Fin de semana, mi novio, una pareja de buenos amigos y yo
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Esta experiencia me ocurrió en un pueblecito, este tipo de experiencias aunque parezcan difíciles de ocurrir os aseguro que a veces pasan por miedo o por dejarte llevar en situaciones determinadas, supongo que algunas de las personas que lean este relato entenderán lo que les intento explicar y se sentirán familiarizadas con el mismo.
Hacia finales de agosto mi novio, yo y una pareja de buenos amigos decidimos pasar un fin de semana en un pueblo de la sierra. Mi novio se llama Carlos y la otra pareja era María mi mejor amiga y Juan su novio. Los cuatro cogimos el coche y pusimos rumbo hacia aquel pueblo que ni siquiera estaba en las guías de carretera. La verdad es que María y yo íbamos ese día un tanto provocativas, yo llevaba unos pantalones cortos y top que recogía mis dos redondas tetas que aunque no son muy grandes si están bien puestas, mientras tanto María llevaba un pantaloncito corto y un bikini con forma de estrella que realzaba su abundante busto. Por el camino pusimos a cien a nuestros novios porque al beber agua no podíamos evitar que se nos callera un poco por el canallillo para refrescarnos un poco del calor sofocante. Tanto María y su novio, como yo y el mío, somos una parejas que aunque algunas veces habíamos comentado lo de intercambiar parejas con otros, nunca lo habíamos hecho y la verdad es que ese momento se quedaba muy lejos aunque comentándolo nos excitáramos.
Tanto María como yo, tenemos dos buenos cuerpos según todos nuestros amigos, aunque nos gusta coquetear con los hombres, como supongo yo que a todas las mujeres, la verdad es que nos mantenemos fieles a nuestras parejas y nunca hasta ahora hemos pensado en ponerles los cuernos. Después de conducir durante un largo trayecto y por carreteras sin asfaltar llegamos a nuestro destino, el pueblo parecía sacado de las guías turísticas de hacía décadas, era un pueblo en el que parecía no haber pasado los años. La verdad es que era precioso. Los cuatro bajamos del coche y fuimos hacia el motel que estaba arriba del bar del pueblo. Nada más abrir la puerta una nube de humo con olor a tabaco negro del fuerte, casi nos tira de espaldas, cuando accedimos al interior del recinto se produjo un silencio sepulcral, todos los allí presentes pararon de jugar a las cartas y al dominó y nos miraron a María y a mí de arriba a bajo. Por momentos yo (supongo que también María) me sentía desnuda frente a las descaradas e insinuantes miradas de aquellos hombres. Había unas 10 mesas, la mayoría de ellos eran personas de unos 50 años, bastante corpulentos y de manos grandes y poderosas. Al final del bar había una mesa donde había 8 chicos de entre 20 y 26 años aproximadamente, los cuales no paraban de mirarnos a mí y a María de una forma descarada y provocativa. Nuestros novios cogieron la llave de la habitación y subimos a la misma, por el camino el novio de María dijo mientras se reía:
-Joder como habeis calentado el ambiente en un momento, seguro que a más de uno de ellos se le habrá empalmado.- A lo que mi novio contestó:
-Con lo que nos a costado venir hasta aquí y por lo que he visto la media de este pueblo en mujeres es bastante baja, tu novia y la mía puede ser que hayan sido lo mejor que ha pasado por aquí en mucho tiempo.
María y yo nos miramos un poco asustadas de ver el revuelo que se había montado en un momento. Esa noche María y yo disfrutamos de un buen polvo de nuestros respectivos novios, que fruto de la excitación anteriormente vivida no pudieron aguantar esa noche sin follarnos. Mientras Carlos me follaba podía oir a María lo bien que se lo estaba pasando con Juan. Una vez acabaron los dos se dirigieron al cuarto de baño a desprenderse de los condones, como los chicos son así, ninguno de los dos cerró la puerta del baño dejando ver la polla de Juan que realmente no estaba mal.
