Fui infiel con el pastor de una iglesia cristiana
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Mi esposo y yo estábamos pasando por una etapa difícil, peleábamos muy seguido y hasta habíamos mencionado el divorcio. Yo fui criada en la religión cristiana evangélica y tenía una iglesia a la que asistía con regularidad. Decidí reunirme con el pastor de la iglesia para conversar, confiarle mis problemas y poder escuchar sus consejos.
Yo había empezado a frecuentar esta nueva iglesia probablemente 5 años atrás ya que mi esposo y yo habíamos comprado una casa cerca. El pastor tenía mi plena confianza ya que él era también un hombre casado y cuando iba a su casa a conversar muchas veces su esposa quien tenía una edad aproximada a la mía y su hijo estaban presentes. En ciertas ocasiones ellos no estaban y ambos nos quedábamos solos en su casa, pero su esposa tenía plena confianza en su esposo y en mí.😍
A veces yo iba a su casa después del trabajo y llevaba sandalias y una falda que se me subía hasta la mitad de la pierna cuando me sentaba, yo si me di cuenta que en más de una ocasión el me miro las piernas, y fueron miradas no de pastor sino de hombre. Quizás este fue mi primer error pues no le preste mucha importancia a sus miradas un poco inapropiadas y lo deje pasar por alto.
Una tarde había llegado a su casa como a las 6 y nos sentamos a conversar en la sala. No estaba su familia pero como dije eso era normal. El pastor y yo tuvimos una sesión bastante íntima y fuerte en donde la verdad yo me quebré y empecé a llorar porque sentí que mi matrimonio no tenía solución.
El pastor se acercó y me abrazo para hacerme sentir mejor y consolarme, yo me sentía muy sensible y me deje abrazar muy íntimamente por él. La verdad es que me confié demasiado porque después de unos minutos el pastor se volteo para mirarme a los ojos y me planto un tremendo beso en la boca.
Yo sé muy bien que debí empujarlo inmediatamente pero en ese mismo momento yo estaba pasando por mil emociones también, estaba confundida y frágil emocionalmente. Yo note que él me empujo ligeramente contra el sofá para besarme más apasionadamente y la verdad eso me gusto. Yo quería sentirme bien como mujer y admito que en un momento de debilidad le correspondí el beso en la boca.
Eso provoco que el empezara a acariciarme las piernas y los muslos, yo me deje tocar de esa manera.
Luego de unos minutos más el pastor me metió la mano debajo del vestido para agarrarme el trasero, yo sabía bien en la dirección que estábamos yendo; pero aun así no quise detenerlo, él se puso muy caliente y de pronto sentí sus manos debajo de mi falda tratando de bajarme el calzón.
No voy a hacerme la víctima en lo que sucedió a continuación porque pude muy bien ponerme de pie y ponerle freno a todo lo que estaba pasando, por algún motivo simplemente no lo hice.
El pego su cuerpo al mío y con miles de emociones pasando por mi cabeza sentí que el pastor empezó a meterme su pene.
Todo sucedió tan rápido que juro que ni siquiera tuve tiempo de pensar ni reaccionar a lo que estaba pasando. De un momento a otro el pastor me la había metido toda y estaba encima de mí ya cogiéndome. En ese momento ya no era un pastor para nada, era un hombre súper caliente que gemía despacito disfrutando de mi cuerpo.
Voy a ser completamente sincera en lo que escribo y admitir que en el momento yo también me deje llevar, me existe mucho y si me gusto. Admito que empecé a gemir también, continúe besándolo y lo acaricie con los pies mientras el pastor me la metía con ritmo y con todas sus ganas.
Debido a todos los problemas en casa hacía mucho tiempo que no tenía sexo con mi esposo (algo que también le había confesado al pastor) y si, como mujer se sintió muy rico un hombre agarrándome fuerte por las piernas y haciéndome su mujer de esa manera.
Tengo recuerdos muy vividos del pastor mientras teníamos sexo, no dejo de gruñir, murmurar cuanto le gustaba el sexo y cuanto le gustaba mi cuerpo. No fue abusivo conmigo en ningún momento, por el contrario, el sexo empezó despacio y hasta un poco romántico, quizás por eso me gustó tanto.
Luego de unos minutos si se le salió el lado macho al pastor, me agarro fuerte por la caderas y empezó a metérmela con más fuerza y a decir cosas un poco más sucias, sin embargo eso también me gusto, quizás yo también quería que el sexo se volviera más intenso de esa manera.
Me imagino que el sexo en total duro como 15 minutos y no podía ser más largo porque su esposa podía llegar en cualquier momento. En ese momento yo tenía 34 años y no es por ser vanidosa pero siempre me he esforzado en tener un buen cuerpo, estoy segura que el pastor como hombre se dio muy bien el gusto conmigo.
Su esposa es un poco gordita así que créanme que pensar que el pastor estaba disfrutando del sexo mucho más conmigo que con su esposa era algo que me ponía aún más caliente mientras lo hacíamos. Cosas horribles que pensamos las mujeres.
Tan pronto término de venirse el pastor se puso de pie y empezó a disculparse. La verdad es que yo también empecé a disculparme pero creo que por dentro ambos sabíamos que lo mejor era hacernos los tontos y asegurar que fue un error para no tener que admitir ni afrontar lo que hicimos.
Yo estaba tomando pastillas anticonceptivas así que no estaba preocupada que el pastor se había venido dentro de mí, aunque mientras estuve de pie empecé a sentir el semen derramándose por el interior de mis piernas.
Busque mi calzón que estaba tirado a un lado del sillón, me lo puse y salí nerviosa por la puerta sin decir nada más. Tan pronto salí a la calle estaba rogando que no me vaya a cruzar con la esposa quien podía llegar en cualquier momento.
Después de aquella tarde por supuesto que no regrese nunca más a los servicios de aquella iglesia ni mucho menos a las charlas con el pastor en su casa.
En realidad nunca más lo volví a ver, no porque lo culpara o porque me sintiera victima porque como conté, en todo momento yo hubiera podido detenerlo, simplemente me hubiera parecido hipócrita cualquier charla que le hubiera escuchado decir a partir de ese día.
Me hace sentir un poco mejor también el saber que mi infidelidad siempre va a permanecer en secreto porque estoy segurísima que lo último que este pastor desearía seria que alguien se enterara de lo que paso aquella tarde en su casa. Su boca en realidad debe estar mucho más cerrada que la mía.
Sigo casada, no volví a ser infiel y si a veces mi esposo y yo todavía tenemos discusiones, pero creo que he aprendido a lidiar con esos momentos de una mejor forma y hasta podría admitir que haber sido infiel esa tarde me hizo recapacitar un poco sobre mi relación.
No creo que voy a querer volver a pedirle consejo a un pastor, creo que estoy mejor conversando de estos problemas de parejas solo con mis amigas.
By: Kathy 💋
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