a esperar.
Durante el día cuando hablábamos en el almuerzo o después me daba mucha vergüenza , también como una tristeza.
Era una abuela viejita de 80 años y yo calentándome con ella. Estaba mal.

Y llego la hora de la noche. Así que vale que iba a hacer lo mismo. Hacerme el dormido y ver qué pasaba.

Me fui a dormir, bah a acostar y esperar….

Llegó el momento.
Una sorpresa que me puso más ardiente. Cuando se saca el batón queda en corpiño pero no tenía bombacha.
Uffff ya dura la pija con ganas de hacérmela pero no quería.

Se sacó el corpiño y esas tetas otra vez de frente. No sé para qué dio un giro y la pude ver de perfil.
Que culo tenía la abuela. Nunca la había mirado como una mujer.

Ese perfil no me lo olvido.
Arriba las tetas, después la panza y el contorno del culo … me quería tirar encima.

Otra vez se acaricio un poco, ojo no era de que se tocará por algo. Solo esa costumbre de estirarse. Pero yo miraba esos instantes y más me hacía la cabeza.
Se puso su camisón y a la cama. Su oración y un silencio.

Cómo no sabía cómo aguantarme decidí esperar un rato, arrimarme lo más posible a su cama y tocarle el culo que daba hacia mí.

Esperé y esperé me arrimé bien al borde de mí cama y por sobre la sábana y con el dedo largo lo toque.
Veía muy difuso pero veía y puse el dedo en la raya, que se notaba al rozar, fui para arriba y para abajo, tres veces.

Entonces se movió como que algo había sentido y dijo:

-¿Qué haces nene?

Me paralicé, me asusté, saque mí mano y mis despacio fui entrando de vuelta en mí cama y mirando para el otro lado, cosa que si se daba vuelta y prendía la luz, iba a notar que yo dormía. Pero no dijo más nada ni se dio vuelta. Nada de nada.

Que miedo tenía. Creo que temblaba pensando que al otro día me iba a decir algo o quizás en el almuerzo con mis viejos les iba a contar. Entre en pánico, ya ni me acordaba de la pija que estuvo a punto de explotar, que sensación !!!
Pero bueno, que se diera cuenta que la tocaba, fue terrible para mí.

El día fue normal. Yo creo que agachaba la cabeza cada vez que estaba cerca de ella. Pero no vi ni una mirada que mí hiciera pensar que hablaría, ni tampoco hablo nada.

Fue un gran alivio, pero me prometía a mí mismo basta con el tema de la abuela, basta de esa idea fija de querer verla y menos intentar tocarla.

Llegó otra noche. Yo me dormí realmente y no sentí cuando la abuela se cambió ni cuando se acostó.

En un momento de la madrugada me despertó un ruido raro. Mí abuela no estaba en la cama y podía escuchar que ese ruido y unos quejidos venían del baño que estaba con la luz prendida.

Me desperté y me asusté, me preocupé, me iba a levantar y preguntar que le pasaba, pero me quedé un rato más escuchando.

En ese momento lo que escuchaba era un plop!!! Plop!!! Plop!!! Más y menos intensos y esos quejidos era la voz de mí abuela que realmente no parecía que le doliera algo.

Al poco tiempo y cuando fui conociendo un poco más de la vida, esos ruidos y esos gemidos eran de una paja que se estaba haciendo mí abuela.

En ese momento yo pensé que si que podía ser, pero por otro decía nooooo, tan vieja y va a estar haciendo esto???

Yo no lo creía pero el tiempo me confirmó que si era una tremenda paja.

Yo seguía escuchando, ese plop!!! Fue haciéndose más ligero, claro seguramente se estaba batiendo la concha con algún dedo … no sabía la verdad y menos quería creer.

Escuché como su voz daba un grito ahogado y un silencio.

Solo escuchaba que respiraba agitada y la lluvia del bidet a toda máquina.