A la mañana siguiente los chicos se bajaron a desayunar mientras María y yo aprovechábamos de sus ausencias para ducharnos y ponernos el bikini. Nada más salir de la ducha, María y yo empezamos a ponernos el Bikini, cuando iba a ponerme el sostén del mismo pude ver unas figuras en el tejado de la casa de en frente que miraban hacia nuestra habitación, eran los chicos jóvenes del bar de ayer, automáticamente me levanté y cerré las cortinas, aunque ya era demasiado tarde, seguro que ya nos habían visto desnudas. María y yo decidimos no contarles nada a nuestros novios por miedo a que se enfadasen porque son un poco celosos.
Una vez hubimos desayunado decidimos ir a la piscina municipal del pueblo, la verdad es que María y yo dábamos el pego porque sin duda éramos con creces lo mejorcito que allí había. Todos los hombres no paraban de mirarnos mientras sus mujeres los regañaban y nos miraban con caras desafiantes. Al cabo de un ratito vimos a los chicos del pueblo sentados en hamacas en frente de nosotros, Carlos y Juan estaban hablando de coches mientras que María y yo nos metimos en la piscina, empezamos a hablar de nuestras cosas cuando notamos que detrás de nosotras habían cuatro personas. Cuando nos giramos vimos que eran 4 de los chicos que estaban sentados en las hamacas, María y yo íbamos a escabullirnos cuando uno de ellos puso el brazo en la losa de cemento del borde de la piscina evitando de ese modo nuestra evasión, sin mediar 3 segundos se nos presentaron y empezaron a hablar con nosotros, mientras que María y yo intentábamos ser eduacadas y escuchar con el fín de que se cansasen de hablar y nos dejaran marchar. De repente giré la cabeza hacia nuestros novios que no se habían percatado de nuestras situación, dos de los chicos empezaron a acercarse más a nosotras para enseñarnos unas cicatrices que se habían hecho con el arado en el campo, de pronto uno de ellos me cogió a mi de la cintura mientras que el otro hacía lo mismo con María, las dos nos quedamos paralizadas sin saber que hacer, fruto del miedo a esos chicos ninguna de las dos quería ofenderlos ya que se las daban de muy machos.
El que tenía la mano en mi cintura la fue bajando paulatinamente hasta posarla en mi culo mientras me decía que estaba muy buena y que si quería me iba a hacer disfrutar como nadie lo había hecho en la vida, que si queríamos nos fuéramos con ellos y dejáramos a los pavos de nuestros novios, que en ese momento se encontraban al tanto de la situación, pero parados por miedo a recibir una paliza. Aquel chico mientras me decía aquello empezó a mover la mano hacia mi vagina, una vez allí metió los dedos dentro de la braguita del bikini y explorando mi rajita, de reojo pude ver como el otro chico posaba las manos en las tetas de María y las masajeaba a conciencia. Aquello fue de masiado para mi y armándome de valor me zafé de mi opresor mientras María hacía lo mismo con el suyo, cuando lo empujé no pude acariciar su paquete al levantar la mano. Momentos después de salir de la piscina analicé y recordé que era una polla de dimensines que seguramente eran mayores que la de mi novio.
Una vez en el hotel no pudimos evitar la discusión con nuestros novios que nos acusaban de no haber evitado el encuentro, mientras que nosotras les hechábamos en cara que no habían hecho nada para evitar aquello, a lo que ellos respondieron que naturalmente que no, porque de lo contrario les hubieran partido la cara, lo cual era totalmente cierto. Aun así María y yo estábamos convencidas de que se habían excitado puesto que los dos nos llevaron a la cama y se pusieron a follarnos como locos. Mientras Carlos me follaba sin las sábanas podía ver a Juan follándose a María y María hacía lo mismo con Carlos. No pudimos evitar cruzar nuestras miradas para observar con detenimiento las pollas de nuestros respectivos novios, que de vez en cuando también miraban nuestros desnudos cuerpos que al notar que eran vistos se excitaban con más impetud, hasta que por coincidencia se corrieron a la vez y para demostrar sus hombrías lo hicieron sobre nuestros pechos, primero lo hizo Carlos que descargó una gran cantidad de esperma mientras que yo apretaba mis dos tetas para demostrar su hermosura, Carlos me nevó litaralmente los pechos bajo la atenta mirada de Juan y María, en el momento que Juan descargaba su leche en el canalillo de María que parecía un río en pleno deshielo. Después de hablar con María no pudimos evitar el cambiar impresiones sobre lo acontecido en la piscina y sobre la repercusión que esto había ocasionado en nuestros novios, así que decidimos calentarlos más para volver a pasar una noche salvaje con ellos. Por la noche decidimos acudir al pub del pueblo que no era más que el bar, pero esta vez con una cadena musical ambientando el local.
