Alicia cuenta su primera vez

Autor: Anónimo | 23-Mar

Primera Vez
Pocas cosas me gustan tanto como escuchar a las chicas que he tenido (y a las que no he tenido), relatarme sus historias sexuales (por eso soy lector de esta página, donde busco a las autoras). Aquí intentaré reproducir las historias de Alicia, una chica con quien lo hice en unas vacaciones orgiásticas en Acapulquito, y que unos tres meses después se hizo amante mía. Es una chica deliciosa, y contaré su historia. En otro lado he contado aquellas vacaciones, en las que dije algunas cosas de Alicia, y ahora reproduzco un par de párrafos de aquel relato:

Alicia acababa de cumplir los 19 (por poco se los festejamos en Acapulquito), de facciones muy finitas, ojos color castaño claro, lo mismo que el cabello, casi tan bajita de estatura como Tamara (1:55) y, aunque delgada, muy bien proporcionada. En realidad, había sido una sabia elección, porque me encantaba. A pregunta nuestra, nos contó que había perdido la virginidad con un primo suyo, y que Robert y yo seríamos sus varones número 8 y 9. Le pedí que me contara de los otros, y sonriendo picaramente dijo que sólo los enumeraría: su primo ya dicho; su profe de química en primero de prepa; un novio de 19 años; “dos españoles en Cancún”; Felipe, “aquí presente”; y... “el otro es un secreto”. Ya siendo amantes, empezó a contarme su historia, y esta es la primera:

Miguel, como llamaremos al primo que gozó mi virginidad, era cuatro años mayor que yo, pero antes de contarte de él tengo que contarte de Juan, su hermano, que era un año mayor que yo, porque aunque no cogí con él, no todo en el sexo consiste en meterlo, y añoro aquellos años en que un roce, cualquier cosa, bastaba para enloquecerme. De niños, Juan y yo jugábamos y peleábamos como suele ocurrir entre primos que se frecuentan mucho, y desde por ahí de los 10 años empezamos a curiosear con nuestros cuerpos. Solíamos subirnos a la azotea del edificio donde él vivía, y yo le tocaba su pequeño pene, que se ponía duro, como debe ser, y el observaba y tocaba lo mío. Aquello duró un par de meses, hasta que mi madre se enteró de alguna manera, y me dijo que eso no estaba nada bien, y tal, y lo dejé de hacer.

Pero los toqueteos de Juan y los míos habían despertado mi gusto por aquellas partes “prohibidas” de mi cuerpo, y poco a poco fui descubriendo la masturbación. No extrañé a Juan ni tuve deseos de varón, porque mis dedos me daban más placer del que había tenido en aquellos escarceos infantiles con Juanito, pero pasaron algunos años, y la teoría, las lecturas, los cursos de educación sexual, la calentura de las amigas, fueron despertando mi curiosidad. Como es natural, Juan y yo nos separamos un poco al inicio de nuestra adolescencia (de la suya), pero seguíamos teniendo contacto. El creció y se puso más o menos guapo, y llegó un momento en que no pude menos que preguntarme qué pasaría si aquellos antiguos juegos se reanudaban, y pronto empecé a fantasear con Miguel, mucho más guapo y desarrollado que su hermanito, pero eran, o así lo pensaba yo, meras fantasías que poblaban mi mente cuando me masajeaba el clítoris.

La fantasía dejó de serlo en una tardeada-baile (como se llamaban) de la secundaria. Yo no quería ir sola, pero siendo chaparrita y sintiéndome un poco gordita, y con algunos barros en la cara, parecía que no tendría remedio. Entonces le pedí a Juan que me acompañara, como un gran favor, y que no dijera que era mi primo, y él, que me quería bien, accedió. Como yo había pensado, Juan fue la sensación y la envidia de mis amigas. Le pedí que me besara y solo de sentir su lengua, y sus manos en mi cuerpo, y de saberme observada, me ponía cachondísima, como pocas veces antes. Mis padres pasaron por nosotros al cole, y ese día ahí terminó todo, pero yo me quedé con ganas de más, y al día siguiente, un sábado, recuerdo, fui a casa de mis primos, con el pretexto de pedirle a Juan ayuda para no se qué tarea, y luego de fingir un poco ante mis tíos, le pedí que subiéramos a la azotea de su edificio, como hacíamos mucho, para ver la ciudad, y así empezamos, como de niños, a tocarnos cada vez que nos veíamos.

