Mi vecina de al lado
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Continuación de mi primera mamada
Desde el día que me chupó la polla mi vecina, cuando me cruzaba con ella en las escaleras o estaba en mi casa, me guiñaba un ojo y a veces, en las escaleras me rozaba la polla con su mano.
Desde que la dejó el marido, se convirtió… como decirlo… en ninfómana, cada día salían y entraban hombres distintos de su piso y mandaba a su hija a mi casa.
Uno de esos días que la hija estaba en mi casa, por la mañana, cuando escuchó la puerta de su casa, salió para irse con su madre. Llamó al timbre y yo esperé en la puerta de mi casa hasta que su madre le abriese. Cuando abrió, estaba totalmente desnuda. Sus tetas se notaban firmes, con sus aureolas bronceadas y coronadas por dos deliciosos pezones rosados, un vientre plano y un triangulo rubio recortado que dejaba ver los labios de su coño. Después de saludarme y dejar entrar a su hija, cerró la puerta y yo también. De mi mente no se me iba la imagen de mi vecina desnuda.
Esa misma tarde mi hermana llevó a la chiquilla al parque y yo estaba en mi habitación viendo la tele y fumando en la ventana. Mi vecina salió a su balcón en ropa interior y al verme me dijo que fuera a su casa. Cuando llamé al timbre y me abrió la puerta, me invitó a pasar.
.- Te voy a pedir un favor… Comentó mientras buscaba en su bolso.
.- ¿Que necesitas?… Pregunté mientras no dejaba de mirar su cuerpo.
.- Que me traigas un paquete de cigarrillos del estanco… Respondió, mientras me daba el dinero… De Fortuna.
.- Vale… Contesté, mientras cogía el dinero… En seguida vuelvo.
Salí y me dirigí al estanco. Cuando volví, llamé al porterillo, me abrió y cuando subí a su piso, la puerta estaba abierta. La cerré al entrar y en el salón estaba mi vecina sentada, aun en ropa interior. Le di el encargo y me invitó a fumar uno con ella. Me senté a su lado en el sofá y evitaba que se me notara la erección, aunque no podía evitar mirarla.
.- ¿Te gusta lo que ves?… Preguntó picarona.
.- Si… Pude balbucear ante la sorpresa de la pregunta.
.- Después de lo del otro día ¿aun estas tímido conmigo?… Preguntó mientras colocaba su mano en mi polla.
.- No es eso… Respondí… Es que me ha sorprendido la pregunta.
Coloqué una mano en su muslo y poco a poco a comencé a subir, sin ninguna oposición por su parte. Me aventuré y coloqué la mano en su entrepierna, subiendo y bajando acariciando su coño con la punta de mis dedos. Sin mediar palabra le metí la mano entre su tanga, hasta llegar a su coño y jugar con su clítoris, mientras le metía un dedo.
Ella me bajó la cremallera del pantalón y sacando mi polla se la metió en la boca, haciéndome una deliciosa mamada. La aupé y colocándola de perrito sobre el sofá le quité el tanga y yo mi pantalón y mis boxer, apunté a su coño clavándole mi polla hasta el fondo. Comencé el bombeo mientras jugaba con sus tetas subiéndole el sujetador.
Sus pezones se pusieron duros al momento con mis caricias. Cuando noté que me iba a correr, saqué mi polla de su coño y esperando un poco, escupí en su ojete y se la metí por el culo descargando toda mi leche en su interior, mientras jugaba con su coño con mis manos haciéndola llegar al orgasmo.
Esperé hasta que mi polla se salió sola, ya fláccida por la corrida. Nos vestimos, no sin antes besar, lamer chupar y mamar sus deliciosas tetas. Nos sentamos, tomamos unas cervezas y volvió a sacarme la polla para mamármela y volver a inundar su garganta con mi corrida, aunque menos por la follada anterior.
Nos recompusimos, terminamos las cervezas, y mientras se vestía en su habitación llegó mi hermana con la hija del parque. Nos despedimos y mi hermana y yo nos fuimos a casa.
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