Alina, un bello bombón hecho mujer

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El día que desvirgué a mi hija en casa de unos familiares de mi mujer, no nos percatamos que silenciosamente fuimos observados tanto por mi sobrina Alina como por la abuela política.

Como ya les comenté en otro relato, a sus 18 años mi sobrina es un mujeron, cuerpo hermoso, tetas grandes y pezones puntiagudos, así como unas nalgas de infarto y antes de hacerla mía, ya me había hecho infinidad de pajas porque tiene por costumbre dejar sus calzoncitos sucios en el baño.

El día que nos encontró haciendo un 69 a mi hija Dianita y a mí, fue porque se regresó antes de un paseo familiar con el argumento que tenía que presentar un trabajo en la universidad. La muy guarra primero me dejó uno de sus calzones sucios sobre mi almohada, sin importarle que su tía, que es mi esposa, o cualquiera de los familiares pudiera encontrarlo.

Una mañana que todos se habían ido al supermercado fingió que se había caído en el baño y que no podía levantarse. Me mandó un mensaje a mi celular: “Tío, me he caído en el baño, puedes venir a levantarme, no puedo sola, creo que me he lastimado”.

Cuando entré al baño casi me caigo de espaldas, tenía ante mí a una hermosa mujer, con sus apenas 18 años, era una diosa, unos hermosos senos blancos, dos pezones erectos, casi me da un infarto. Su vagina apenas estaba cubierta con una tirita de vellos. La llevé desnuda en mis brazos. Al ponerla en su cama empezó a besarme y como no soy de madera, desde que estábamos en el baño tenía una erección que casi rompía la bermuda y el bóxer que traía puestos.

Sin esperarme más, comencé a besarle la boca y a meternos nuestras lenguas, bajé a sus pezones que engullí, estaban duros y fui bajando poco a poco hasta llegar a su zona púbica, la misma que me salté para continuar besando sus hermosas y blancas piernas, ella gemía de placer.

Cuando regresé nuevamente a su vagina pude observar que estaba chorreando babas que sin pensarlo me tragué, estaban ricas, saladas, tuvo dos orgasmos con solo pasar mi lengua en su rajita y tuvo otros dos cuando me dediqué a darle unas ricas lamidas a su clítoris, acto seguido se levantó de la cama y se fue directo a mamar mi erecto pene. Entre gemidos decía que por fin tenía mi rica verga, que se metía toda a la boca.

Me pidió que la penetrara, que ya no aguantaba más, que deseaba tenerme dentro. Apenas iba metiendo la punta cuando tuvo otro orgasmo y gimió tan alto que creo que los vecinos alcanzaron a escuchar, estaba disfrutando a la zorrita de mi sobrina. Cuando le dije que me iba a venir, me pidió que lo hiciera dentro, que no me preocupara, se cuidaba, porque desde hacía días esperaba que en cualquier momento haríamos el amor.

Apenas salió mi pene de su chochito y ya lo tenía nuevamente en su boca. Era tanta mi calentura que tuve otra erección, se la volví a meter, estaba bastante mojada con su corrida y con la mía, me dijo al oído que quería sentirla en su culito, se puso a cuatro patas, empecé a tallarle la cabeza de mi verga con sus jugos vaginales y los míos, que se fue dilatando hasta poder penetrarla, nuevamente gimió tan alto que escuché que mi abuela política se hizo notar en el pasillo y se retiró, me asusté bastante, pero Alinita me dijo, sigue, sigue por favor, no te preocupes por la abuela, está un poco sorda, aunque seguramente también va a querer que le des sus buenas cogidas antes que te regreses a tu ciudad, no pasa nada, sigue cogiéndome, quiero disfrutar de tu leche y de tu hermosa verga.

Me vine en su hermoso culito y ella también volvió a tener otro escandaloso orgasmo, nos quedamos acostados otro rato y mientras ella me limpiaba la verga con su lengua, veía como de su culito y su vagina escurría mi leche. Nos vestimos, me dijo que no se iba a bañar, que quería tener dentro mi leche y también me confesó que desde hacía días se había estado masturbando, no hallaba la forma para que estuviéramos juntos, hasta que se le ocurrió fingir una caída en el baño. Por mi parte le confesé que también me había hecho muchas pajas, porque está bien buena a sus 18 años y además disfrutaba de sus calzoncitos sucios que deja en el baño.

Después de ese día cogimos muchos más. Mi hija Dianita nos encontró haciendo un 69, pero no dijo nada y afortunadamente tampoco se lo contó a su mamá. Disfruté al máximo la vagina de mi sobrina, que coge bien rico, le encanta ponerme su chochito en mi cara y con las lengüetadas que le meto tiene hasta dos orgasmos, me deja la cara como a mi me gusta con sus corridas.

Nos despedimos haciendo un 69, con la promesa de que ella me visite en mi ciudad, para seguir disfrutando, ella de mi verga y yo de su culito y de su vagina.

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