Jugábamos a ser novios, a ser adultos, arriba de los cuartos de azotea, según nosotros, fuera de la mirada de las sirvientas que lo poblaban (dos o tres). Miguel, mi otro primo, dormía en el cuarto de azotea que correspondía a su departamento y era generalmente arriba de él donde nos tocábamos, a horas en que Miguel estaba en la escuela. Aquellas sesiones consistían en darnos besos y tocarnos, casi siempre el en trusa y yo con la pura falda y las tetas al aire, y las últimas veces, yo le hacía la paja. Lo malo fue que no supe enseñarle a masturbarme o, mejor, me dio miedo llevarle sus manos a mi clítoris (que yo sabía bien cómo debía tocarse), así que llegaba a casa a encerrarme en mi habitación y masturbarme como loca.

Así pasaron como dos meses, hasta que un viernes saliendo de la escuela fui a casa de Juan sin haberle avisado. Al acercarme, vi en la puerta del edificio a Miguel, que besaba a su novia, Lilí, una morena de la Uni que me parecía de lo más guapa. Alcancé a Miguel subiendo las escaleras, ya cerca de su departamento, y le pregunté por Juan. Miguel, tan guapo, que estudiaba arquitectura, no me hacía ningún caso, según creía yo, pero me equivocaba. Miguel me dijo que Juan había salido y no tardaría en llegar, que lo esperara, y entramos al departamento. Ahí estuve diez minutitos hasta que Miguel me preguntó “¿no quieres un refresco, de mi reserva?” Yo, sorprendida –primera vez que me ofrecía algo-, subí con él a su cuarto, y ahí, admiré el decorado del tugurio, y el frigobar del que extrajo una cerveza para él y una cocacola para mí. me senté en la orillita de la cama, viéndolo, admirándolo, cuando él soltó: “¿no jugarías conmigo a lo que juegas con Juan?” De entrada me asusté y le pregunté, tartamudeando, si nos había visto, y dijo que solía pajearse viendo nuestros fajes y juegos, “porque estás muy buena, primita, y eres muy cachonda”. Yo creí que se burlaba, ¿cómo él, tan guapo y tan alto y con una novia tan linda, me decía eso? Viendo que titubeaba, me ordenó (sí, me ordenó) que me parara y pidió “date una vuelta... así”, y acercó su banco hasta tenerme al alcance de su mano.

Los viernes tenía deportes, así que llevaba el uniforme de voleybol, que era lo que jugaba, debajo de la falda a cuadros de la escuela, y estaba sudada y olorosa, y apenas me había dado la media vuelta cuando él me acercó hacia sí, y hundiendo su nariz entre mis pechos, cubiertos por el jersey de deporte, aspiró profundamente y dijo: “hueles a mujer, a sexo, a ganas”. Yo no sabía si tocarlo también, o quedarme parada, pero sí supe que quería “jugar” con él, y terminar lo que Juan había empezado meses antes.

Tras olerme, se separó de mí y me pidió que me descalzara y me quitara la blusa... y el chort que llevaba bajo la falda. Yo con una voz ronca que no reconocí como mía, le dije: “sólo si me dejas verte desnudo”. Cuando él se desnudó por completo, yo obedecí sus indicaciones, quedando sólo con mi falda y mi ropa interior. Mientras me sacaba la blusa y el chort, él se había sentado otra vez y con la mano izquierda empezó a acariciarse muy despacito el pito, una tranca cuyo tamaño empezaba a asustarme. Cuando me hube quitado esas prendas, el me jaló con la derecha y me desabotonó la falda, dejándome parada frente a él, cuya cabeza estaba a la altura de la mía (él mide algo más de 1.80 y aunque yo tenía la misma estatura que ahora, me sacaba cabeza y media), y luego, su mano volvió a subir, desde mi cintura hasta mi nuca, y jalándome, me dio el primer beso de la tarde, rozando apenas sus labios con los míos, y luego introduciendo despacio su lengua entre mis dientes, tocando la mía, todo sin prisas, muy distinto de los torpes besos de Juan.

