Verano del 2005

Me llamo Patricia, tengo 19 años y soy de Madrid. Antes de todo, debo decir que como buena Escorpio que soy, me encanta el sexo. Mis hormonas me controlan por completo… soy muy caliente, y me excito fácilmente. Me encanta practicar cibersexo, ver películas porno, y como no masturbarme a todas horas. Pero pese a esto, no he tenido muchas relaciones sexuales ya que soy un poco tímida. Mido 1.70, soy delgada, tengo un bonito cuerpo, mis medidas son 85-62-93 soy castaña de pelo rizado y largo, ojos grandes y verdes, y una boca bonita, con labios carnosos, pero no excesivamente grandes. Mis pechos son normales, un poco pequeños para mi gusto, aunque debo reconocer que tengo un bonito escote.

Lo que os voy a contar, sucedió este verano en mi pueblo. Eran las fiestas, y durante una semana, de lunes a domingo, todos nos dejábamos llevar por el alcohol y la música. Los primeros días, entre semana, la fiesta se tomaba mas relajadamente, ya que solo guardábamos fuerzas para el fin de semana, cuando el pueblo se llenaría de gente de los pueblos de alrededor. El viernes, me vestí todo lo sexy que pude, faldita negra muy corta con volantes, camiseta blanca de tirantes con un escote bastante generoso, y sandalias blancas. Me veía realmente bien. Después de pasar unas horas bebiendo con todas mis amigas, nos fuimos a la discoteca. Allí nada mas entrar, note como las miradas masculinas se iban posando en mi… nos colocamos en mitad de la pista de baile, y allí sin ningún tipo de reparo, comenzamos a balancearnos al son de la música. Estaba con mi amiga Isa hablando de la cantidad de chicos nuevos que había.

- Acabo de echarle el ojo a un chico - dijo Isa riéndose - Esta noche cae, seguro.

Y es que tanto Isa como yo, andábamos con ganas de pillar un chico, porque hacia ya tiempo que no nos follaban como era debido.

- Yo creo que también he encontrado a uno…- le dije mirando fijamente a un morenazo que estaba bailando con otros amigos detrás de ella - Mírale, esta detrás de ti.

Isa se dio la vuelta y se encontró con el objeto de mi deseo. Un chico de 1.80 aproximadamente, moreno con los ojos oscuros, una sonrisa perfecta y una cara de niño malo, que gustaba a cualquiera. Aparentaba tener 23 o 24 años. Él se percato rápidamente de mi presencia, y para mi alegría, no me quito ojo. Al verme observada por el, comencé a moverme mas sensualmente, le echaba sonrisas picaras, miradas furtivas… y la cosa fue dando resultados, ya que el se empezó a arrimar a mí, y respondía con las mismas miradas y sonrisas picaras. Mi amiga Isa hacia lo mismo con el chico que le gustaba y cuando me quise dar cuenta, ella ya le había atacado, y estaba hablando con él. Como no me apetecía quedarme bailando sola me fui a la barra a pedir algo. No me di cuenta, de que el morenazo me siguió. Y mientras estaba en la barra esperando a que me sirvieran, note como alguien se ponía justo detrás de mí. Sentí un aliento en mi oreja, y una polla durísima clavándose en mi culo. Gire la cabeza, ya q con el otro detrás no podía moverme mucho más, y le vi a él. Al morenazo. Me le quede mirando a los ojos con una sonrisa picarona en mis labios.

- Pensé que te me ibas… - me dijo sin despegarse ni un milímetro de mi - ¿Como te llamas?.

- Patricia, ¿y tú? - le dije mientras me apoyaba en la barra con los antebrazos y me subía ligeramente a la barra.

Para hacer esto, me tenia que poner de puntillas, echar el cuerpo hacia adelante y sacar culo… situación que el aprovecho perfectamente, ya que se acoplo mejor a mi. Yo notaba su polla en todo su esplendor contra mí; mientras rodeo con un brazo mi cintura.

- Me llamo Alberto, encantado de conocerte - y mientras decía esto, me dio dos besos en el cuello.

Para aquel entonces, yo ya estaba bastante excitada… el alcohol había hecho efecto, y estaba totalmente desinhibida. Y las miradas con Alberto, y mi imaginación habían hecho el resto.

- ¿Quieres tomar algo? - le dije mientras notaba que su mano, se metía por debajo de mi falda, y acariciaba mis nalgas.