También al tiempo entendí que muchas mujeres se masturbaban con el agua del bidet.

Pero mí abuela? Y si … mí abuela también…

Cómo vi que todo se calmaba me quedé acostado pero con la expectativa de hacerme el dormido y verla salir del baño y acostarse.

Apagó la luz del baño y ahí la vi con el camisón puesto, a como daba el foco del patio se traslucía un poco su contorno, y antes de sentarse en la cama se apretó de a una sus tetas y muy lentamente se acostó. Esta vez boca arriba.
No sé tapó y yo veía en sombras su panza que subía y bajaba por su respiración aún agitada.

Vi como recogía sus piernas, metió sus dos manos entre ellas, y las cerró…

Yo solo miraba pero al verla bien o mejor de lo que había escuchado, mí mente perversa se inclinaba a pensar que se había masturbado y estaba ahora descansando, por otro lado me decía vos estás enfermo de pensar así de la abuela.

Me quedé un rato más mirando, veía sus brazos subir y bajar lentamente y su respiración se fue pausando. Digamos ya estaba respirando normal.

Sentía mí pija dura pero no la tocaba, era todo un mundo desconocido y no quería hacer más lío.

Me dormí.

Al otro día y en un momento que estábamos solos con la abuela escuchando radio, me dice:
-Anoche Soñé, tuve una pesadilla como que me caía a un precipicio y seguía cayendo y seguía hasta que me desperté asustada. Vos sentiste algo?
-no abuela no sentí nada dormí casi toda la noche, en un momento me desperté, vi la luz prendida del baño y seguí durmiendo.
Le dije así por si algo más comentaba.
-si me tuve que levantar a tomar agua, horrible el sueño me parecía que me ahogaba. Un miedo bárbaro, después de tomar agua, con la luz prendida se me pasó y aproveché para orinar. Ya después me acosté y no me desperté hasta la mañana.
Yo creo que me preguntó si había escuchado algo , porque que hubiese pasado si yo le decía que si que había escuchado gemidos y ruidos raros?

Fui entendiendo un poco más. Mí parte perversa insistía y me dije está noche me vuelvo a hacer el dormido y después veo.

La noche llegó. Me acosté esperé y lo mismo se sacó la ropa, el corpiño, bombacha no tenía y me extraño que tardó un poco más en ponerse el camisón. Nada especial acomodaba si ropa y daba algunas vueltas.
Fue la ocasión de verle todo el culo. Que culo!!!
Por más que sus carnes estaban flojas igual que las del culo me extrañaba su redondez.

Otra vez mí pija reventaba.

Se puso el camisón. Se acostó de costado dándome la espalda y se tapó a medias con la sabana. No cubrió todo su cuerpo por lo que el culo se destacaba mas.
Sin sabana y con ese camisón finito era como verla desnuda. Se le notaba la raya.

Yo ya no daba más.

Esperé como una hora, me puse bien en el borde de la cama, saque la pija afuera del pijama y quedaba como colgada en el pasillo entre las camas.

Más que suave arrimé mí mano en la parte de abajo del culo, yo no llegaba a mirar pero el camisón se le había subido seguramente al acostarse y cuando quise tocar, sentí la piel de la nalga. Pasé mis cuatro dedos rozando hacia arriba y cuando estaba en eso siento un cosquilleo en mis huevos, en la cabeza de la pija y esa explosión que jamás había tenido.

Sin siquiera tocar la pija me había “saltado”, había acabado, una sensación hermosa pero rara.

Rara porque en definitiva sentía como que seguía meando a borbotones y sentía pasar por la pija lo que en definitiva era semen, diría semen acumulado.

Y ahora? Donde fue a parar todo eso que no sabía cómo era. Obviamente me entre en mí cama de nuevo, toque la pija y seguía dura pero estaba mojada no de agua ni de pis mojada como un engrudo.

