Mi cita con Jorge un lindo chico

Pasaron dos semanas después hasta que recibí una llamada telefónica de Jorge, decía que no se había atrevido a llamarme para no tener problemas con su amigo Adán. Le pregunté el motivo de cual sería la molestia de Adán si me llamara, a lo que él respondió que había quedado impresionado por mi manera de comportarme con ellos en nuestra cita anterior y que no dejaba de pensar en mi. Le dije que para mi también había sido una experiencia única y que me gustaría repetirla, a lo que él contestó: "mira, es por eso que no me atrevía a llamarte, porque no me gustaría tener problemas con Adán si te digo que quisiera pasar un momento íntimo contigo, pero a solas". Ah, ya entiendo, ¿crees que porque digo que es mi "novio" debo serle fiel? "Pues sí, quizá te cause problemas con él".
Mira, le respondí, tú conoces cómo conocí a Adán y si digo que es mi "novio" es como una manera de corresponder a la amistad que tenemos. No creo que se moleste si nosotros tenemos comunicación. A mi me agradó que me hayas llamado y decirme que no has dejado de pensar en mi.
"Entonces, ¿no hay problema si pudieramos tener un encuentro tú y yo?" dijo Jorge. ¡Por supuesto que no! casi le grité. Él sonrió y me dijo: ¿Sabes? el próximo viernes me quedaré a trabajar horas extras en mi oficina, ese día me quedaré completamente solo y me gustaría que me acompañaras. Le respondí que sí, me dio la dirección y acordamos vernos ese día.
Llegó el viernes de esa semana y todo el día estuve pensando que ropita me pondría para ese encuentro especial. Sabía que a Jorge le había gustado la forma en que me vestí en aquella ocasión y quise darle algo especial. Elegí un conjunto de color negro que consistía en una tanga transparente y que me hacía resaltar las nalgas. Un baby doll también transparente y medias de red con silicón, elegí una peluca rubia que hacía una perfecta combinación. Estaba entusiasmada probandome la ropita cuando sonó mi cel. Era Jorge que me llamaba para recordarme la cita que tenía con él y que solo esperaba el momento para nuestro encuentro. "No te preocupes, ahí estaré sin falta".
Llegada la hora de nuestro encuentro, acudí a su oficina, la cuál ya estaba desierta a esa hora. Jorge me recibió muy entusiasmado y me dijo que me tomara todo el tiempo que fuera necesario para que pudiera vestirme y verme atractiva. Acudí a los sanitarios de su oficina y él se dirigió a su escritorio.
Cuando regresé él se encontraba sentado en su sillón de color blanco y que tenía descansabrazos. Caminé sensualmente hacia él y me dirigió una sonrisa. Me dijo que me veía tal cual se había imaginado para ese encuentro. Él se levantó de su sillón y me acercó para darme un beso. El beso fue largo y profundo y me di cuenta que su respiración empezaba a agitarse. Me soltó por un momento para darme una vuelta y que pudiera admirar la forma en que iba vestida. "Qué rica te ves, realmente tienes unas nalgas que dan ganas de comerselas" me dijo. Iba a darme otro beso pero antes de hacerlo le pregunté: ¿Seguro que ya no hay nadie en estas oficinas? Me dijo que no y que si quería, podía ir a todos los lugares para que yo misma me percatara de que no había nadie.
Confié en su palabra y me acerqué a darle otro beso, esta vez fue con más pasión ya que podía sentir su lengua buscando afanosamente la mía mientras sentía sus manos en mis caderas y yo le acariciaba su verga. Se acercó a mi oído y me dijo que lo que más recordaba de nuestra primera cita era que, cuando le estaba mamando la verga y Adán le preguntaba algo, yo asentía con la cabeza y que ese movimiento le excitaba mucho. Le dije, ahh sí, ya recuerdo, hasta le dijiste a Adán que me siguiera preguntando porque a ti te gustaba cómo movía la cabeza teniendo tu verga en mi boca.
Le dije, ¿quieres que te mame tu verga y me hagas preguntas y te conteste con la cabeza? sí, sí..! contestó. Le tomé la mano y lo llevé a su sillón, le dije que se sentara y yo me arrodillé frente a él, desabroché el zipper de su pantalón y metí mi mano para sacar ya su verga erecta. Saqué mi lengua para deslizarla suavemente desde la base hasta la punta de su verga, emitió un ligero suspiro y al llegar a su cabeza le dí un beso y empecé a succionar de manera que él escuchara cada sonido emitido por mi boca al tener esa riquísima verga. Saqué su verga de mi boca y le dije: "ahora ya puedes preguntar". Jorge sonrió y lo primero que se le ocurrió preguntarme es que si me empezaba a sentir putita. Tomé su verga con mi mano y me la metí en la boca y, tomándola con fuerza pero sin lastimarlo, asentí, moviendo la cabeza de arriba hacia abajo. A él le causó gracia, pero continuó preguntándome cosas que hacían que moviera la cabeza de arriba a abajo o de lado a lado. Seguía chupando esa rica verga y a ratos la masturbaba para que Jorge se sintiera a gusto. Él se acomodó en su sillón y colocó sus manos detrás de su cabeza, de ésta manera podía verme y disfrutar de lo que estaba haciendo con su verga. Seguíamos jugando a que él preguntaba y yo le respondía metiendome su verga en la boca y respondiendole sí o no moviendo la cabeza de acuerdo a su pregunta.