- La verdad es que hay una cosa que me apetece muchísimo... - me dijo mientras su mano se deslizaba hacia delante. Llego hasta mi minúsculo tanga, y empezó a acariciarme por encima de el.

Mi respiración se hizo mas agitada, ya que el notar la polla de un desconocido clavada en mi culo, su mano en mi coñito, y su boca tan próxima a mi cuello, me estaba poniendo a mil. Además estaba el morbo añadido de que nos podía ver cualquiera. Los camareros estaban muy liados atendiendo a toda la gente que se arremolinaba alrededor de la barra, y no me hacían caso… así que estaba dispuesta a irme, cuando una de las chicas me vio, y yo pedí lo que quería. Alberto, seguía con su mano en mi culo, y con la otra me abría ligeramente las piernas, para intentar tener un mayor acceso a mi coño. Cuando lo estaba consiguiendo, yo ya tenía mi bebida, y como pude me di la vuelta. Entonces quede frente a el, y por primera vez pude verle de cerca. Su polla ahora se clavaba contra mi coño, y sus manos se posaron en mi cintura.

Cogí un par de pajitas que había sobre la barra y las metí en mi cubata. Sabía que podía calentarle aun más si jugueteaba con ellas en mi boca. Y vaya si lo conseguí… juguetee con la lengua sobre las pajitas, con mi mano, las manejaba para llevarlas a donde yo quería… y todo sin dejar de mirarle a los ojos. El no decía nada, solo me miraba, con la boca semiabierta y me clavaba su polla.

- ¿No te apetece jugar con algo un poco mas grande? - me dijo sacándome las pajitas de la boca.

- No estaría mal… - dije yo mientras le sonreía - La verdad es que aquí dentro tengo mucho calor… ¿porque no vamos fuera?.

Él no me contesto, simplemente sonrió y me cogió de la mano, sacándome fuera de la discoteca. Allí, fuera sin decirnos nada, me empujo contra una pared y comenzó a besarme apasionadamente. Debo decir que pocas veces me habían besado así… su lengua se encontraba con la mía, luchaba con ella para ganar terreno… me mordisqueaba la lengua, y los labios. Me besaba el cuello, con una intensidad que me volvía loca.

Viendo que las cosas se estaban calentando en exceso, me lo quite de encima como pude, y le lleve de la mano, a una de las calles más oscuras de mi pueblo, calle en la que no hay casas, solo pequeños establos vacíos, donde iba todo el mundo a follar. El picadero, vamos. Ya allí, y apoyados de nuevo en otra pared, volvimos a besarnos sin decirnos nada. Él rápidamente metió una de sus manos, debajo de mi escasa falda. Yo le facilite el trabajo y me abrí de piernas para que pudiera tocar todo lo que quisiera. Rápidamente se dio cuenta de lo mojadísima que estaba. Estábamos tan calientes que no nos hacía falta ningún tipo de juego previo.

Aparto con sus dedos mi tanga, haciéndolo a un lado, y dejando al descubierto mi coño mojadísimo, y totalmente depilado. Él se desabrocho sus pantalones, y saco de ellos una polla magnifica… mediría por lo menos 23 centímetros y era muy gruesa, estaba a poca distancia de su estomago, la erección era total, estaba tan excitado, que tenia un color violáceo, y las venas se le notaban muchísimo. La punta de esa enorme polla estaba muy brillante, muy mojada. Entonces Alberto, me cogió en vilo, y sin previo aviso, me la metió de un golpe, hasta el fondo… Solté un grito, ya que hacia tiempo que no follaba, y desde luego, nunca lo había hecho con una polla de ese calibre. Me sentí totalmente llena de carne, sentía mis labios totalmente abiertos. Notaba esa enorme polla dentro de mí, súper caliente, moviéndose a un ritmo muy elevado.

Nunca me habían follado así…mientras me envestía ferozmente, su boca se hundía en mi pecho, y me mordía las tetas por encima de la camiseta. Sus mordiscos me hacían daño, pero era un daño que me causaba muchísimo placer. Yo soy de las que no pueden evitar gritar y gemir como locas mientras las están follando, y desde luego esa vez tampoco me cohibí. Mis gemidos solo hacían que excitar a Alberto, que no paraba de resoplar, y de gemir entrecortadamente. Yo ya había tenido un orgasmo, ya que el simple hecho de metérmela, me supone un placer intensísimo que acaba, como no, en muchas contracciones de mi coño, y un escalofrió que me recorre por entera. Al poco de tenerlo yo, note como Alberto, aumentaba más el ritmo, si cabe, y al segundo estaba corriéndose, llenándome el chocho de su espesa y caliente leche.