María y yo nos fuimos al cuarto de baño a cambiarnos, mientras los chicos nos esperaban afuera viendo la tele. Al salir María llevaba una minifalda con un top blanco que dejaba traslucir un sujetador de encaje blanco a juego con las braguitas, mientras que yo llevaba un vestido negro con minifalda que se me ajustaba al cuerpo a la perfección resaltando mi sujetador de encaje, también en el mismo tono que mi vestido. Los chicos se quedaron alucinados al vernos salir, incluso pude notar como se les iba empalmando las pollas. La verdad es que íbamos que rompíamos, nuestro objetivo se había cumplido y nuestro novios no despegarían la vista de nosotros en toda la noche, esperando ansiosos la hora de irnos a dormir.
La sala de baile estaba en un recinto al lado del bar, tenía unos reservados y una típica bola de espejitos que giraba en el centro del lugar, conforme fue pasando el tiempo fuimos bebiendo cada vez más, puesto que aquí la bebida estaba bastante más tirada de precio que en nuestra ciudad. El local se llenaba de parejas de jóvenes casados y de algún abuelillo del bar que se apoyaba en la barra mientras se ponía las botas mirándonos a María y a mí. De repente entrarón en el local los chicos de la piscina. María y yo que en ese momento estábamos bailando nos sentamos con nuestros novios. Al momentito vi que uno de ellos se iba hacia el hombre que ponía la música y le daba unas instrucciones, mientras éste se reía y miraba hacia nosotras, sé que algo estaban tramando y así se lo hice dar a entender a María mientras esta parecía haberse dado cuenta también. Vi como ellos empezaron a hablar entre ellos hasta que se pusieron de pie y se dirigieron hacia nosotras. Una vez en nuestra mesa los dos chicos de la piscina nos dijeron si queríamos bailar con ellos, a lo que nuestros novios se levantaron siendo empujados hacia sus sitios por el resto de amigos. Nosotras para no armar follón nos levantamos mirando con cara de miedo a nuestros novios mientras que los amigos de los chicos de la piscina se sentaban con ellos.
María y yo empezamos a bailar con ellos, mientras ellos nos cogían con sus poderosas manos de nuestras cinturas, cuando se acabó la música nos dirijimos hacia nuestros sitios, pero nos volvieron a coger de la mano mientras el de la música ponía una canción lenta, ahora comprendía de que habían estado hablando antes. El chico que bailaba conmigo empezó a bajar las manos hasta mi culo donde se recreó, al mismo tiempo empezó a acercarme hacia su miembro, mi vagina empezó a entrar en contacto con él, estaba duro y apunto de escapar, no pude evitar mirarle con una cara de sorpresa frente al previsible tamaño de este, mientras él incrementaba la rapidez de sus restriegos. Pude ver como el otro chico besaba en la boca a María al tiempo que introducía su mano por debajo del vestido de ella. De repente el chico que bailaba conmigo hizo un gesto y la gente empezó a vaciar el local excepto sus amigos nuestros novios y un par de cincuentones.