-¿Tienes novio? Sí
-¿Te gusta sentirte hembra? Sí
-¿Quieres dejar de mamar? No
-¿Te gusta acariciar mis huevos? Sí
-¿Quieres lamerlos? Sí
-¿Te invito algo de tomar? No
-¿Ya estás cachondita? Sí
-¿Quieres que te diga lo puta que te ves? Sí
-¿Me vas a dar tu culito? Sí
-¿Te gusta mi verga? Sí
-¿La quieres en tu culo? Sí
-¿Me vas a dejar jugar con tu culito? Sí
No sé cuántas preguntas me hizo Jorge, pero a todas las siguientes le respondía que sí.
Le seguía masturbando su verga al mismo tiempo que le chupaba la punta y podía ver cómo se acomodaba más y más en su sillón con los manos en su cabeza, sabía que estaba disfrutando y yo gozaba como loca esos instantes.
Mi culo ya estaba ansioso por recibir esa tremenda verga que estaba totalmente erecta y Jorge, al notarlo, me tomó de las manos, me levantó y me dijo: ¿Quieres sentarte en mi verga?
Me acomodé de tal manera que quedé frente a él y poco a poco me fui sentando en su verga erecta, al sentir que ya tenía todo dentro de mi, empecé a moverme de arriba hacia abajo, introduciéndome su verga y sintiendo el golpeteo de nuestros cuerpos. Cuando mi culo estaba completamente amoldado a su verga y ésta entraba y salía sin dificultad, tomé los brazos metálicos del sillón de Jorge y empecé a cabalgar en su verga, la sensación que sentía de verme convertida en una rica putita y gozando ser cogida de esa manera me volvía loca de placer... mmmmm...
Gemía con gran pasión de la manera en que me estaba entregando a mi amante de ocasión, sentirme deseada por Jorge y escucharle decir lo bien que la estaba pasando conmigo me motivaba a seguir gimiendo y gritando de deseo... asi, amor... asi... mmmmmm... qué rico me estás cogiendo... siento ese deseo de sentirme cada vez más y más puta... mmmmm, así papacito, así... ahhhhhhh... que rica vergaaaaa.. sigue... sigue...
Pero Jorge me decìa: "pero si eres tú la que está cabalgando.. realmente te mueves como una puta bien cachonda... ahhhhhh... sigue, sigue... anda... muevete más, más, más...!!
Tomé el respaldo de su sillón y me acerqué lo más que pude a Jorge, él empezó a lamer mis pezones y me tomó de las nalgas para poder dirigir mi orificio anal a su enorme verga y que no se saliera de ahí. Ahhhhhh... me gustaba esa sensación de tener los labios de mi amante en mis pezones y el placer de no perder ni un centímetro de su gran verga... mmmmmm... qué rico..! qué rico..! qué rico..!! sólo eso era lo que repetía.
Después de varios minutos de estar así, me solté de sus brazos y volví a arrodillarme para volver a meterme esa rica verga que me estaba llenando de mucho placer... mmmmmm... ahhhhhh... sólo escuchaba los gemidos de Jorge al sentir mis labios y mi boca de nueva cuenta en su verga.
¿Te gusta mamar, verdad chiquita? Asentí con la cabeza... y mientras le chupaba su enorme miembro podía sentir sus manos en mi cabeza y que me dirigía al ritmo que a él le gustaba.... asi, nenita, así... que rica boquita tienes, de putita bien caliente... mmmmmm... ahhhhh... así, así... él sabía lo mucho que me gustaba escuchar esas palabritas que me ponían hasta el límite de mi locura... y más me metía su enorme falo hasta el fondo de mi boca y podía succionar con enorme placer su rica cabeza ya emanando ricos jugos que alimentaban mi enorme pasión... mmmmmm...
Al cabo de un rato él ya no resistió más y, levantándose del sillón y levantándome a mí, me acomodó en el sillón de manera que me arrodilló en él y tomándome de las caderas me inclinó aun más y abriéndome las nalgas me introdujo lentamente su enorme verga hasta el fondo, podía escuchar el golpeteo de sus testículos en mis nalgas paraditas y que hizo que arqueara la espalda en señal de aprobación y de gusto, permanecimos así durante mucho tiempo en la que gozaba como loca ser penetrada de esta manera, sentir las manos de Jorge en mis caderas primero y luego en mis senos me llevó al máximo de placer y que hacía que gimiera como puta y le pedía más y más...
En un momento Jorge quedó inmóvil y, tomámdome con fuerza las caderas, derramó dentro de mi culito una gran dotación de rica leche que tenía acumulada de varios días. Podía sentir cómo esa rica crema se deslizaba por mis nalgas y la verga de Jorge se deslizaba con mayor celeridad dentro de mi culo... al sentir esa sensación de su verga entrando y saliendo sin dificultad y al saber que mi amante había conseguido venirse dentro de mi... pude conseguir que me derramara yo en el sillón de Jorge... mis gemidos de placer llenaron toda la oficina y quedamos exhaustos al mismo tiempo...
¡Qué gran tipo resultó Jorge! lo que pasó después lo contaré en otra ocasión...