Que lío para ver cómo me limpiaba y ver dónde había caído lo que me daba la sensación de que era mucho.
A como pude con una mano fui tocando el piso entre las camas y detecté que había un buen charco de leche. Toque por todo el alrededor y no había nada. O sea creo que fue tanto que no saltó a distancia empezó a salir y como yo me quedé inmóvil todo cayó en el mismo lugar.
El plan era levantarme. No pisar ahí e ir al baño a lavarme y agarrar papel higiénico para ir limpiando llevarlo al inodoro, llevar más y así hasta que quedó seco. No sé si quedaría alguna mancha.

Apreté la descarga y mí primer polvo se iba en las aguas del inodoro.

Lo raro era que la pija se había aflojado solo un poco porque me habían dicho que después de acabar se dormía se achicaba.
No era el caso y yo me daba cuenta que tenía más ganas de acabar.

Había tendido mí primera acabada tocándole el culo a mí abuela y sin tocarme la pija.

Pero indudable, yo quería más ahora que sabía de alguna forma que pasaba al acabar, tenía muchas ganas.

Tenía dos alternativas o ideas, una era ir al baño y darle hasta que saltara la leche y ver todo. La otra era agarrar alguna toallita tenerla a mano e intentar tocarle el culo a mí abuela porque fue hermoso y automático.

Fue tan loco y me animé otra vez a tocarle las nalgas a mí abuela.

Fui a buscar la toallita al baño y cuando regreso, mí abuela me pregunta:

-nene, (siempre me decía “nene’”) necesitas algo?

-no no abuela fui a hacer pis.

-tardaste mucho y te escuché ir y venir, te piyaste encima?

-no abuela no ya no me hago encima y me reí.

-bueno cualquier cosa me decís, me despertás yo me duermo.

-no abu yo también me duermo es tardísimo. Que descanses.

Volvimos a la normalidad aunque yo estaba feliz. Me había venido la primera vez y le toque el culo a la abuela y ni se dio cuenta.
Claro fue muy suave y muy rápido.

Cuando me acomodo lo primero que hago es mirar a mí abuela y veo que el camisón lo tiene en la cintura con lo cual tenía todo el culo al aire semejante culo a medio metro mío y en piel o sea desnudo.

Si bien eran noches de mucho calor … como no se daba cuenta que estaba como desnuda y yo podía verla.

Otra vez la pija que no daba más.

Esperé un rato e hice lo mismo, me arrimé bien, con la pija afuera y el culo lo tenía para mí.

Cada vez con más suavidad para que no se despierte volví a tocar desde abajo hacia arriba con un solo dedo el más largo, y subía y bajaba por la raya, lo hice varias veces y ya la leche quería salir.

Agarré la toallita para que cayera todo ahí y al sacar el dedo de la raya, otra vez la abuela y su pregunta:

-que querés nene … que te siento atrás?

-no no nada abuela solo quería bajarte el camisón más abajo por si refresca

Me salió eso de decir

-nene no querras tocar la cola de tu abuela, me imagino no?.

– no abuela como voy a querer eso.

-bueno entonces ayúdame bajame el camisón y dormite.

-si si abuela espera.

Ya no tenía que hacer nada suave, desde la cama le hice un manoseo de las nalgas, como haciéndome el tonto y llegue al camisón. Cuando quiero correrlo para abajo, me agarra la mano y me dice:

-dejame que te ayudo.

Cuando me agarró la mano es como que me la hundía en su raya y el culo se abría. Cuando llegamos abajo donde el camisón ya no iba más, ella llevo mí mano entre sus piernas y levantó una de ellas, con lo cual quede con mí mano en su concha.

Nada me hacía dudar que era su concha… pelitos mojados y una raya que separaba dos pedazos de carne y un agujero. Era lo que yo palpaba

No sabía que hacer pero ella me fue guiando al agujero y me dijo:

-mete mete ahí nene.

Y metí y me apretó dos dedos con su mismo agujero.

