En el metro de Madrid

Mi nombre es Olga y tengo 18 años os voy a contar lo que me ocurrió un día normal temprano en el metro de Madrid. Quiero empezar diciendo que soy morena de ojos negros piel ligeramente oscura mido 1,65 cuerpo definido pues practico patinaje, ojos verde claro y cara de niña buena lo que más me gusta de mí es mi culito duro y prieto y mis amigos dicen que soy guapa, la verdad me gusta sentirme que me halaguen.

Esa mañana como todas el maldito despertador sonó las 7:30, abrí los ojos me retocé un poco por la cama y me levanté. Me quite las legañas de la cara de un brinco me levanté me quité el camisón azul celeste regalo del novio de mi madre un poco picaron, pero nos llevamos bien, me quite el tanguita rojo que llevaba abrí el armario y saqué el uniforme, una mini falda negra y si se llama así digamos que es por que la recorté un poquito, una blusa blanca y un tanguita lila siempre lo uso me gusta es más cómodo y un sujetador azul cogí también una toalla y me envolví en ella y me dirigí al baño al abrir la puerta de mi habitación apareció Carlos el novio de mi madre.

- Buenos días Olga

Como siempre acarició mi larga melena de pelo revuelto yo estiré la cabeza para arriba y me dio un dulce beso en los labios, la verdad creo que le gusto un poco, siempre nos dábamos un piquito. Envuelta en la toalla abrí la puerta del baño, la cerré y me dirigí al bidet antes de ducharme siempre me gustaba lavar mi conejito que todas las mañanas se despertaba pegajoso, las mujeres me entenderán mejor que nadie.

Me quité la toalla y la dejé caer la suelo, abrí mis esbeltas piernas con unos muslos duros sobre el bidet, abrí el grifo y la sentir el potente chorro de agua tibia chocar contra mi chochito un escalofrío recorrió todo mi cuerpo cogí el jabón todavía temblando y unté mi pequeña mano de dedos finos y suavemente la acerque a mi coñito frotándolo mientras un chorrito de agua iba abriéndose paso en busca de mi clítoris, yo introducía suavemente un dedo de arriba abajo dándome un placer inimaginable, mis pezones que eran del color del chocolate se pusieron duros, empecé a frotarlos suavemente con la otra mano mientras mis dedos alcanzaban mayor velocidad y se metían más dentro tenía que morderme el labio inferior para no gritar de placer no quería que me escucharan. Mi cuerpo se convulsionaba, apoyé un brazo en la pared y con un gran espasmo me corrí, es uno de los mejores dedos que me hice esta semana. Me levanté todavía excitada con el coñito palpitante cogí un poco de papel y me sequé.

Uffffff me escocía un poco, suavemente lo sequé, me levanté y me dirigí a la ducha cogí jabón y lo unte en las palmas de mi mano y lo pase por todo los rincones de mi perfecta anatomía, la pasé suavemente por los pechos, por mi tripita y mi ombligo adornado con un bonito pirsing, pasé las manos por mis ingles un poco doloridas por haber abierto tanto las piernas, mi conejito todavía un poco inflamado no lo toqué, cogí más jabón y lo pasé por mi culito durito y prieto como gusta a la gente. Más de una vez lo habían tocado disimuladamente en el metro, pero lo que pasó esa mañana fue pura magia, tomé el champú y lo unté frotándolo fuertemente por todo mi pelo una vez que mi pelo chorreaba, salí de la ducha, me envolví en la toalla y me sequé tomé mi tanguita levanté los pies y lo pasé entre mis piernas hasta que quedó perfectamente encajado en mi coñito y la tira se metía por la raja de mi culito, me puse también el sujetador, la faldita y la blusa, salí del baño y me dirigí a la cocina con el pelo suelto y todavía húmedo para desayunar, de repente veo que Carlos se me acerca por detrás.

Pasa su mano por mi pelo y me agarra de la cintura firmemente y me susurra la oído ummmmm que bien hueles. Me aparte se estaba acercando demasiado me senté en la mesa Carlos se sentó enfrente de mí y no me quitaba la vista de encima, crucé las piernas aunque no estaban al alcance de la vista de Carlos. El tiró la cucharilla al suelo entonces cuando se fue agachar fui mala y abrí las piernas para que pudiera ver mi tanguita y vamos que no he visto tardar tanto a nadie para recoger una cuchara, cuando se levantó le eché una pícara sonrisa, terminé de desayunar y me fui hacia el metro para ir a mi instituto. Cuando bajé al andén como supuse estaba lleno de gente y encima venía con retraso por culpa de una avería así que cuando llegó íbamos como latas de sardina, me puse cerca de donde está la puerta para entrar enseguida, cuando llegó el maldito metro dejé salir a la gente y entre como pude, me llevaron casi la final y me quedé apoyada en la puerta final de repente sentí la respiración de un chico en mi nuca, supe que era un chico por que con su mano rozó mi culito, pero al arrancar el metro el iba más al descaro porque con la palma de las manos me tanteo.