El se quedo dentro de mi unos instantes, para recuperar el aliento. Yo esperaba que su polla perdiera volumen, pero no lo hizo. Cuando la saco, estaba totalmente dura, y empapada de nuestra corrida. El ver esa enorme polla de nuevo, me hizo abalanzarme sobre él. Él se apoyo en la pared, y yo me quede agachada para limpiarle la polla de toda la corrida. Al agacharme, note como todo la leche que me había dado, escurría por mis muslos, me sentí la más puta de las putas, cosa que me encanto. Me agache enfrente de el, tenia la polla justo enfrente de mi boca… y antes de metérmela en la boca, para limpiarle, me le quede mirando desde abajo. Le lance una mirada, lo más sucia que supe, y al instante me lance a chupar esa enorme polla que tanto me gustaba. La cogí por abajo, y la sujete para llevármela a la boca. Comencé con un suave besito en la punta, poco a poco fui abriendo los labios, para ir arrastrando el semen vertido, a mi boca… paseaba la lengua intentando recogerlo todo, y dejarle la polla impecable, después de varios lametones, me la metí en la boca. Era tan grande, que pese a todos mis intentos, no me cabía.

Comencé a mamársela, succionaba todo lo posible, y mi lengua hacia círculos muy, muy rápidos en su glande. Mientras se la comía, le miraba a la cara, para ver como se mordía los labios, como abría la boca dejando escapar gemidos entrecortados. Mientras, mi mano se movió como pudo, para bajarle del todo los pantalones y los bóxer que llevaba, para tener un mayor acceso a sus huevos y a su culo. Le toque los huevos, y estaban durísimos… comencé a masajearlos, para que me dieran toda la leche que guardaban, después pase la mano hasta su culo… tengo las uñas largas, y le acaricie con ellas la zona que va desde los huevos, al ano… él respondió enseguida a esta caricia, gimiendo mas fuerte, y en pocos segundos, se estaba corriendo en mi boca. Intente tragármelo todo, pero era increíble la cantidad de semen que estaba soltando, no pude evitar que me resbalara por la comisura de mis labios, y fuera cayendo por todo mi cuello, llegando incluso a mis pechos.

Seguí chupando hasta que no salio ni una gota mas de esa polla, y chupe y chupe para dejársela bien limpia. Cuando terminé, el me cogió de los brazos y me puso de pie, junto a el. Comenzó a besarme como un loco, y se deslizo por mi cuello, y escote para comerse todo el semen q yo había dejado escapar, ese detalle me puso mas caliente de lo que estaba, ya que me encanta chupar bien una polla. Yo estaba muy caliente, y necesitaba que el me devolviera el favor, cosa que no tardo en hacer, ya que me tiro al suelo, y me abrió de piernas… yo estaba como loca sentir esa polla dentro de mi y le pedí, que por favor me follara.

- Tranquila preciosa… tenemos toda la noche para nosotros… antes quiero hacerte unas cosillas - me dijo, mientras metía su cabeza entre mis piernas, y bajo mi falda, me saco el tanga con los dientes… lo había hecho muy despacio, y se tomo su tiempo, pudiéndome acariciar con su nariz todo mi coño. Para aquel entonces yo no podía más.

- Quiero sentir como tu polla me taladra… quiero que me folles como si fuera una puta.

El metió la cabeza bajo mi falda, y comenzó a morderme los muslos… su cabeza se deslizaba muy lentamente, pero seguía un movimiento ascendente que terminaría en mi coño. Estaba tomándose su tiempo, y a mi cada vez me estaba poniendo mas y mas caliente, después de estar un rato torturándome, paso su lengua por toda mi rajita… su lengua se deslizaba haciendo presión sobre la entrada de mi coño, y sobre mi clítoris, que estaba súper hinchado, y pedía guerra… con una de sus manos, me agarraba de una pierna, para que me abriera todo posible, mientras que la otra estaba en mi culito, masajeando mis nalgas. Al poco tiempo, note como metía un dedo en mi culo, cosa que no habían hecho antes y que me encanto… su dedo se movía lentamente, haciendo movimientos circulares, para que mi culo se acostumbrara y se dilatara. Estaba que no me lo creía… me estaba dando una follada increíble con su lengua, una lengua muy dura, y larga, mientras que con una mano, me acariciaba y pellizcaba el clítoris, y con la otra me follaba mi culo virgen. Mis gemidos pronto le indicaron que me iba a correr, así que aumento el ritmo, y al poco tiempo estaba tragando todos mis flujos.