Para entonces aquel chico estaba tocándome las tetas a la vez que me daba un profundo beso que me producía nauseas aunque producto del miedo decidí dejarme hacer por miedo a lo que pasaría con nosotras y nuestros novios. El chico que estaba con María le subió el top para arriba dejando al descubierto un sujetador que aguantaba con trabajo dos frondosas tetas, sus fuertes manos empezaron a trabajar las tetas de María hasta que el chico bajó la cabeza y empezó a chuparle los pezones, para mi asombro vi que estos empezaban a erectarse lo que delataba que María se estaba excitando. Al mismo tiempo el chico que estaba conmigo urgaba con sus dedos mi vagina, que por entonces empezó a lubricarse mientras yo intentaba por todos los medios evitar que mi novio viera que yo estaba empezando a disfrutar. El chico de al lado cogió a María de la mano y se la llevó al reservado, allí esta le sacó la polla de la bragueta y se la empezó a chupar. María había perdido los papeles y yo estaba apunto de hacer lo mismo. Me fui al lado de donde estaba María con su pareja. El chico que estaba conmigo me pidió que le sacara la polla, yo ya sin pensármelo mucho saqué su pene de sus pantalones, era asombrosamente grande y grueso. Mi vagina al verlo empezó a segregar fluidos, nunca había visto una polla de propociones semejantes, yo metí aquel aparato en mi boca aunque casi no me cabía. Mientras yo le chupaba la boca el bufaba como un toro de lidia, al ratito me separó de su polla y me bajó el vestido por la cintura, arrancó mi sujetador de 8.000 Ptas y empezó a chuparme las tetas, al fondo pude ver como sus amigos se mastubaban viendo lo que hacíamos. Al ver lo que hacía María pude ver aquel chico poniendo su polla en la entrada de la vagina de esta, que colocándosela bien la introdujo de un golpe mientras María gemía como nunca le había visto. Mi pareja mientras me chupaba las tetas le separé de ellas y le dije. “Déjate de preámbulos y fóllame”, me puse en pie y me bajé las bragas tirándoselas a la cara, me subí un poco la minifalda y colocándome su polla en mis labios vaginales me dejé caer. Siento aquella sensación que sentí cuando me desvirgaron, empecé a botar sobre aquella lanza mientras mis tetas subían y bajaban descontroladas, al momento los dos chicos intercambiaron unas palabras y cambiaron de chica. Yo expuse mi vagina al nuevo chico porque quería ser follada con la mayor rapidez. El la introdujo de golpe, en los siguientes 10 minutos tuve 4 orgasmos, de repente me giré al chico que había sido mi pareja y le dije que quería sentir su leche dentro de mí. Este me folló y al poquito pude notar como dentro de mí alguien abría un grifo de leche calentita. Cuando acabó, su esperma aun salía como un hilillo de mi interior. Cuando ya creía que todo había acabado los 4 chicos que estaban con nuestros novios se levantaron y se dirigieron hacia nosotras,así es que mientras María y yo le chupábamos la polla a uno el otro nos follaba luego cambiaron posiciones y más tarde las dos rotamos por los cuatro, mientras dos de ellos descargaban en nuestras bocas, los otros dos lo hacían en nuestras tetas de forma espesa y abundante. Al acabar, uno de los primeros en follarnos se giró hacia los dos hombre de 50 años y les dijo:
-Señor Matías, señor Paco quieren probar este par de hembras.-
Yo miré a María con cara de perplejidad, sobre todo al verla llena de esperma al igual que yo, pero a esas alturas que más daba ser follada por un par de pollas más. Los abuelos se entretuvieron un rato con nuestras tetas bajando una mano a nuestra vagina, posteriormente se bajaron la bragueta y se sacaron una polla que aunque era de muy buenas proporciones,e staba flácida, después de chuparlas un buen rato se pusieron tiesas, era increíble, estas dos pollas eran aún más grandes que la de los chicos, el glande era grueso y agrietado con un color que parecía a una mora, mientras que el resto era venoso y de piel más áspera, sin duda curtida por la edad y la experiencia sexual. Aquellos dos hombres colocaron sus pollas en nuestros orificios, María y yo empezamos a gemir fruto de la excitación de ser folladas por dos hombres mayores. Mientras nos follaban aquellos dos hombres, no paraban de magrearnos las tetas como si alguien se las fuese a quitar. Al poquito noté como el hombre que estaba con María se corría en el interior de ésta, mientras ella le decía “Descargue y quédese a gusto”. Aquel hombre cuando sacó la polla del interior de María aun tiró unas gotitas sobre el negro pubis de María, ésta se agachó y le chupó la polla a aquel hombre, hasta dejársela limpia. Al momentito sentí como el hombre que estaba conmigo descarga en mi interior. Luego nos vestimos sin ponernos las bragas porque no queríamos mancharlas de esperma.
Esa noche al llegar al motel cuando nos íbamos a la ducha nuestros novios nos desnudaron mirando nuestros cuerpos manchados de blanco, esa noche hicimos intercambio de parejas y hoy en día lo seguimos haciendo. Este relato aunque he emitido lugares, nombres y lo he adaptado para que resulte un poco más atractivo está basado en hechos reales, son unas experiencias que he querido compartir con todos vosotros, aunque a veces me avergüence de lo acontecido.
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