Hasta entonces moví mis manos, tocando sus hombros, su cuello, sus bien marcados pectorales. Eso no duró mucho, porque me separó de sí y me ordenó que estuviera quieta, y luego de observarme unos segundos, me ordenó que me quitará el bra, y luego me tomó la mano y empezó a besarme los dedos índice y medio. Me los besaba despacito, luego de haberme ordenado (más órdenes, carajo) que no me moviera, y luego se los metió en la boca, recorriéndolos y succionándolos muy despacio, de abajo hacia arriba, y entonces me preguntó: “¿aprendiste? Ahora haz así con mi pito”, y me llevó la cabeza hasta su miembro.

De entrada me dio asco, pero ya estaba bajo su control, y cerrando los ojos, traté de reproducir las maniobras que él había hecho con mis dedos. Con su mano, me obligó a ir despacio, muy despacio, y pronto empezó a gustarme, no el sabor (sabía a algo que luego identifiqué: a flujos de mujer y a semen: el cabrito se había cogido, un rato antes a Lilí. Por eso, también, tardaba tanto, así que más bien, debo agradecerle a Lilí lo que pasó) ni la sensación de la tranca en la boca, sino saber que ahora yo lo tenía a mi merced, que podía morir ahí mismo, y que lo estaba haciendo gozar, como mostraba la tensa rigidez que iban adquiriendo sus muslos y sus nalgas, y los gemidos que dejaba escapar. Eso y las expectativas, sentirlo, pensar lo que me esperaba, me tenían a mí también, muy caliente, y mi panochita empezaba a segregar sus jugos.

No se cuanto llevaba así cuando él me levantó, metió su mano debajo del calzón y, al sentir mi humedad, dijo: “Magnífico, estás lista”, y me bajó la última prenda que cubría mi desnudez. Me acostó, y supe que ya era hora, que dos minutos después perdería aquello que toda mujer bien nacida sueña perder pronto, pero bien. Me hincó en la entrada de mi panochita la dura punta de su verga, y empezó a presionar. Yo sentía cómo se abría paso con una mezcla de emoción intensa, miedo, dolor y placer. Lo tercero fue lo que dominó cuando, luego de varios movimientos de entrada y salida de su punta, sin decir nada, ni advertirlo de manera alguna, me la metió hasta el fondo de un solo golpe.

No pude ahogar un grito, y él me mordió el lóbulo de la oreja y susurró: “aguanta, aguanta”, y se movió suave, muy suavemente, hasta que el dolor fue disminuyendo y el placer regresó. De pronto se quedó quieto, sin haber aumentado el ritmo, y supe que se había venido. Cuando leí, dos meses después, “Arráncame la vida”, supe lo que debí haber dicho: “Estuvo muy bien, pero el final no lo entendí”. No importa que no lo dijera, porque luego me ayudó el mismo Miguel a entenderlo.

Por lo pronto, él se retiró, y me estuvo acariciando los pechos, el estómago, los hombros, hasta que me fui relajando, y entonces me masturbó. Me estaba quedando dormida cuando dijo: “Se va a hacer tarde y tus papás van a preguntar por ti”. Me ayudó a vestirme y antes de dejarme ir me jaló del brazo, me dio un largo beso y me ordenó “ven mañana, antes de comer. Sube sin pasar a ver a Juan”. Me fui a mi casa, adolorida y contenta, ruborosa y llena de preguntas, y claramente dispuesta a obedecerle.

[email protected]