No pude decir nada… estaba exhausta, nunca había tenido una corrida como esa… cuando me incorpore sobre mi misma, vi. Como Alberto, me miraba satisfecho. Me acerque a el, y le bese, saboreando los restos de mi corrida. Pese a todo, seguía muy caliente, y no quería que la cosa acabara ahí, así que me quite la camiseta, y el sujetador, y deje libres mis tetas, las cuales tenían los pezones durísimos, y muy erguidos… Alberto no tardo en abalanzarse sobre ellos, para seguir chapándolos y mordiéndolos desesperadamente. Dirigí mi mirada hacia su polla, y allí la vi… tan dura y tiesa como la primera vez. Necesitaba sentirla dentro de mi, otra vez y así se lo dije…

- Alberto, por favor…Méteme la ya… quiero que me folles… fóllame.

- Si gatita, ahora mismo te la meto… te voy a follar de tal manera, que mañana no vas a poder ni andar, ni sentarte.

Y se tumbo encima de mi, me puso las piernas encima de sus hombros, y elevó mi cadera hasta la suya, note como su polla se deslizaba muy fácilmente, debido a mis flujos, por toda mi rajita… estuvo jugueteando un rato con mi clítoris. Yo me corrí dos veces durante su juego, y de pronto note como un dedo se metía en mi culo… no pude evitar contraer el esfínter, a lo que el respondió con movimientos circulares para acomodar mi culo. Mientras me iba introduciendo más dedos en el culo, paseo su polla hasta mi coño… del que no paraba de salir flujo, y comenzó a presionar muy suavemente para metérmela. Tenia una polla tan gorda, que notaba como mi coño se abría al máximo… al ir tan despacio, todo lo sentía mas, y por un momento pensé, que me estaba desgarrando… gritaba y gemía como nunca lo había hecho, y Alberto se unió a eso gritos, ya que mi pequeño agujero le estaba presionando mucho la polla, y estaba retirando por completo la piel que le recubría. Al final, cuando tenía la polla metida a la mitad, me la saco, muy lentamente, para volver a metérmela solo hasta la mitad. Pese al dolor inicial, me estaba gustando muchísimo, ya que estaba siendo follada por el culo, y por el coño como nunca.

Alberto siguió un rato metiéndome ese enorme trozo de carne, solo hasta la mitad, hasta que de pronto me la metió hasta el fondo de una sola embestida, en ese momento, se me escapo un alarido que estoy segura que se escucho en todo el pueblo, me estaba rompiendo por la mitad, mientras ya, tenia tres dedos metidos en mi culo. Creía que me iba a morir, nunca había sentido tanto placer… así, siendo follada tan salvajemente, me corrí varias veces, y cuando el estaba a punto de hacerlo, me la saco, me dio la vuelta rápidamente, y sin decirme nada, me la metió por el culo.

Si antes pensaba que me estaba desgarrando, en ese momento me sentí rota por completo, al principio sentí un dolor quemante, pero con sus embestidas, cada vez mas violentas, el dolor se fue transformando en placer… un placer increíble, mientras me follaba por el culo, me estaba metiendo 4dedos por el coño, mientras yo no paraba de pellizcarme el clítoris… al final acabe corriéndome una vez mas. Lo hice a la vez que el, que se corrió en mi culo. Se quedo dentro de mí un rato, se apoyo contra mi espalda, recuperando las fuerzas que durante una hora y media habíamos gastado. Mientras estábamos así, notaba como salía todo el semen por mi culo… cuando Alberto se retiro, para sacármela note como sacaba con ella una enorme cantidad de leche. Alberto se tumbo a mi lado, y mientras descansábamos pude observar como por fin, esa enorme polla perdía volumen y dureza.

- Esto tenemos que repetirlo - le dije cuando recupere el aliento.

- No te preocupes gatita… mañana tendré el juguetito bien cargado para darte todo lo que quieras.

Y con una promesa de repetirlo al día siguiente, nos despedimos. Él se llevo consigo mi tanga, y yo me fui a casa, como el bien me había avisado, andando muy dificultosamente, y notando como tanto mi corrida, como la suya me resbalaba por los muslos.