Después me hacía entrar los dedos y sacarlos y me alentaba a seguir entrándolos y sacándolos.

-dale!!! me decía.

Yo no daba más y entonces pare y le dije:

-abuela espera que tengo muchas ganas de piyar muy fuerte.

Le dije así para que se fuera dando cuenta que iba a acabar.

-entonces pone tres dedos ahí adentro entre las piernas y saca y pone ligero muchas veces. Que yo abro y cuando yo te diga: meate nene … venite … vos te piyas ahí nomás.
Después limpio yo.

Enloquecido le metí casi toda la mano que si quería le entraba, cumplí con lo que me dijo.

Empecé a darle fuerte, ella estaba bien abierta de piernas y el ruido de ese plop!!! Plop!!! Del baño que había escuchado era un paja. Hacía el mismo ruido y ella gemia creo que Más fuerte.

Dale más me decía y yo apuraba mientras aguantaba para no acabar.

Me dijo -dale hasta el fondo dale dale .

No me daban los dedos y grito ahora meate vos nene , dale todo a la abuela…

Sin dejar de pajearla me agarre la pija y después de tres sacudidas acabé como un loco.

Que sensación pajearme y pajear a la abuela que seguía temblando y gimiendo.

Al ratito y aún agitada me dice

-que me hiciste nene?

-lo que me dijiste abuela.

-es que tu leche me salpicó por todos lados.

Nos quedamos un buen rato tirados en nuestras camas a estabilizar nuestro agitar.
Por favor!!! Es inmenso todo esto.

Al rato nos levantamos y entre los dos limpiamos y arreglamos todo. Era un lío de leches pero tema terminado.

Creo que hoy no puedo creer lo vivido con mí abuela. Tan mayor y que claro tenía lo del sexo. Increíble.

Nos dormimos.

Los días fueron pasando, cada noche mis ojos se hacían un festín de verla desnuda.
Tampoco entendía cómo me podía calentar un cuerpo ya venido a menos, pero negarlo tampoco.

Como nunca hablamos del tema yo no me atreví a nada más.

Pensé fue esto y punto.

Pero ya se iba terminando su estadía en la casa y de solo pensarlo me desesperaba. Ya no tendría incentivos para pajearme.

Cómo todas las noches la miraba a escondidas, aunque creo que ella se daba cuenta.

Esa última noche antes de regresar a la casa de su otra hija con quién vivía permanentemente, al cambiarse de ropa para acostarse se paró en el pasillo, entre las camas.
Se paro con su frente mirando para mí cama o sea para mí con las piernas más separadas de lo normal.

Yo entreabría los ojos y miraba. Se levantó el camisón y ahí pude ver muy de cerca su concha, esa trompa carnosa que tenía, esos pelitos raleados, y el brillo de estar al menos húmeda.

Indudablemente se puso así para que la mirase o la tocara.

Me alce un poquito, y saque mí brazo derecho y mí mano fue directo a su concha, se la puse bien agarrando todo.
No espere, ella suspiro, gimió y se abrió más.

Ya sabiendo que tenía que entrarle los dedos que podía, se los enterré y comencé a pajearla.

Apretaba las piernas y las abría. A veces le costaba caminar y aquí se movía como una piba.

Se sacó el camisón con lo cual las tetas le bailaban en su panza.

Me dijo que espere, se salió y se acostó en su cama.

Me dijo. Acércate.

Me levanté y me arrodillé en el piso le busque la entre pierna y le comencé a dar de nuevo.

El Plop plop era un concierto. Yo sentía sus jugos en mis manos en mí brazo.

Abría y cerraba, hasta levantaba y bajaba sus piernas.

-Dame más que me voy a mear nene, hace que la abuela se mee toda, vos espera.

Eso era que iba a acabar y que yo no lo hiciera.

De darle y de abrirse entro todo el puño y se nota que le encantó y dos o tres veces dijo: así así así.
Y fue acabando … se acabó todo. Cómo me pidió.