Relatos relacionados

[Confesiones] Era mi primer verano fuera de casa. Estaba estudiando primer curso en la universidad y la oportunidad de un trabajo en la costa, en el pueblo de mis abuelos, durante dos meses me sonaba a gran oportunidad de divertirme y ganar algo de dinero para el invierno. Por suerte mis tíos tenían sitio en casa y mi alojamiento era más cómodo de lo que habría sido si hubiera tenido que pagármelo yo.
01-Jul
17718
Hola, tengo actualmente 28 años, siempre desde mi niñez he sentido atracción por gente de mi sexo, inclusive recuerdo que me gustaba esconderme con mi primito de mi misma edad y nos mamabamos la pijas, pero con el tiempo ya eso se ovidó ya no practicaba el sexo gay, solo era con mujeres. Cuando ya grande a los 25 años me traslade a la capital y empece a trabajar donde tenia full acceso al internet, esto causo que entrata a chat donde hombres buscaban hombres...
03-Nov
47352
Me llamo evelin dayana tengo 25 años y dejenme decirles que no quiero que me juzguen pues me gusta mi vida que llevo de querer estar con hombres muchos mayores, me e acostado con la mayoria de los padres de mis amigas e tenido pretendiente desde pequeña. primero dejenme decirles que que desde esa edad que mencione pese a que era una infante inexperta, reconozco que no tuve buena educacion de parte de mi familia, mi madre es bien vanidosa y vengo de una familia con comodidades donde vi...
09-Jun
16097
Mi emoción era tan grande como mis sentimientos, tenía apenas un mes de haber empezado a estudiar en la universidad y mi gusto por hombres exitosos siempre fue un deseo y anhelo por lo que un ingeniero de minas me propuso para asistir a la fiesta de inicio universitario como su pareja. Era uno de mis sueños cumplidor yo acepte gustosa porque es el sueño de toda jovencita a esa edad seria la envidia de todas, me arregle con gran detalle me puse una falda bien apretada y corta que...
22-Jun
88026
UN FIN DE SEMAN CUALQUIERA PLANEAMOS HACER UNA PARRILA FAMILIAR Y ALGUNOS AMIGO TODO IVA MUY BIEN TODOS BAILANDO TOMANDO YA MI ESPOSA Y YO ESTABAMOS FUUL CULDOS, YA COMO A LAS 12:00 SE EMPEZARON A IR LOS INVIATDOS PERO SOLO SE QUEDO UN AMIGO DE CONFIANZA POR QUE VIVIA MUY LEJOS Y NO TENIA AUTO, BUENOS NOS FUIMOS A ACOSTAR EMPEZE HA BESAR A MI ESPOSA TODA DESNUDA EN NUESTRO CUARTO YA ESTABAMOS SUPER EXITADOS JUGANDO ELLA PENETRANDOME CON SU CONSOLADOR DESPUES LE ESPESE HACER SEXO ORAL Y PERCATAMOS...
26-Feb
81987
[Gays] Llevábamos con Pablo más de seis años de pareja. Como suele pasar en todas las relaciones, con el tiempo uno puede visualizar claramente las muy diferenciadas etapas y procesos, en nuestra pareja sucedía lo mismo. Cuatro años iniciales sostenidos por la afectuosidad y la confianza que un día de pronto comenzaron a formar parte del pasado para darle paso a la pasión, la locura, el desenfreno. Ese giro no era caprichoso. Una situación de infidelidad de su parte puso en evidencia su temperamento y salieron a la luz otras situaciones parecidas hasta ese momento para mi desconocidas. Todo ese pasado de confianza tácita quedó teñido de oscuro.
14-May
18720
Era una mañana y toda mi familia no estaba porque habian salido a visitar a unos familiares solo estaba yo y mi tia con su hija(mi prima) entonces decidi viajar a su cuarto pero primero llame a mi tia y como no me contestaba yo vaje las escaleras lentamente sin hacer ruido entre al cuarto y vi a mi prima tendida en la cama(durmiendo) y estaba sola ahi toda echada con la sabana que apenas la tapaba entonces yo le kite la sabana y tenia una tanga negra bien sexi...
06-Jan
118759
resulta que la esposa de richi es mexicana y trajeron de regalo 3 botellas de tequila, a eso de las 2 de la madrugada ya solo quedaba una y todos estabamos muy high, entre los chascarrillos de alguna manera salio la platica de los años que ellos tenian de conocerse, decian que todo lo habian aprendido juntos, lulu (la mexicana esposa de richi), pregunto si habian aprendido hasta como masturbarse jntos, fito dijo que aunque era dificil de creer a eso de los 12 años los 3 se habian hecho...
08-Apr
21054
El relato que les cuento a continuación es verdadero en su totalidad, mi esposa y yo llevamos 25 años juntos, y desde que éramos novios hacíamos fotos y vídeos eróticos y en muchos lugares, gran.parte en lugares públicos como piscinas, playas y balcones de hotel,parques etc., pronto empezamos a publicarlos en páginas eróticas como top caseras, ahí empezamos a recibir comentarios muy calientes refiriéndose a las cualidades de mi esposa, ella tiene un buen cuerpo, unas tetas grandes con pezones muy grandes, cabello liso y larga,unas piernas hermosas y su...
28-May
894