No sabía que hacer, apartarme de ahí no podía, además su fragancia era riquísima llegamos a la siguiente estación a mí me quedaban unas cuantas en la siguiente noté su paquete en mi culito duro y prieto pegué un respingo, pero no hice nada, su mano se apoyó en mi espalda justo donde esta el sujetador, pasó se dedito por toda mi espalda de arriba abajo, luego hasta mi cintura y la subió por mi nuca un escalofrío recorrió mi cuerpo, se apretaba más y más y de repente el metro se paró, pude sentir su miembro erecto apretándose contra mi, parecía que nadie se daba cuenta y yo no podía reaccionar en vez de sentirme incomodada me estaba gustando, de repente se atrevió a más y besó mi cuello, yo ya no pude reaccionar al sentir sus labios carnosos y húmedos sobre mi cuello pasando suavemente la lengua, la gente se debió pensar que éramos dos enamorados, de repente sus manos bajaron hacia mi cintura apretándome más contra él, podía sentir su polla como se ponía más y más dura su lengua se paseaba por mi nuca y yo me humedecía más, abrí un poquito las piernas para que él pudiera ir en busca de mi conejito, se apartó un poquito y pasó sus manos por mi culo, me susurró al oído: que culito tan durito y bonito, sus manos se escaparon por debajo de mi falda en busca de mi conejito, me apartó mi tanguita con una mano y con la otra fue en busca de mis pechos, me levantó mi sujetador y empezó a pellizcarme mis pezones cerré los ojos y sentí como se ponían duros.

Su mano se fue hacia mi conejito discretamente depilado y empezó a subir y bajar sus dedos por mis labios que se iban abriendo, poco a poco introdujo despacito sus dedos aún lo tenía hiper sensible después del dedazo que me había hecho, le dije que por favor tuviera cuidado y él me susurró cariño no te preocupes lancé mi mano hacia su paquete y se lo agarré, sentí que tenía una polla grande y poderosa, el pegó un suspiro y me dijo tranquila mi niña estamos en un sitio público, apartó su mano de mi conejito me di la media vuelta y mis ojos negros se quedaron reflejados en unos ojos verdes, le susurré la oído que no quería ser penetrada aquí, me volvió a dar la media vuelta acarició mi culo volvió a meter la mano debajo de mi falda, acarició mi conejito ya empapado, sus dedos entraban y salían ya sin dificultad cerré los ojos agarré su paquete, bajé su cremallera y cogí su polla y empecé a bajar su capullo arriba y abajo mientras sus dedos se metían más y más adentro y su lengua besaba mi cuello, de repente un espasmo recorrió mi cuerpo, me quedé temblando, el metro se paró y solo oí un susurro que decía hasta mañana morenita y una mano que se metía por debajo de mi falda untándome su semen por mis dos fuertes glúteos. Había sido un sueño creo que no porque la prueba estaba en que mi tanga estaba empapado en mis flujos y mi culo untado de lefa, jamás había sentido nada igual, así no podía ir a clase por lo menos a primera hora así que me volví a casa y me cambié.

En el trayecto de nuevo al trabajo estaba pensativa en lo que me pasaría mañana. A la mañana siguiente me desperté completamente empapada, mi coño estaba chorreante y mis pezones duros como el acero había tenido un sueño muy, pero que muy húmedo, me levanté me quité el camisón y todavía caían gotas de flujo al suelo, me duché y unté body milk por todo mi cuerpo, me puse una faldita y esta vez un tanguita negro transparente y un sujetador a juego y perfume de vainilla saludé a Carlos y me dijo niña donde vas tan guapa y al darme el pico una de sus manos apretó fuertemente mi culito me aparté y desayuné, me fui al metro, al llegar al andén unas manos grandes taparon mis ojos y un olor inundó mi nariz y un susurro en el oído me dijo quieres pasarlo bien sígueme cogí su mano y era un hombre guapo de 180, fuerte, unas manos grandes, ojos verdes preciosos, unos labios que invitaban a ser besados y un culito duro y prieto me cogió de la mano y me llevó hasta un coche donde los dos nos sentamos en la parte de atrás. Al arrancar el coche la pasión se desató, empezó a besar mi cuello, luego mi boca busco la suya entrelazando nuestras lenguas, mi mano pasó por su torso, la suya me desabrochaba los botones de la blusa de un rápido movimiento me desabotonó el sujetador, acarició mis pezones y sus labios fueron en busca de ellos, yo estaba fuera de mi, el conductor de vez en cuando miraba por el retrovisor, me abrió las piernas y empezó a acariciar mi chochito por encima de mi tanga, me susurró la oído que estaba empapada, es cierto mi chochito estaba chorreando y de repente paró, me abrió más las piernas y metió su cabeza entre ellas para que su lengua recorriera toda mi rajita. Cerré los ojos y su lengua se metía cada vez más y más, empezó acariciarme con un dedo en busca de mi clítoris y lo introdujo suavemente ¡¡¡aaaah!!! Grité de pura pasión, le susurré al oído entre jadeos que tuviera cuidado que era virgen paró y en sus ojos vi un brillo de felicidad, agarró mi cabeza y besó fuertemente mis labios y me susurró al oído que no me preocupara.