-dejalo adentro no lo saques., me pidió

Agitadísimo seguía tirando algunas gotas más.

Yo ya necesitaba acabar, pero me dijo que espere.
Yo pensé ahora me va a decir que me suba arriba de ella y le meta la pija y debuto cogiendo.

Trague saliva todavía con el puño adentro.

No se terminó de calmar y me agarró de la muñeca y la fue subiendo despacito hasta que salió mí mano ante otro gemido, algún pedo por la concha y unas gotas más.

Yo seguía arrodillado en el piso y me dijo párate nene.
Me paré y obvio la pija sobresalía.

Todo esto entre la oscuridad y la luz que entraba del patio.

Cuando la vio dijo:
Ah nene ya tenés pito de muchacho, ya te creció bien. Me acuerdo de tu pitin de bebé.
Ya podes ser papá y tambien darle a más de una. Aún sos chico, tiempo al tiempo.

Siempre tenía sus decires lindos.

En vos baja para que yo no escuché, dijo: -que pedazo de verga tiene este chico por favor.

Siguió hablando de cuando era chico mientras me agarró la pija y empezó a manosearla. Pero estaba tan dura que ella se daba cuenta que necesitaba acabar.

Mientras seguía hablando de cosas de cuando yo era chico, se afirmó y empezó la paja fuerte.

-si vos querés te meas, si no te aguantas que la abuela te sigue acariciando.

Hablaba y seguía pajeando. Yo ya loco no quería más.

Y seguía:
-y si el nene quiere piyarse me piya sobre mí pecho. Así no ensucia el piso.

Sentada en su cama se acercó ofreciendo sus tetas.
Ya no aguanté más.

-abuela me salta, hace fuerte fuerte.

Yo me arrime, ella apunto la pija a sus tetas, apretó y la sacudió 2 o 3 veces y saltó un montón de leche.

Con la pija agarrada la pasaba por sobre la leche y la extendía por sus tetazas y jugaba con sus pezones.

Inmenso y rendido quería tirarme en mí cama.

Pero no me dejaba. Se agachó un poquito y se la puso en la boca lamiéndola, limpiándola. Desde los huevitos hasta la cabeza. La dejo limpia. Ahí la soltó y yo me pude acostar.

Ella también se acostó.

Yo siempre mirandola me doy cuenta que pasaba sus dedos en sus tetas , los chupaba. Me dio un poco de asco lo que hacía pero era mí abuela y me seguía excitando.

Al rato le dije directamente si podía meterle la pija adentro de su concha, o sea puedo cogerte abuela?

No tardó en responder.

-no hijito, mí nene grande, todo lo que hicimos esta mal. Pero fueron caricias, tocar, lamer. No es tan malo. Lo otro si está muy mal. Y ya está. Entre nosotros queda esto en secreto y no se hable más. Si querés y como último intento, porque ya mañana me tengo que ir, veni y bésame el pecho, lo único eh?

Fui, todavía tenia restos de mí leche, que al final termine probándola, pero me prendí como si fuera su bebé.
Chupe por todos lados.
Ella se excitaba pero a su vez me decía que ya estaba que no quería más.

Yo seguía chupando me quedaba en sus pezones que la hacían vibrar y a veces me sacaba.

Las devoré y mí pija otra vez necesitaba de paja.

Le dije: -abue te chupo más y me pajeo.

  • dele hijito.

Y chupando me fui pajeando hasta acabar en esta oportunidad la leche otra vez al piso.

Ahí termino todo. Al otro día se fue, con un beso y el abrazo de siempre se despidió.

Fuimos viéndonos en ocasiones pero jamás volvimos a hablar del tema, de un tema que no podré olvidar nunca.

Nunca tuve otra cuestión sexual con algún familiar salvo con un prima que en sus vacaciones también venía a pasar unos días en casa.
Lo pondré en los relatos.
Muchas gracias.

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Veraemi60
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